Desde el 2019 existe en la Ciudad de México un programa de la Secretaría de Medio Ambiente local (Sedema) llamado Altépetl Bienestar, que está hermanado con otros como son: Bienestar para el Bosque, Sembrando Vida Ciudad de México, Bienestar para el Campo y Facilitadores del Cambio. Programas que tienen sin duda, una visión integral del complejo problema ambiental que padece esta capital.
A su surgimiento, Altépetl Bienestar era de por sí ya gigantesco y ambicioso pero para el ejercicio 2022 se adicionaron aún más líneas de acción. Además, en el ejercicio 2023 se amplió otra vez, ahora en el rubro de beneficiarios como facilitadores del cambio y de servicios.
En verdad me parece un esfuerzo loable por parte de la secretaría, sin duda hay mucho recurso destinado no solo a restablecer un equilibrio ecológico sino además promover e incentivar la participación ciudadana. Prueba de ello es lo que se dio a conocer en la Gaceta Oficial al respecto “…se han otorgado un total de 50,437 ayudas económicas directas en los diferentes componentes del Programa, además de apoyos en especie y servicios como: mecanización y renivelación de parcelas, asesoría técnica y capacitación, entrega de composta, dotación de árboles frutales, especies polinizadoras y magueyes, rehabilitación de la red hidroagrícola, huertos y granjas de traspatio, estufas ecológicas, control fito y zoosanitario, apoyo a la comercialización y difusión de los productos, que han beneficiado a 138,369 personas. Se han otorgado ayudas a través de programas de inversión e incentivo anual a 26 núcleos agrarios…”
Pero desde mi punto de vista, este programa ha dividido a la Capital en dos porque esta parcializado y cargado hacia la parte rural de la Ciudad, sin una presencia equilibrada en toda la Ciudad. Es decir, se pusieron todos los huevos en una canasta y se olvidó o se dejó a lo más mínimo, la restauración y preservación de los ecosistemas en las alcaldías más céntricas que son las que soportan más población, gentrificación y contaminación.
La secretaría asegura que uno de los viveros más importantes en el área metropolitana, San Luis Tlaxialtemalco, incrementó su producción de 281 mil árboles en 2018 a 10.5 millones de plantas en 2021; en total el vivero ha producido 26.5 millones de plantas en cuatro años. Con ello, se pasó de 5.3 millones de árboles plantados en el sexenio anterior a la restauración de más de 14,400 hectáreas del suelo de conservación estableciendo 23.1 millones de plantas, árboles forestales y frutales, herbáceas, polinizadoras, arbustivas, frutillas y magueyes. ¿No se podría destinar una cuarta parte de esta producción a la parte urbana de la Ciudad? ¡Vaya que se necesita! Y.no me refiero a camellones con Lavandas o Lantanas que terminan secandose en algunos meses, sino a árboles endémicos nativos que sean regados regularmente para poder crecer y dar todos sus beneficios.
Creo que una verdadera política ambiental a la que el tema de la austeridad le es ajeno, debe ser balanceada y beneficiar a todas y todos los habitantes capitalinos. Este enorme presupuesto que se ha otorgado a Altépetl Bienestar y que cada año se incrementa (como ellos mismos lo alardean), debería de estar mejor distribuido en un suelo parejo como dice el dicho popular.
Por ejemplo, en la Alcaldía del corazón de la Ciudad, la Cuauhtémoc, hay una deforestación y tala constantes por parte de la administración local y la Sedema brilla por su ausencia, aunque tenga su sede en el Zócalo capitalino. Al parecer, no hay presupuesto o éste es mínimo, para rescatar, rehabilitar y reforestar parques, alamedas, plazas y banquetas.
En particular, una de las colonias más densamente pobladas de esta alcaldía es la Santa María La Ribera que en el último censo cuenta con más de cincuenta mil habitantes. En dicha zona, sólo hay un área verde, la Alameda del Quiosco Morisco, que está completamente abandonada. La fila de pipas formadas día y noche, para llevarse el agua, secaron el pozo local y el subsuelo. Los árboles son talados frecuentemente con el pretexto de que están secos o enfermos pero el riego es raquítico y no reforestan. Una fracción considerable de área verde, fue tomada por los dueños de mascotas para que los canes hagan sus necesidades y eso ha erosionado y acabado con plantas y arbustos.
Esto aunado a que programas tan beneficiosos como este no son dados a conocer a la mayoría de la población porque no hay una campaña mediática de prevención o conciencia ecológica para que los ciudadanos cuiden y/o implementen la población arbórea de la Ciudad.
También ayudaría, ya que se trata de un multiprograma integral, tocar el grave problema de detener el crecimiento de la mancha urbana, que es el tema de fondo. Me parece fundamental para la Ciudad de México que este programa no se aborde sólo desde una óptica de lo rural, sino también desde una lógica urbana, que es lo que hace que haya una enorme inequidad en el tratamiento de esta problemática por parte de la Sedema.
Hago hincapié de que no se trata de disminuir o degradar esta iniciativa sino de equilibrar, de atraer también recursos para que la ciudadanía capitalina reciba ya el beneficio que conlleva el respeto a sus derechos humanos. Derechos que están ligados al disfrute de áreas verdes (en donde por cierto, los árboles están enfermos, existe sobrepoblación de roedores y no hay programas de riego).
En conclusión el bello, noble y millonario programa estrella de la Sedema y el gobierno de la Ciudad Altépetl Bienestar, pareciera estar enfocado sólo a zonas rurales en la capital como son las alcaldías Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta. Pero nosotros los habitantes de las zonas urbanas también tenemos derechos y obligaciones que quisiéramos, en algunos casos ver implementados y en otros casos quisiéramos más información y campañas masivas para valorar y cuidar de nuestro pedacito de Madre Tierra.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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