Los desfiguros de la derecha se volvieron tan repetitivos, cansados y hasta aburridos que agotaron nuestra capacidad de asombro ante las necedades. Es cosa de todos los días ver, leer y escuchar la gritería de los infames que defienden lo más aborrecible que le ha sucedido políticamente a este país como son los partidos que se ocultan detrás de la constelación de mafias dolosamente llamada “marea rosa”.
En el impudor de su borrachera declarativa, se atreven a llamar “narcopresidente” a López Obrador cuando cuentan entre sus filas a Felipe Calderón, cuyo secretario de Seguridad Pública está preso en los Estados Unidos por narcotráfico y cuya hermana “Cocoa” se llevaba de tú con “La Tuta” (“Cocoa” le hablaba a “La Tuta”, le pedía favores. Yo lo denuncié y Calderón mandó matarme: Lemus. https://www.sinembargo.mx/17-12-2019/3697912). Desvergonzados como son, lanzan a Tim Golden, ProPublica y Anabel Hernández a soltar acusaciones insostenibles contra AMLO.
Mentiras son, pero verdad es que al PRI sí que le viene de lejos el linaje del narco y lo trae en su sangre como “(un) posible precedente sentado por (Miguel) Alemán: parece que se benefició del tráfico de drogas, en su caso del opio”, asegura Andrew Paxman en el libro Los gobernadores. Caciques del pasado y del presente (Grijalbo, 2018). Y con esa carita manchada por las lágrimas del narcotráfico el prian solicita el voto.
Vergüenza tras vergüenza, incansable, la derecha miente para dar la impresión de que le importan los asuntos públicos, cuando lo único cierto es que defiende su corrupción, lastimada por la política de la 4T. Forma una “Comisión independiente sobre la pandemia de Covid 19” que concluye previsiblemente con un informe desfavorable al Ejecutivo. Falsifica una “propuesta” “ciudadana” y “apartidista” como una cortina de humo detrás de la que operan los despreciados partidos que integran al Prian y la llama “marea rosa” para engañar a los que suplican ser engañados para tener algo y a alguien que los acompañe en su clasismo.
La derecha requiere una dosis diaria de autoengaño para volver menos devastador el informe de su desastre electoral que le entregarán las urnas el próximo 2 de junio. El placebo que mengüe en la derecha los dolorosos daños que se le infligieron al sacar el presupuesto de sus abusivas y corruptísimas manos. El breviario donde encuentra consuelo a su desamparo presupuestal la desaseada corte de los milagros integrada por periodistas, académicos, comentaristas y científicos sociales. La derecha que reclama un desahogo a la pena de haber perdido el protagonismo social.
Para aumentar el desconcierto donde los conservadores dan fallidos palos de ciego sin ton ni son, el presidente López Obrador les lanza anzuelos a los que se prenden como si en ellos les fuera la vida. Les da lo menos y ellos entregan lo más.
Por ejemplo, propone que los fideicomisos del Poder Judicial se inviertan en la reconstrucción de Acapulco y de inmediato se organiza una marcha para no entregar ni un centavo. Demuestra la corrupción de María Amparo Casar al cobrar indebidamente una voraz pensión por viudez y rápidamente intelectuales y periodistas salen a defenderla y a mostrar el cobre del que están hechos porque si evidencian a uno los evidencian a todos. ¿Esperaba el presidente que sus reclamos encontraran una respuesta sensata? Por supuesto que no, porque no es tan inocente. Pero consiguió su objetivo: mostrarlos tal como son, sin disfraz.
La última mentira a la que le apuesta la derecha, ese clavo ardiendo al que se agarra para no caer al vacío, es generar un ambiente de inquietud que les permita judicializar los resultados de la votación del próximo 2 de junio, que claramente no les favorecerá. Afirma que a causa de la violencia existen amplias zonas del país donde no hay condiciones para votar, o que hay atentados en contra de opositores, o que será una elección de Estado.
Patrañas y cuentos para dormir inocentes que se vendrán abajo si acudimos a votar masivamente a favor de los partidos que integran la coalición “Sigamos Haciendo Historia” para poner en práctica el Plan C. Porque es el pueblo el que otorga la legitimidad a un gobierno, no lo que determine un puñado de traidores e intrigantes agazapados en instituciones corruptas.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios