Como si no hubiera sido bastante destructor Otis, en Acapulco y rumbo a la Costa Grande de Guerrero, y como su sus efectos no fueran a devastar la economía de quienes viven del turismo del puerto, tenemos que lidiar con la muy destructiva desinformación de todos los que animadamente se suman a las campañas que promueven varios medios de difusión de la peor intención.
A inicios de la semana anterior, los pronósticos que una tormenta tropical golpearía costas guerrerenses, de Acapulco a Zihuatanejo, no alertaban sobre un posible huracán, porque justamente, los servicios meteorológicos de México y el mundo, preveían una depresión tropical, que para comprender en qué se diferencia del huracán categoría 5 que finalmente fue, hay que ver los siguientes datos:
De acuerdo con la información tomada del Servicio de Meteorología Nacional de la NOOA, del gobierno de Estados Unidos, Un ciclón tropical es un sistema giratorio, de nubes y tormentas que se origina sobre aguas tropicales o subtropicales y tiene un centro de circulación cerrado en los niveles bajos de la atmósfera. Los ciclones tropicales rotan en contra de las manecillas del reloj en el hemisferio norte. Estos son clasificados como:
Depresión Tropical — Un ciclón tropical con vientos máximos sostenidos de 38 mph (33 nudos) o menos.
Tormenta Tropical — Un ciclón tropical con vientos máximos sostenidos de 39 a 73 mph (34 a 63 nudos).
Huracán — Un ciclón tropical con vientos máximos sostenidos de 74 mph (64 nudos) o más fuertes. En el Pacifico Noroeste, los huracanes son llamados tifones; tormentas similares en el Océano Indico son llamadas ciclones.
Huracán Intenso — Un ciclón tropical con vientos máximos sostenidos de 111 mph (96 nudos) o más fuertes, correspondiendo a las Categorías 3, 4 ó 5 en la Escala de Vientos de Huracán de Saffir-Simpson
En nuestro vecindario (el Atlantico y el Caribe), la temporada de ciclones y huracanes, va del 1 de junio al 30 de noviembre, siendo los meses más agudos de agosto y hasta fines de octubre.
Ahora bien, las diversas agencias climáticas del mundo y de la UNAM (el Instituto de Ciencias de la Atmósfera), han acusado asombro ante la muy veloz transformación de la tormenta tropical al huracán de mayor categoría, por sus vientos, siendo algunas de las probables causas, el fenómeno conocido como El Niño, y el aumento de varios grados centígrados en las aguas superficiales del océano, pues se registraron hasta 30° y en solo 9 horas, los vientos arreciaron hasta en rachas de 270 kilómetros por hora, borrando del mapa, literalmente, todo lo que encontraron a su paso en el paradisiaco puerto que tanto hemos querido los mexicanos.
Pero hay que tener varios puntos contextuales en esta historia. No solamente los que se refieren al cambio climático, que sí son urgentes de revisar, sino los que tocan directamente a los actos de corrupción de gobiernos locales y federales de otros sexenios, que permitieron, contra toda lógica, la erección de edificios enormes, con materiales frágiles ante los vientos, sin valorar que además, es una zona de altísimo riesgo sísmico. Además, el desordenado desarrollo de colonias a las faldas de los cerros y cerca de cauces de ríos, que lógicamente sufren los daños inmediatos de los deslaves de tierra que baja y cubre las viviendas y las calles. Aquí, tendremos que exigir que la reconstrucción tenga en cuenta la vulnerabilidad del puerto y la seguridad de la gente, para evitar que se vuelvan a cometer los mismos errores, siendo que los pronósticos dicen que cada vez serán más frecuentes estos fenómenos violentos de la naturaleza.
En segundo lugar, las nuevas narrativas con que los medios de difusión contrarios a la Cuarta Transformación, están pullando a la gente para que crezca su descontento -natural y lógico-, tras un evento tan imprevisible como Otis. Cierto, que las personas, muchas veces no creen que las desgracias que se presagian vienen tan fuertes, y se quedan en casa en protección de sus pertenencias, pero en esta ocasión, las autoridades locales (presidencia municipal), envió carros de voceo a alertar a la población, sólo que las 4 horas entre que se determinó el posible grado 5 del huracán fueron insuficientes para que se pudieran ir a resguardar a los refugios. Se creía, además, que iba a pegar de lleno en las primeras horas de la mañana del 24 de octubre de 2023, y no a media noche, así que difícilmente podría haberse evitado lo ocurrido, porque la gente no habría tenido tiempo para guarecerse de las consecuencias de Otis.
Por último, ha sido tan nefasta la campaña de desinformación, que ha ido del #NoDonen, a inventar que la Sedena, Guardia Nacional y la Marina están secuestrando todos los vehículos particulares o de alguna dependencia, que transporten víveres y ayuda, para “ponerse el sombrero” metiendo las cosas en cajas del gobierno, para subir a Claudia en la campaña. Tanto así, que algunos de esos medios han intentado frenar la catarata de mentiras, quizá cobrando un poco de conciencia sobre el daño que se genera a la gente que es víctima del huracán, pero peor aún, de los medios que no tienen mayor ambición que diseminar el pánico sobre “un gobierno que no ha respondido”, de acuerdo con las exigencias de personajes que no ayudan, que se desobligan de sus responsabilidades como informadores, y que no comparten ni un mendrugo de pan, porque prefieren manejar un discurso en lugar de ser solidarios.
La manera de responder ante desgracias así no tiene un manual de operaciones, pero es claro que esta administración tiene como principal misión atender las necesidades primarias de la población más vulnerable y por ello, desde el primer momento hay presencia permanente de las fuerzas armadas que no solo hacen labores de búsqueda, rescate y limpieza, sino de orden, de repartición de los víveres, medicinas y productos donados por la población para evitar el acaparamiento o las consabidas promesas que suelen darse en coyunturas de este tipo. También ha acudido el Presidente dos veces en la semana, para organizar a sus secretarios, revisar la aplicación de los trabajos asignados y, por supuesto, dar la esperanza al pueblo de Guerrero para que sepan que no están solos.
Es una verdadera pena que, encima de todas las desgracias, haya que gastar tiempo y esfuerzo para desactivar estas campañas de odio que, a fin de cuenta, son contra el pueblo.
Ánimo, Guerrero, que en tu nombre llevas la fuerza. Pronto te veremos de pie, brillando y siendo la hermosa joya del pacífico mexicano que siempre has sido.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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