Estados Unidos ha querido curarse en salud filmando una serie de películas sobre el Ku klux Klan. Desde Mississipi en Llamas, hasta Los mejores enemigos, pasando por Malcom X, e Historia Americana, en todas ellas el discurso de los líderes racistas es el mismo que ahora utiliza Trump en cada una de sus apariciones públicas.
Las palabras de Trump propias de un bravucón de secundaria que quiere peleare con todos a la salida y resulta que al final no pudo porque su mamá pasó por él. Más allá de la forma de altanería está la similitud con los discursos más radicales de los 70, cuando debía demostrarse con micrófono en mano y frente a las cámaras de televisión, que había una raza superior dueña del mundo.
Así como sucede con los peleoneros de la secundaria es más la fama que la verdad, porque para nadie es un secreto que Trump es más temido fuera de sus fronteras que adentro, donde conocen sus alcance y limitaciones.
Se trata de un ídolo de barro cuya consistencia depende de los medios, pero en realidad es mucho más frágil de lo que aparenta.
Publicista frustrado de sí mismo, decadente defensor del neoliberalismo agónico, Trump, engaña con lo que puede, es decir con los no menos decadentes medios de información a su alcance.
Las empresas que apostaron por su candidatura por mantener una relación de amistad con Musk, han perdido millones de dólares por sus gracejadas arancelarias, les ha creado un hueco financiero irreversible de 598 mil 150 millones de dólares en las empresas vinculadas a Elon Musk, como Miriam Adelson y Kelcy Warren, que de manera directa o a través de triangulaciones oscuras que apoyaron a la Casa Blanca. Se trata de una cantidad superior a la tercera parte del PIB de México.
Otra de las empresas es Energy Transfer LP, que comercializa gas natural, que preside Kelcy Warren, amigo del peleonero teórico, desde la difusión de sus discursos, ha perdido 17 mil millones de dólares, equivalentes a 24.3 por ciento de su valor de mercado.
Esto sin contar los casi 6 millones de personas que han salido a las calles a protestar por su política de adolescente inexperto e ignorante.
La preocupación por la migración de Trump, ha quedado atrás, dejó a sus vaqueros a que traten a los migrantes como reses y eso, para una persona que se considera superior, es suficiente.
El tiempo le da la razón a su ignorancia política, que muestra desconocer el momento que vive, situación que se dibujaba desde que se postuló a la reelección. Trump se aferra a lo que sabe, que no es mucho, y para hacer de su llegada al poder un negocio redondo, vendió lo cargo en su gabinete al mejor postor.
La obsesión de Trump radicaba en el auge económico de un país que tiene al borde de la quiebra y al que no le quedará más alternativa que solicitar crédito, que aplaza la recuperación de aquel falso imperio que forjaron sus antecesores a sangre y fuego.
Los participantes en las protestas callejeras en diferentes ciudades de Estados Unidos temen que haya un tercer periodo y además del daño que hace a la economía doméstica su capricho, la preocupación de los estadounidenses radica en que no regrese, incluso que ya se vaya de la Casa Blanca.
Al final habrá arrepentimientos y condonaciones, perdones divinos y postergación, amenazas y condicionamientos, pero queda el discurso racista para la historia, el mensaje imperdonable de un intento por regresar al pasado que todavía algunos quieren que vuelva, como sucede en México, donde hay grupos y partidos políticos conservadores que hubieran querido tener en su historia un Ku klux klan.

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