Un avión Antonov An-24 con cerca de 50 personas a bordo se estrelló este jueves en la región de Amur, en el Extremo Oriente de Rusia. Las autoridades confirmaron que no hubo sobrevivientes.
La aeronave, operada por Angara Airlines, cubría la ruta entre Blagoveshchensk y Tinda, cuando perdió contacto durante un segundo intento de aterrizaje en el aeropuerto de destino. El fuselaje fue hallado en llamas, a 16 kilómetros de Tinda, en una zona boscosa y de difícil acceso.
De acuerdo con el ministerio de Situaciones de Emergencia ruso, más de 150 socorristas participan en las labores de recuperación. El Comité de Investigación abrió una pesquisa por un posible incumplimiento de normativas aeronáuticas.

Entre las víctimas se encontraban dos menores de edad, seis tripulantes, cinco empleados de los Ferrocarriles Rusos y un ciudadano chino, según datos oficiales. El presidente Xi Jinping expresó sus condolencias a su homólogo Vladimir Putin tras conocerse la noticia.
El avión, fabricado en 1976, tenía su certificado de aeronavegabilidad extendido hasta 2036, pero este accidente pone en la mira la seguridad aérea en zonas remotas de Rusia, donde los trayectos aéreos son esenciales ante la falta de conectividad terrestre.
Este siniestro se suma a una serie de accidentes aéreos en 2025, lo que aumenta la presión sobre el gobierno ruso para revisar las condiciones operativas de las aerolíneas regionales.
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