En los humedales de Jalisco sobrevive una joya diminuta: la tortuga Casquito de Vallarta. Su rareza la convirtió en objeto de deseo en China, donde pagan hasta medio millón de pesos por ejemplar. Mientras el tráfico la empuja a la extinción, una cría llamada “Migaja” encarna la esperanza de que la vida aún puede renacer.
Apenas mide 10 centímetros, pero su valor en el mercado negro alcanza hasta medio millón de pesos. La tortuga Casquito de Vallarta, descubierta en 2018 y considerada la más pequeña del planeta, se encuentra al filo de la desaparición por el auge del tráfico ilegal de fauna silvestre, impulsado por coleccionistas en China.
En los humedales del Valle del Río Ameca, entre Jalisco y Nayarit, sobreviven apenas entre 200 y 300 ejemplares de esta especie microendémica. El crecimiento urbano, la destrucción del hábitat y la caza furtiva han reducido su territorio a unas 10 hectáreas. Durante un recorrido, ambientalistas de Estudiantes Conservando la Naturaleza A.C. hallaron trampas clandestinas con cinco tortugas listas para ser traficadas. “De no haberlas rescatado, ahora estarían en una pecera en China”, lamentó su director científico, Taggert Butterfield.
El negocio es millonario. Mientras los cazadores locales reciben alrededor de 20 mil pesos por ejemplar, las redes internacionales obtienen ganancias que superan los 500 mil pesos en el extranjero. En la plataforma china Douyin equivalente a TikTok, proliferan videos de usuarios mostrando tortugas Casquito como símbolo de estatus, especialmente los machos, identificados por una mancha amarilla en la nariz.
La codicia ha llegado incluso a los centros de conservación. En diciembre de 2024, falsos inspectores de la Profepa robaron 40 ejemplares del Arca de Conservación Casquito de Vallarta, en el Centro Universitario de la Costa, y un mes después regresaron por más. A pesar de que los hechos fueron grabados, no hubo sanciones, lo que refleja la impunidad que protege a los traficantes.
Sin embargo, en medio de la tragedia, surge un símbolo de esperanza: “Migaja”, la primera tortuga Casquito de Vallarta nacida bajo cuidado humano en el Zoológico Guadalajara. Con apenas 2.1 centímetros y 2.8 gramos al nacer, representa la posibilidad de recuperar a una especie que agoniza. “Es diminuta, pero significa mucho para la conservación”, afirmó el director del zoológico, Luis Soto Rendón.
Expertos advierten que este caso resume la llamada Sexta Extinción Masiva del Antropoceno, provocada por la acción humana. Mientras Migaja crece en un tanque vigilado día y noche, los científicos y conservacionistas insisten en que el reto no es solo salvar una especie, sino detener el mercado ilegal que está vaciando los ecosistemas mexicanos.

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