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  • El avance de la ultraderecha y el abismo autoritario en América Latina

    El avance de la ultraderecha y el abismo autoritario en América Latina

    América Latina asiste a una peligrosa y acelerada reconfiguración de su panorama político

    La derecha tradicional ha sido eclipsada por el ascenso fulgurante de la ultraderecha, una fuerza que ha sabido capitalizar el hartazgo ciudadano, la crisis económica y el fracaso de la izquierda para garantizar orden y seguridad

    Esta nueva marea no es un mero péndulo ideológico, sino un fenómeno profundamente antiliberal y, en muchos casos, hostil a las instituciones democráticas, que se distingue por la radicalidad de sus posturas.

    La tiranía del estilo y la influencia global

    La retórica de la ultraderecha es la de la confrontación total.

    En el plano global, la sombra de figuras como Donald Trump ha marcado la pauta de un estilo de liderazgo polarizante, que opera por fuera de la corrección política, desdeña a los medios de comunicación y utiliza la polarización como principal herramienta de movilización.

    Este modelo, replicado en la región de Latinoamérica, se caracteriza por un populismo de extrema derecha que, aunque utiliza mecanismos democráticos para llegar al poder, muestra un desprecio estructural por los contrapesos institucionales. Sus discursos de “antiprogresismo” y “anticorrección política” no solo buscan frenar avances en derechos sociales —como el aborto o el matrimonio igualitario—, sino también deslegitimar a la oposición, a la que presentan como una “casta” corrupta o una élite globalista.

    El fenómeno del orden autoritario: Bukele y Milei

    En la región, dos casos ilustran con claridad esta ola. El fenómeno Nayib Bukele en El Salvador demuestra cómo la inseguridad puede ser instrumentalizada para debilitar la democracia

    Con un liderazgo personalista y un uso intensivo de las redes sociales, Bukele ha concentrado un poder inédito, justificando un estado de excepción permanente bajo el argumento del combate a las pandillas, en abierto desafío a la separación de poderes. Su éxito electoral ha convertido su modelo en un referente del populismo autoritario de derecha, donde la eficacia se impone sobre los derechos humanos y las libertades civiles.

    En el Cono Sur, la victoria de Javier Milei en Argentina representa la versión más extrema del ultraliberalismo. Su ascenso fue impulsado por una crisis económica profunda y un discurso incendiario contra la “casta política”, acompañado de políticas de shock económico y una agenda ultraconservadora en lo social. 

    Milei encarna una ruptura radical, no solo económica, sino también ideológica, al buscar desmantelar el Estado de bienestar y el pacto social, en favor de un individualismo extremo.

    El golpe más reciente: la victoria de José Antonio Kast en Chile

    La consolidación de esta tendencia se reflejó recientemente en Chile, un país que hasta hace poco vivía un giro progresista

    La victoria de José Antonio Kast, líder del Partido Republicano, marcó un retorno abrupto al conservadurismo más duro.

    Kast, abogado ultracatólico y defensor del modelo económico heredado de la dictadura de Augusto Pinochet, capitalizó el descontento social, especialmente en temas de seguridad y migración.

    Su triunfo evidenció la efectividad de una campaña centrada en el orden público, los valores tradicionales y la crítica frontal a la izquierda. La llegada de Kast a la presidencia, como el primer dirigente de ultraderecha desde el retorno a la democracia, confirma que esta ola radical no es un hecho aislado, sino una fuerza transversal que obliga a los movimientos progresistas a una revisión urgente de sus estrategias, antes de que las conquistas sociales de las últimas décadas sean irreversiblemente desmanteladas.

    En definitiva, la ultraderecha en América Latina han avanzado mediante la polarización, la promesa de mano dura y la explotación del miedo, poniendo en jaque el equilibrio democrático regional y abriendo un capítulo incierto en la historia política del continente.