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    TV Azteca y El Universal se alían

    Por Ricardo Sevilla

    El Eje Ealy Ortiz – Salinas Pliego

    En el epicentro del periodismo corporativo, Juan Francisco Ealy Ortiz (dueño y presidente de El Universal) se ha encargado de construir un pernicioso imperio de influencia.

    Ealy Ortiz se jacta de formar parte de diferentes organizaciones periodísticas.

    Una de ellas es la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP)

    Sin embargo, su pertenencia a la SIP revela una agenda que trasciende lo informativo.

    De hecho, detrás de esta relación existe un patrón de “solidaridad corporativa”.

    ¿A qué me refiero? Le explico:

    La SIP no solo defiende la libertad de prensa, sino que actúa como un escudo diplomático para empresarios bajo fuego estatal, como es el caso de Ricardo Salinas Pliego.

    Con sede en Estados Unidos, específicamente en Miami, la SIP ha emitido comunicados donde dice estar “preocupada” por las críticas gubernamentales hacia Grupo Salinas. Lo que el organismo omite decir es que estas descalificaciones han derivado de un conflicto fiscal histórico: una deuda que supera los 63 mil millones de pesos al fisco mexicano.

    Y aquí es importante decir que la “libertad de expresión” se utiliza como un eufemismo para proteger el patrimonio de un deudor sistémico.

    El “Networking” del horror

    Hay algo curioso: para atraer socios, la SIP ofrece una moneda de cambio invaluable: el acceso a redes y contactos. No obstante, sus archivos de “casos de éxito” incluyen a figuras que representan las antípodas de los valores democráticos.

    Y es que esta organización dice a sus socios, para engatusarlos, que sus afiliados han tenido acceso a la opinión directa de líderes políticos como Augusto Pinochet, Bill Clinton, Oscar Arias, etcétera.

    Pero le digo quienes han sido estos flamantes consejeros que tanto presume el SIP. Ahí le van:

    El expresidente estadounidense Bill Clinton, quien tuvo una relación extramatrimonial con la becaria Monica Lewinsky, lo cual llevó a Clinton a un juicio político (impeachment) por perjurio y obstrucción de la justicia.

    El expresidente de Costa Rica, Oscar Arias, quien, en 2019, fue denunciado por varias mujeres, quienes lo denunciaron por abuso sexual y violación. Arias, cabe recordarlo, fue criticado por impulsar una reforma constitucional que le permitió volver a la presidencia en 2006, rompiendo la tradición de no reelección en su país.

    Augusto Pinochet, responsable de una dictadura marcada por torturas, ejecuciones y desapariciones.

    Y aquí observamos una amalgama de intereses donde los dueños de los medios (Ealy Ortiz), los magnates financieros (Salinas Pliego) y los organismos internacionales (SIP) forman una casta cerrada. El objetivo no es informar, sino mantener el statu quo que les permite operar por encima de la ley.

    Lamentablemente, el discurso de la “libertad de prensa” se convierte en una herramienta ideológica. Cuando el Estado intenta cobrar impuestos, la élite lo traduce como “persecución política”. Es un uso instrumental del lenguaje para proteger intereses privados.

    Tristemente, nos damos cuenta de que la SIP es el club secreto donde los dictadores cenan con los periodistas.