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  • Sergio Ángel Soriano Buendía: el policía que salvó a Alicia y a Jazlin de la explosión en Iztapalapa

    Sergio Ángel Soriano Buendía: el policía que salvó a Alicia y a Jazlin de la explosión en Iztapalapa

    En medio del fuego y el caos de la explosión de una pipa de gas en el Puente de la Concordia, el oficial Soriano cargó a la pequeña Jazlin y acompañó a su abuela Alicia hasta un hospital; ambas siguen hospitalizadas tras graves quemaduras.

    El miércoles 11 de septiembre, una explosión en Iztapalapa produjo un escenario de miedo, humo y fuego. Entre la confusión, Sergio Ángel Soriano Buendía, policía segundo de la Policía Bancaria e Industrial (PBI), corrió sin dudar hacia el peligro. Lo primero que sintió fue la onda de calor y el olor a gas quemado, pero su instinto lo llevó hacia la avenida, donde encontró a Alicia Matías Teodoro, de 49 años, protegiendo con su cuerpo a Jazlin, su nieta de apenas dos años.

    Hace años, en 2015, conocimos a Sergio Ángel Soriano, quien fue el protagonista de la noticia en la que un policía honesto se volvió viral por devolver más de 42 mil pesos a su dueño original. Hoy su nombre vuelve a sonar, pero esta vez como el héroe que cargó en brazos a Jazlin, la resguardó y la llevó hasta un hospital tras el accidente de la pipa. “No soy un héroe, solo hago mi trabajo”, declaró Ángel.

    Fue muy duro porque yo también tengo una bebé”, confesó Soriano en una entrevista. La niña aún tenía parte de su ropa encendida. Con rapidez, y sin pensar en su propia seguridad, le aplicó primeros auxilios y, junto con su cuñado, quien apareció en medio del caos en una motocicleta, trasladó a Jazlin al hospital. Luego regresó por Alicia, quien sufrió quemaduras de tercer grado en más del 98% de su cuerpo y por ahora permanece sedada. 

    El oficial recuerda la escena con lágrimas contenidas: “Ver a Jazlin así, y a la abuela quemada, te pega más de lo que imaginas. No lo pensé, solo actué”. A sus 18 años de servicio asegura que nada lo había preparado para una emergencia de tal magnitud. Era apenas su primera semana en el Cetram de Santa Martha, pero su valentía quedó grabada en la memoria de todos los presentes.

    Sergio prefiere no llamarse héroe: “Quiero agradecer a los vecinos y comerciantes que ayudaron. Arriesgaron su vida escarbando entre el polvo y el fuego para salvar a otros”. Su acción demuestra que, incluso en los momentos más oscuros, la solidaridad y el valor humano pueden iluminar la tragedia.