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  • Amenazas del padre de Mauricio Tabe generan indignación, pero no es la primera vez que panistas muestran su lado más agresivo y clasista

    Amenazas del padre de Mauricio Tabe generan indignación, pero no es la primera vez que panistas muestran su lado más agresivo y clasista

    Daniel Tabe, padre del alcalde panista de Miguel Hidalgo en la Ciudad de México, ha provocado la indignación de miles de personas en redes sociales, ya que el dueño de la taquería “Don Eraki”, amagó con un cuchillo a un trabajador de la Ciudad de México, que en compañía de sus colegas, acudieron a clausurar el negocio debido a diversas irregularidades.

    Pero esta no es la primera vez que militantes de Acción Nacional, dejan ver su lado más agresivo en contra de ciudadanos que, la mayoría de las veces, solo tratan de hacer su trabajo en tiempo y forma, teniendo a veces que enfrentarse al rostro más clasista y cruel de la derecha mexicana que se siente intocable.

    Sandra Xantall Cuevas Nieves, alcaldesa de Cuauhtémoc, Ciudad de México, es una de las máximas exponentes de la prepotencia, primeramente por el caso que casi le cuesta su cargo de elección popular, ya que en el mes de febrero de este año, la edil fue señalada de agredir a dos policías de la capital.

    Los denunciantes mencionaron que fueron llamados a una reunión con Cuevas, en donde ella y miembros de su personal, les retiraron los radios y los agredieron tanto física como verbalmente, generando una investigación en donde se acusó a la funcionaria de cometer los delitos de privación de la libertad, abuso de autoridad y robo, quedando libre de cargos tras dos disculpas públicas que le obligaron a dar.

    En abril, Lía Limón, edil de la alcaldía Álvaro Obregón, también en la Ciudad de México, fue acusada de que elementos de su policía local, a la cual llaman “Blindar”, golpearon brutalmente al vecino Francisco Alvaro, que denunció el retiro de una mampostería en la colonia Belen.

    Al grabar a los funcionarios de la alcaldía, éstos llamaron al cuerpo de seguridad, llegando 12 uniformados que atacaron al ciudadano, para luego tratar de fabricarle delitos de agresión, llevarlo al ministerio público de la demarcación y también ante las autoridades de la alcaldía Miguel Hidalgo.

    Además de su privación de libertad, le robaron articulos como dinero, su reloj, teléfono e identificaciones, para posteriormente ser torturado por los policías, lo que derivó en varias denuncias contra Limón y el actuar de sus elementos.

    Los seguidores del PAN no se quedan atrás y en días recientes expresaron infinidad de comentarios clasistas y racistas en contra de más de 250 mil personas que acudieron a ver el concierto gratuito de Grupo Firme en el Zócalo de la Ciudad de México, el cual deleitó a los fans de la popular banda norteña.

    Varias cuentas de Twitter, que presumen ser de “oposición”, lanzaron comentarios como “nacos, piojosos, bestias y mugrosos” contra quienes acudieron a la capital a ver a una de sus bandas favoritas.

    Usuarios de las redes sociales que se declaran en contra de AMLO, fueron los principales en lanzar comentarios clasistas en contra de las y los asistentes, lo que generó que referentes de la izquierda e incluso el Presidente, condenaran tales expresiones.

    Con el reciente caso de los Tabe, la derecha conservadora, ha vuelto a llamar la atención, ya que sin temor a ser rechazados por aún más gente, salen ahora en defensa de la agresión perpetrada ayer, en donde el padre del alcalde, colocó un cuchillo en el cuello de un trabajador que cumplía en tiempo y forma con las actividades que le asignaron.

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  • “No hay ninguna razón para que alguien se sienta superior y que exista este racismo”: AMLO tunde a conservadores

    “No hay ninguna razón para que alguien se sienta superior y que exista este racismo”: AMLO tunde a conservadores

    Este lunes, el presidente Andrés Manuel López Obrador, fue informado sobre las declaraciones de la actriz de Televisa, Laura Zapata, quien lanzó una serie de mensajes clasistas en contra de las y los mexicanos que reciben apoyos del Gobierno de México.

    Y es que durante un programa de Atypical Te Ve, la actriz criticó rudamente a la población por pedir y recibir apoyos mensuales, polémicas declaraciones con las que concordó el fundador del canal, Carlos Alazraki.

    Ante esto, el mandatario, mencionó que es normal este tipo de expresiones en los tiempos de transformación que se viven en México desde 2018, ya que antes ese tipo de ideología estaba soterrada y no se expresaban abiertamente.

    AMLO mencionó que no hay razones para que alguien se sienta superior y que no haya espacio para expresiones racistas, aclarando que la raíz del racismo y de la discriminación en México radica en que el “invasor” negó las culturas de los “dominados”, para justificar el abuso y la represión.

    El líder del Ejecutivo Federal, aprovechó para mencionar los nuevos contenidos que habrá en los planes de estudio de la Secretaría de Educación Pública, y que han entrado en prueba piloto en 30 escuelas de cada una de las entidades federativas.

    López Obrador señaló que se los temas como el racismo o clasismo, serán abordado para cuestionarlos, además de que habrá una educación científica y humanista, además de que en su gobierno se han rescatado a las normales rurales, las cuales han ayudado a miles de jóvenes de escasos recursos a acceder a la educación superior.

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  • Odio racial

    Odio racial

    El pasado sábado 14 de mayo, un joven de 18 años mató a 10 personas afrodescendientes en un supermercado de Búfalo, en Estados Unidos, y dejó, al menos, tres personas heridas. Según las últimas declaraciones del victimario, su motivación fue un profundo odio racial hacia la comunidad afrodescendiente, a la cual pretendía seguir atacando.

    Más allá de dar cuenta sobre este horrible crimen en sí, lo cual ya se ha hecho en los medios de comunicación internacionales, me interesa reflexionar sobre el racismo, un problema social que no es exclusivo de la sociedad estadounidense, sino que está presente en todas las sociedades occidentalizadas, incluida, desde luego, la mexicana.

    Apenas, en las dos columnas anteriores, señalaba que el racismo, al igual que el clasismo, sexismo, edadismo, capacitismo y cualquier tipo de esencialismo que cause discriminación y exclusión hacia un grupo de personas, son problemas sociales que, lejos de erradicarse, han perfeccionado sus mecanismos de reproducción y operación. Uno de esos mecanismos ha sido el ocultamiento, es decir, el pasar de las manifestaciones discriminatorias y excluyentes explícitas a las implícitas, ampliando, con eso, sus detestables efectos. Hasta hace poco, se solía pensar que en México no existía el racismo, que era un problema de la sociedad estadounidense, como lo mostraban sus películas. Pero, investigadoras e investigadores, como Mónica Moreno Figueroa, Yasnaya Aguilar y Federico Navarrete, nos han ayudado a evidenciar el profundo racismo que se ejerce hacia las comunidades de nuestros pueblos originarios y la población afromexicana. Esta última, reconocida como tal, apenas en el 2019.

    Asumir que una persona o grupo de personas, por su origen geográfico o por sus rasgos físicos o culturales, es de una u otra manera, como si fuera cosa esencial, es pensar de manera racista. El problema no radica en la construcción del otro como diferente -lo cual, quizá, sea inherente a la consciencia individual humana-, sino que esa diferenciación comporte discriminación y exclusión. La idea de raza, es decir, de una diferenciación genómica entre grupos y seres humanos, ha sido ampliamente desmentida por la ciencia. Más allá de ciertas características físicas, producto de la adaptación a diferentes condiciones ambientales, no existe ninguna diferencia cognitiva o de otro tipo que permita sostener la idea de que hay grupos sociales superiores a otros. En el origen y la expansión de la idea de raza se encuentra una sobre interpretación que se hizo, durante el proceso de colonización europea, de la teoría darwinista de la evolución, la cual se aplicó directamente a las poblaciones que los países europeos iban descubriendo con el fin de justificar su dominancia y explotación sobre ellas.

    Ahora bien, la idea de raza ha sido desmentida por la ciencia, sin embargo, el racismo sigue existiendo. Como Yasnaya Aguilar ha señalado, y como el presidente López Obrador lo hace ver continuamente, ninguna de las tres primeras grandes transformaciones sociales ha logrado erradicar ni el racismo, ni el clasismo en México. Sólo por poner algunos ejemplos públicos, recordemos cuando Gabriel Quadri, actual diputado federal, señaló que, si México se deshiciera de los estados del sur, en los cuales existe mayor presencia de pueblos originarios, sería un país de primer mundo. Jorge Catañeda, por su lado, se quejó del pueblo “arrabalero” y “horroroso” al que su hija fue enviada para realizar sus prácticas médicas. Se trataba de Putla, un pueblo de Oaxaca en alta marginación y con alta presencia indígena. Lorenzo Córdova también ha tenido oportunidad de exhibir su racismo, en aquella lamentable conversación donde se burlaba de la forma de hablar de representantes de pueblos originarios con los que se había reunido. Es difícil separar analíticamente el clasismo y el racismo que estos actores públicos han manifestado, pero no es difícil develar la superioridad que se auto atribuyen frente a grupos sociales que les parecen tan lejanos y despreciables.

    López Obrador continuamente hace referencia al carácter racista y clasista de muchas expresiones y acciones que los actores políticos de nuestro país realizan, principalmente aquellos que no alcanzan a entender el porqué de muchas de las acciones de este gobierno, sobre todo aquellas que pretenden favorecer a las poblaciones históricamente discriminadas y excluidas por sus características físicas o culturales, por su condición económica, por su edad -los jóvenes y los adultos mayores-, por su sexo, por sus capacidades físicas, por su identidad de género o preferencias sexuales, etc.

    A lo largo de la historia de México, el Estado, al haber estado dirigido, en sus diferentes poderes, por personas provenientes de las élites económicas y culturales, ha sido el principal agente discriminante y excluyente. El hecho de que nuestro actual presidente entienda esto y apueste por la construcción de una sociedad más empática y respetuosa no debe ser desaprovechado. Lo público se hace cada vez más público. La discriminación y la exclusión pública son denunciadas con mayor frecuencia. Pero en lo privado, ese espacio que nos concierne a usted y a mí, todos tenemos la obligación moral y patriótica de cuestionar nuestro propio pensar y actuar, así como de ayudar a ver el de las personas que nos rodean, no con el fin simplista de acusar a alguien de racista, clasista, sexista, etc., sino para hacer cada vez más conscientes esas ideas y, juntos, deconstruirlas.