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  • Toluca se une a la Jornada Nacional de Tequios por la paz y la prevención de adicciones

    Toluca se une a la Jornada Nacional de Tequios por la paz y la prevención de adicciones

    Toluca se integra a la Jornada Nacional de Tequios por la paz y contra las adicciones. Este evento se realiza de forma simultánea en todo el país. Decenas de jóvenes y servidores públicos participan en la recuperación y embellecimiento del bajo puente de Tollocan.

    El secretario del Ayuntamiento, Justo Núñez Skinfill, destacó el compromiso del Presidente Municipal, Ricardo Moreno Bastida. Moreno impulsa una estrategia integral de seguridad que busca construir una cultura de paz y prevenir adicciones. Esta visión se alinea con la del Gobierno Federal, encabezado por la Presidenta Claudia Sheinbaum, y la Gobernadora Delfina Gómez Álvarez. El objetivo es consolidar a Toluca como un mejor lugar para vivir.

    Alexis Garciarivas Colín, titular de la Dirección de Apoyo a la Juventud, enfatizó la importancia de trabajar en equipo. Esta labor interinstitucional muestra que la cooperación puede generar cambios reales. Desde el inicio de esta administración, se ha implementado el programa “Yo pongo guapa a Toluca”, que ha transformado la ciudad.

    Rocío Merlos Nájera, directora general de Bienestar, subrayó la coordinación entre los tres niveles de gobierno. La estrategia de Tequios se basa en una tradición ancestral de trabajo colectivo. Esta iniciativa busca reconstruir el tejido social y fomentar la convivencia. Así, se promueve la paz mediante el diálogo y el esfuerzo conjunto.

    Rosa Granada Jiménez, representante del Gobierno de México, reconoció el papel del municipio en esta estrategia. Bajo la dirección del alcalde, Toluca se convierte en un referente en la atención a las causas de la violencia. Las Jornadas de Paz en las delegaciones han sido reconocidas como las mejores en la entidad.

    El evento contó con la participación de diversas dependencias, como el Sistema Municipal DIF y la Dirección de Seguridad y Protección. También se sumaron integrantes de la Guardia Nacional, el colectivo Tolu-calle, estudiantes, vecinos y la población en general. Juntos, todos trabajan por un Toluca más seguro y en armonía.

  • ¿Concentrados o dispersos?

    ¿Concentrados o dispersos?

    El sapientísimo Perogrullo dice: la manera en la que la gente se distribuye en nuestro país no es homogénea.

    Por ejemplo, pensemos en términos de concentración urbana. Resulta que en las diez zonas metropolitanas (ZM) más pobladas de este país radican 45.4 millones de seres humanos —estoy echando mano de datos censales a 2020—, lo cual significa que, de cada 100 habitantes de México, 36 viven en cualquiera de las siguientes ZM:

    • Valle de México, CDMX, Edomex e Hgo. (21.4 millones)
    • Monterrey, NL (5.3 millones)
    • Guadalajara, Jal. (5.1 millones)
    • Puebla-Tlaxcala (3.5 millones)
    • Toluca, Edomex (2.6 millones)
    • Tijuana, BC (2.2 millones)
    • León, Gto. (2.1 millones)
    • Ciudad Juárez, Chih.
    • La Laguna, Coah. y Dgo. (1.6 millones)
    • Querétaro (1.4 millones).

    Ahora, si tomamos en cuenta que, independientemente de la continuidad urbana en términos territoriales —entre ambas se encuentra el Bosque de la Marquesa y algunos terrenos agrícolas, localidades rurales y zonas naturales protegidas—, las dinámicas socioeconómicas de las ZM del Valle de México y de Toluca están esencialmente conectadas, y consideramos así mismo la ZM de Cuernavaca, Mor. (1.1 millones de habitantes), resulta entonces que en esta enorme megalópolis vivimos prácticamente dos de cada diez habitantes de México (19.8%). Aquí, en la enorme megalópolis que se ha expandido a partir de la Ciudad de México, en la de Monterrey y en la de Guadalajara, en conjunto, residen más de 35.3 millones de personas, 28% de la población total.

    En México —1.9 millones de km²— vivimos hoy alrededor de 134 millones de personas —este año que el INEGI levante la Encuesta Intercensal 2025 se podrá precisar el dato, mientras tanto uso la proyección de CONAPO—, lo cual se traduce en que nuestro país presenta una densidad de 67 habitantes por kilómetro cuadrado (hab/km²). Bien sabemos que el dato de población relativa, como cualquier media aritmética, puede resultar muy engañoso. 

    La mayor parte de las personas a quienes tocó en suerte radicar en este país vive en su franja central. Del Pacífico al Atlántico, en el cinturón que forman las doce entidades federativas centrales habitamos más de la mitad de la población total de México: Jalisco, Colima, Michoacán, Guanajuato, Querétaro, Estado de México, Ciudad de México, Hidalgo, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Veracruz. En total, 71.3 millones de los 129.5 millones —ahora uso los resultados de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2023, los más frescos que disponemos—, es decir 55 de cada cien habitantes. En conjunto, esta franja territorial tiene una superficie de 344.8 mil kilómetros cuadrados, de tal modo que en promedio la densidad poblacional en ella es muy superior a la nacional (67): 207 hab/km2.

    Ahora bien, en el núcleo de dicha franja central, en el polígono de 28.7 mil km2 que conforman la CDMX y los dos estados que la rodean, el Estado de México y Morelos —una superficie algo más pequeña que la que ocupa Guanajuato, con 30.6 mil km2—, radicamos un total de 28.8 millones de personas, es decir, una quinta parte de la población total del país. Y, por supuesto, la densidad poblacional aquí es mucho más alta que en el resto del país: 1,002 hab/km2.

    Dado que sólo vamos a echar mano de datos desagregados a nivel entidad federativa, asumamos que “el norte del país” lo conforman los estados más septentrionales del país, estos son, los que hacen frontera con Estados Unidos. Seis de las 32 entidades federativas que conforman México hacen frontera con la nación más acaudalada del orbe; de oeste a este: Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. En ellas viven 23.6 millones de personas, 18.2% de la población total del país —ojo: tan sólo los dos estados que circundan la Ciudad de México, Morelos y el Estado de México, tienen una población conjunta de 19.5 millones de habitantes, 6.75% más que la población total de los seis estados de la República que hacen frontera con Estados Unidos—. Claro, en este grupo se hallan los estados más grandes de la República, así que no sorprende que en conjunto integren nada menos que 37% del total del territorio nacional (722.8 mil km2). Consecuente, la población relativa promedio en las entidades fronterizas del norte es muy baja: 33 hab/km2, justo la mitad respecto a la nacional. Al norte, si algo abunda es territorio.

    Bien sabemos que la región que llamamos “el sureste” no es tan austral como suele creerse. Por ejemplo, Cancún, Quintana Roo, está más al norte que la Ciudad de México, o incluso Mérida, que se encuentra más o menos a la misma latitud que San Miguel Allende, Guanajuato. Con todo, si damos por buena la tradición que entiende a la península de Yucatán como parte del sur del país, diremos que en los estados sureños —Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Yucatán— viven 21.4 millones de personas —5.4 millones menos que los que vivimos en el Estado de México y la Ciudad de México—. La superficie que abarcan estos siete estados es de 397.1 mil km2. Así las cosas, resulta pues que la densidad poblacional en esta región es menor que la del promedio nacional: 54 hab/km2.

    La población relativa a nivel nacional es de 67 hab/km2, mientras que en la franja central se eleva a 207 hab/km2, y en el núcleo de ella (CDMX, Estado de México y Morelos) aumenta dramáticamente a 1,002 hab/km2. En el conjunto de los estados del norte, la densidad es de apenas 33 hab/km2, mientras que en el grupo sureño es de 54 hab/km2, esto es, todavía por debajo del promedio nacional.

    Entonces, ¿cómo ve, vivimos concentrados o dispersos?

  • ¿Somos muchos?

    ¿Somos muchos?

    Supongamos que a usted le brincó una interrogante. Supongamos que quiere saber cuántas personas viven hoy en México. Sería bastante lógico que usted acudiera al sitio web del INEGI para hallar el dato, pero me temo que un montón de gente acudirá primero a Wikipedia. Si es el caso, es probable que muchos lleguen a la entrada “Países y territorios dependientes por población”. Ahí, hallarán en las alturas de la tabla, en el sitio diez, a México, con 130 millones 536 mil habitantes. ¿A qué fecha se refiere el dato? En el cabezal de la tabla, la columna se titula “Proyección exponencial de la población al 1/1/2025”. Ahora que si usted llega a la misma entrada, pero en idioma inglés, encontrará a nuestro querido país en la misma posición, décima, pero con un poquito menos de gente: 130,294,079 habitantes.

    En el sitio especializado Statista encontré la página Twenty countries with the largest population in 2025. Aquí México, aunque con más habitantes, 131.4 millones, ya no aparece entre los diez países más poblados del orbe, sino debajo de Etiopía en la posición 11. El mismo lugar en la tabla ocupamos según los números del robusto sitio worldometer, entre Etiopía y Japón, y acá con 131.6 millones.

    A quienes los algoritmos de Google los hayan llevado a la página U.S. and World Population Clock, alojada en el sitio en internet del U.S. Census Bureau, verán que, según la oficina encargada de las estadísticas oficiales del gobierno norteamericano, en México radicamos 131.7 millones de personas, mientras que a Etiopía la ponen atrás de nosotros, con 121.3 millones. Curiosamente, la CIA, la agencia de inteligencia del mismo gobierno de Estados Unidos, informa que somos un millón menos —¿la CIA no tendrá bajo vigilancia al Census Bureau?—.

    Pero ¡bueno!, supongamos que por fin alguien se dirige a donde puede encontrar información oficial y confiable para despejar la aludida duda. Quien así lo haga, en el homepage del sitio del INEGI, justo debajo de la barra del menú, arriba a la izquierda, verá un recuadro blanco en el cual, en tres renglones, podrá leer: Población / 126,014,024 / personas. ¿Asunto solucionado? No, porque en un cuarto renglón en el mismo recuadro, con letra más chiquita, dice: 2020. En efecto, habitábamos este país poquito más de 126 millones de hombres y mujeres justo hace cinco años, cuando se llevó a cabo el más reciente Censo de Población y Vivienda —el operativo de levantamiento de la información ocurrió del 2 al 27 de marzo, justo al inicio de la pandemia—. Para darse uno una idea, quizá podría servir saber que cinco años antes, es decir, en 2015, según la Encuesta Intercensal realizada también por el INEGI, éramos 119.5 millones. Redondeando, de 2015 a 2020 aumentó la población total de México en 6.5 millones de personas. Si a lo largo de los últimos cinco años nuestra población hubiera aumentado exactamente la misma cantidad de habitantes, ahora seríamos 132.5 millones. ¿Será? Mejor, ¿seremos? 

    Por más tosca que sea la estimación anterior, mantiene cierta lógica con la cifra a la que llegó el INEGI para 2023: según los resultados de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica levantada hace un par de años, entonces éramos 129.5 millones. También en el sitio web del INEGI quien dedique un poco de tiempo para encontrarlas podrá conocer las estimaciones de población total para el país que aporta la ENOE: al cuarto trimestre de 2023, 129.6 millones, y 130.3 un año después. Ahora, según las estimaciones de la ONU a mediados de 2025 seremos un poco menos, 131.9 millones. Con todo, conviene recordar que en México, así como el INEGI es el organismo oficialmente encargado de aportar los datos censales, las estimaciones de población son responsabilidad del Consejo Nacional de Población. Bien, pues el CONAPO calcula que somos más. Según su Conciliación Demográfica de 1950 a 2019 y Proyecciones de la población de México y de las entidades federativas 2020 a 2070, a mediados de 2025 la República Mexicana estará poblada por 133.4 millones de seres humanos. 

    Tomando por buena la proyección de CONAPO, para tratar de dimensionar ¿qué tantos somos, digamos que esos 133.4 millones de personas son solamente una persona? Dada esa proporción —población total de México = 1— ¿cuántos seres humanos pueblan el planeta Tierra? Bueno, además del mexicano… o mexicana mejor, que es hoy tiempo de mujeres, el mundo tendría 60 habitantes más, la gran mayoría de ellos, 36, pululando en un continente, Asia —en la conflictiva Europa, y considerando toda Rusia como parte de ese subcontinente, en la proporción población de México igual a un habitante, viven poco menos de seis personas—. De las 61 personas que hay en el mundo, 21, más de un tercio (35%), viven en India y China. ¿Y cuántas personas habitan hoy en Estados Unidos? 2.56 

    Actualmente la alianza económica y política conocida por las siglas de los primeros países que la formaron, los BRICS, se integra por diez miembros: Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán. Si igualamos el total de habitantes de México a una persona, en los BRICS viven casi 27, mientras que en los tres países que integran el tratado de libre comercio que Trump está dinamitando cuatro solamente.

    Siempre conviene tomar cierta perspectiva para calarle el agua a los frijoles, más cuando las cosas se ponen color de hormiga.

    • @gcastroibarra
  • El segundo hervor

    El segundo hervor

    If you’re not getting happier as you get older,

    then you’re fuckin’ up.Ani DiFranco,

    If Yr Not.

    La edad mediana es como el “punto medio” de una población, obviamente, en términos del tiempo de vida de cada uno de sus integrantes. Así, si alineáramos a todas las personas de un grupo de gente desde el más joven hasta el más viejo, la edad mediana sería la de la persona que queda justo a la mitad. Es decir, la mitad de la población es más joven que esa edad, y la otra mitad es más vieja.

    Los grupos poblacionales pueden ser más o menos homogéneos, por ejemplo, si en una escuela de nivel preescolar la edad mediana es de cuatro años y en una escuela primaria de ocho, en la primera los extremos se hallan muy cercanos entre sí, tres y cinco años, mientras que en el caso de la primaria no tanto: seis y doce años. De igual manera, hay poblaciones más avejentadas que otras, y la edad mediana de ellas da una buena idea de ello. Por ejemplo, la Ciudad del Vaticano ostenta una de las edades promedio más altas del mundo: su población presenta un promedio de 58 años, lo cual la ubica como el país con la edad mediana más elevada a nivel global. Claro, la Ciudad del Vaticano es un caso único en cuanto a su estructura demográfica; su avejentada estructura demográfica se debe a una combinación de factores, incluyendo la composición de su población —una gran parte integrada por clérigos de distintas jerarquías y guardias suizos—, la baja tasa de natalidad y la alta esperanza de vida. En contraste, en la República de Níger, país africano con una alta tasa de natalidad y una esperanza de vida dramáticamente baja, la edad mediana es de apenas 15 años.

    La edad mediana es un indicador fundamental para analizar la composición demográfica de cualquier agrupación humana, un indicador que ofrece una poderosa abstracción que da cuenta de su estructura, dinámicas y necesidades. Por supuesto, la edad mediana de un país puede ser tan dinámica como lo sea su desarrollo. Así, es muy posible que la edad mediana de la población mundial se haya mantenido en torno a los 22 años durante muchísimo tiempo, quizá desde la propagación de la agricultura y hasta el estallido de la Revolución Industrial.

    La estructura demográfica de nuestro país ha mostrado una acelerada dinámica, más y más en nuestros días. La edad mediana da muestra clara de ello. El primer censo moderno levantado en México ocurrió en 1895, en pleno auge del porfiriato. En aquel entonces, hace apenas 129 años, cuando el país tenía 12.6 millones de habitantes —muchos menos que los 17.5 millones que actualmente viven sólo en el Estado de México—, ¿qué edad mediana presentaba la población nacional? 16 años, apenas 16 años, la misma que hoy encontramos en naciones como Uganda, Angola, Mali y el Congo. Y con 16 años se mantuvo sin variaciones durante un buen tiempo, al menos hasta el censo de 1930. Con ya casi 20 millones de habitantes, en 1940 la edad mediana sumó un añito más y llegó a los 17. Cuarenta años después, el fenómeno que entonces se denominaba, con miedo, explosión demográfica era palmario en México: el X Censo de Población y Vivienda dio cuenta de que en 1980 habitábamos en este país 66.8 millones de seres humanos. En menos de medio siglo no nos habíamos duplicado, no, ¡nos multiplicamos 3.4 veces! Con todo, la edad mediana seguía muy cercana a los 16 años que se registraba a finales del siglo XIX: 18. Pero si se dio un incremento de sólo dos años en la edad mediana a lo largo de casi cien años (1895-1980), en los siguientes veinte ocurrió un aumento del doble de años: los datos censales arrojaron que, en 2000, con una población total de 97.5 millones, la edad mediana ya era de 22 años. Para el siguiente levantamiento censal, diez años más tarde, la edad mediana presentó también un aumento, pero ya no de uno o dos años, ¡sino de cuatro! (26 años). La información disponible más reciente la ofrece la Encuesta de la Dinámica Demográfica, realizada también, como los censos, por el INEGI, en 2023. Según este instrumento estadístico, a mediados del año pasado, el país alcanzaba ya una población total de 129.5 millones de habitantes —por cierto, todavía entonces México aparecía en la posición diez entre los países más poblados del mundo, en tanto que actualmente se ubica un sitio atrás, dado que ha sido superado por Etiopía—…, ¿y la edad mediana? Bueno, resulta que envejecimos diez años en menos de un cuarto de siglo: entre el 2000 y 2023 la edad mediana de México pasó de 22 a 32 años.

    En efecto, ya no nos cocemos al primer hervor.

    • @gcastroibarra

  • Delfina Gómez informó que la transición de los gobiernos PRI-MORENA no cambia el objetivo: desarrollo y bienestar para el Edomex (VIDEO)

    Delfina Gómez informó que la transición de los gobiernos PRI-MORENA no cambia el objetivo: desarrollo y bienestar para el Edomex (VIDEO)

    En la conferencia matutina del día de hoy 21 de julio, acudió la electa Gobernadora del Estado de México (Edomex), Delfina Gómez Álvarez quien comentó que uno de sus principales retos en su nuevo gobierno, será la detonación de desarrollo económico del Edomex y para ello es necesario mejorar y fortalecer la infraestructura así como el transporte público del territorio.

    Delfina Gómez destacó que el Tren Interubano México-Toluca logra cubrir tres necesidades básicas: la primera es la activación del desarrollo económico, la segunda es la movilidad ya que permite al usuario reducir tiempo y tener un transporte de calidad y por último, la tercer necesidad cubierta gracias al tren es la conectividad.

    Asimismo, la nueva Gobernadora del Edomex reconoció y agradeció el trabajo del Gobierno Federal así como del Gobierno Estatal encabezado por Alfredo del Mazo y del Gobierno de la Ciudad de México para poder concretar las nuevas obras para la mejora de la infraestructura y el servicio del transporte público.

    Delfina Gómez informó que la actualidad se trata de una etapa de transición que ha dejado mucha información para el siguiente gobierno y con ello tener claros los objetivos y puntos a tratar para que el estado tenga un avance positivo para la población, de está manera agradeció de un modo más personal al gobernador del Edomex que este año finaliza su sexenio, Alfredo del Mazo.

    Por último emitió un mensaje para las y los mexiquenses:

    “También asegurar a nuestros mexiquenses que algo que nos ha pedido nuestro presidente de la República el Licenciado Andrés Manuel López Obrador, es que esta transición y esta nueva administración no reduzca lo que es importante que es el beneficio y el servicio a los ciudadanos, por ello mexiquenses estén seguros de que este cambio de esta nueva administración va a seguir obedeciendo a lo que tanto queremos que es respetar y cuidar a nuestros ciudadanos.”

    Expresó la ganadora en las elecciones gubernamentales por el Edomex

  • AMLO asegura que está trabajando en mejorar precio y eficiencia de las redes de transporte (VIDEO)

    AMLO asegura que está trabajando en mejorar precio y eficiencia de las redes de transporte (VIDEO)

    Desde Palacio Nacional, en la conferencia matutina del día de hoy 21 de julio, el Presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que en todos los medios de transporte que ha inaugurado en su gobierno, así como los que están en construcción y los que ya estaban en funcionamiento desde antes de la llegada de la Cuarta Transformación a nuestro país, su finalidad es que den más accesibilidad a la población que los utilice y que estos generen un ahorro económico y de tiempo para los pasajeros.

    El Presidente informó que está trabajando en compañía de otros gobiernos de otros estados y municipios para que el transporte baje su costo de entrada y sea más eficaz con la velocidad que operan. Asimismo comentó que se buscará crear una red de conexión entre todos los medios de transporte: metro, metrobús, trolebús, tren suburbano, entre otros. Para la accesibilidad y facilidad de movimiento de los pasajeros.

    Además de la red integrada de los medios de transporte, Andrés Manuel también hizo mención de que está buscando que las diferentes empresas de medios de transporte se unifiquen para que puedan ser una sola. Hizo una comparación entre la Ciudad de México (CDMX) y el Estado de México (Edomex) ya que en el Edomex hay muchas limitantes con respecto al transporte, mientras que en la CDMX hay bastante accesibilidad.

    López Obrador mencionó que hay casi la misma cantidad de población en el Edomex y en la CDMX, o incluso, en el Edomex hay una mayor cantidad de población, por eso es que se debe buscar la integración del transporte lo más pronto posible.

    Destacó que los límites territoriales no deben ser los que determinen los servicios públicos así como los acuerdos entre gobiernos de distintos orígenes refiriéndose al lugar de origen y también a los ideales políticos y partidistas.

  • INEGI informa acerca de la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana, se tuvo una disminución de 5 puntos en la sensación de inseguridad en México (FOTOS)

    INEGI informa acerca de la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana, se tuvo una disminución de 5 puntos en la sensación de inseguridad en México (FOTOS)

    El día de hoy 19 de julio, el Instituto Nacional de Estadísica y Geografía (INEGI), emitió un comunicado de prensa en donde se muestra la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana (ENSU) del segundo trimestre del año en curso 2023.

    La finalidad de la encuesta es realizar estimaciones de la población mayor de edad en México que se ha sentido o considera insegura su estancia en determinada ciudad, para poder tener un entendimiento más completo del porque alguien puede sentir que su vida se encuentra en riesgo y cuales pueden ser las medidas o políticas que se podrían implementar para evitar que la población exprese ese sentir. La encuesta tiene un alcance nacional y genera información para la toma de decisiones en materia de seguridad urbana.

    La periodicidad de la encuesta es trimestal para poder tener un acercamiento recurrente de la opinión de la población, las coberturas conceptuales que abarcan son: sensación de inseguridad, expectativas sobre la tendencia del delito, atestiguación de conductas delictivas o antisociales, cambio de rutinas por temor a ser víctima del delito, percepción del desempeño de las autoridades de seguridad pública, conflictos y conductas antisociales, desempeño gubernamental, hogares con alguna victima de robo, extorsión, acoso o violencia sexual.

    Entre los puntos que destacó el INEGI con respecto a las respuestas de la ENSU, en el mes de junio se determinó que el 62.3% de la población mayor de 18 años, considera inseguro vivir en su ciudad con respecto con los puntos mencionados anteriormente en una percepción de inseguridad por temor al delito. En relación con el porcentaje obtenido el año pasado 2022 en donde la cantidad correspondía a 67.4% se ha determinado que la encuesta ha tenido una baja de cinco puntos entre los ciudadanos con esa sensación. Posteriormente se indicó que en el mes de junio 68.6% de las mujeres se sienten inseguras en su ciudad, mientras que el 54.8% de los hombres se sienten inseguros de vivir en su ciudad.

    Asimismo, las ciudades con mayor porcentaje de población arriba de los 18 años que se siente insegura con respecto a los puntos tratados en la ENSU son: Fresnillo (92.8 %), Zacatecas (91.7 %), Ciudad Obregón (90.3 %), Ecatepec de Morelos (87.6 %), Irapuato (87.3 %) y Naucalpan de Juárez (87.2 %).

    Para el caso contrario con las ciudades en donde a población de 18 años y más no cuentan con la percepción de inseguridad por temor al delito en una estadística tan elevada son: San Pedro Garza García (13.2 %), Benito Juárez (19.8 %), Piedras Negras (20.0 %), Cuajimalpa de Morelos (20.4 %), Saltillo (22.2 %) y Tampico (23.0 %).

    El comunicado de prensa, también muestra las tendencias de las ciudades y la inseguridad que sintió la población, tendencia a la baja, alta y algunas otras se mantuvieron.

    Por otro lado, la ENSU también determinó los resultados de la percepción de la población y el temor al delito en lugares determinados que pueden generar más inseguridad que otros, como pueden ser bancos, transporte público, mercados, trabajo, carreteras o incluso, en su domicilio. Para este caso el lugar que genera más inseguridad obteniendo un porcentaje del 73% es el cajero automático en la vía pública. En la siguiente imagen se ilustra el nivel de inseguridad mediante porcentajes que ha sentido la población en determinados lugares en el mes de marzo y la diferencia al mes de junio.

    Gracias al INEGI, el Gobierno Federal y las diferentes instituciones encargadas de generar el bienestar en nuestro país tienen un acercamiento a las sensaciones de la población y de aquí para adelante, se buscará que la ENSU siga mostrando bajas en los porcentajes que representan la sensación de inseguridad. La Cuarta Transformación ha sido atenta con estas inquietudes y seguirá trabajando para obtener mejoras en la tranquilidad de los mexicanos.

  • Delfina Gómez se reúne con el Director General de CONAGUA (FOTOS)

    Delfina Gómez se reúne con el Director General de CONAGUA (FOTOS)

    El día de hoy 7 de julio, la siguiente Gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez Álvarez, ha compartido en sus redes sociales que se reunió con el Director General de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), Germán Arturo Martinez Santoyo para revisar y analizar las posibles soluciones para que no falte agua en el Edomex.

    El pasado 4 de junio, se llevaron a cabo las elecciones para la Gobernatura del Estado de México qué actualmente se encuentra encabezada por Alfredo del Mazo, sin embargo, la maestra y expresidenta municipal del Texcoco, Delfina Gómez dio fin al gobierno priista en el Edomex. Una vez concluido el mandato de Del Mazo, Gómez tomará posesión y comenzará su mandato.

    Delfina Gómez ha estado reuniéndose con muchos funcionarios encargados de diferentes instituciones qué regulan el bienestar de la población, en este caso fue con el ingeniero encargado de regular CONAGUA.

    El Estado de México lamentablemente es un estado en el que de manera constante presenta una escasez de agua, por ello, se ha vuelto un tema prioritario para la ganadora de las elecciones gubernamentales, en su reunión se acordó que trabajarán de manera conjunta el nuevo Gobierno del Edomex y CONAGUA para evitar que siga faltando el agua a los hogares de las familias pobladoras.

  • En el sureste del país se dejarán 25 planes de desarrollo para que no falte agua y drenaje (VIDEO)

    En el sureste del país se dejarán 25 planes de desarrollo para que no falte agua y drenaje (VIDEO)

    En la conferencia matutina del día de hoy 6 de julio, el Presidente Andrés Manuel López Obrador destacó la importancia de desarrollar el sureste del país ya que “cuenta con el 70% del agua superficial y subterránea que hay en el país”. En relación con lo anterior, comentó que el Tren Maya atravesará el Río Usumacinta, el cual es el más grande de México y no cuenta con algún control hidráulico, por ello el agua dulce se va hacía el mar, sin embargo, este río tiene un gran potencial de agua.

    El Presidente brindó datos del Río Usumacinta, indicó que sale de Guatemala y en el territorio mexicano, pasa por Chiapas y Tabasco. Asimismo indicó que el río anteriormente era “la gran avenida de los mayas.”

    Asimismo, Andrés Manuel aseguró que empiezan a haber problemas de agua en Escárcega a Calakmul en el Estado de Campeche, por este motivo se está construyendo un acueducto. También afirmó que en la Península de Yucatán hay agua dulce y se tiene que cuidar porque va a crecer la población.

    Mencionó que por los recursos naturales con los que cuenta el sureste del país, va a haber un incremento en el turismo, pues es de “las regiones más importantes en lo cultural y en lo artístico, del mundo, lo que es la nación maya”, expresó.

    Expuso que en cada municipio se está realizando un plan de desarrollo para que las construcciones sean ordenadas y no se otorguen permisos de construcción si no se cuenta con el recurso de agua suficiente. Agrego que hay una orden que no existía que consiste en que las poblaciones, en las colonias marginadas se cuente con agua y drenaje. Concluyó que dejará aproximadamente 25 planes de desarrollo.

  • Nuestra riqueza somos nosotros

    Nuestra riqueza somos nosotros

    Si usted aún no ha cumplido 50 años, si usted nació entre el Bravo y el Usumacinta, entre California y el Caribe, entre el Atlántico y el Pacífico, es decir, si usted es una lectora o un lector oriundo de México, aquí ha radicado y tiene menos de diez lustros de edad, entonces seguramente es usted alguien a quien prácticamente durante toda su vida le han dicho que la gente es un problema.

    ¿Qué gente? Toda, toda la gente… Usted ha vivido en un mundo en el que el sentido común hegemónico dicta que entre menos burros más olotes, que “la familia pequeña vive mejor”, que ya somos demasiados, que si hay más población habrá menos recursos y más pobreza, que “ya no cabemos”, en fin…  Ahora, si usted es aún más joven y anda por debajo de los cuarenta años, además de tener la certeza de que la gente es una carga para el país, es muy probable que a usted lo hayan convencido de que el principal recurso de una persona, de una familia o de un país es el dinero. Así que para la mayoría de los connacionales —considere que la edad mediana en México es de 29 años— lo mejor que podría pasarnos es que fuéramos menos y tuviéramos más dinero.

    No siempre se ha entendido así el asunto. En 1921, Obregón realizó el IV Censo de Población. Al término de la Revolución, el país comenzaba a recuperarse. La reconstrucción debía atender todos los flancos de la economía, de entrada, el de la fuerza de trabajo. La bola había costado un millón de vidas: el censo de 1910 contó a 15 millones de habitantes y el de 1921 a 14 millones. Frente a esta realidad, los gobiernos postrevolucionarios continuaron impulsando, como se había hecho durante el porfiriato, una política pronatalista: había que “hacer patria”, tal era el precepto impulsado tanto por la iglesia católica como por el Estado. Cuarenta años después, se levantaría el último censo optimista. El 8 de junio de 1960 se realizó el VIII Censo de Población.

    A la mañana siguiente, El Universal publicaba a ocho columnas: “Creciente Potencialidad de México va Revelando el Censo”. La “potencialidad” aludida era el montonal de gente. La población no era un problema, todavía era una promesa. El fantasma de la explosión demográfica —una expresión aún ausente— no espantaba a nadie. En 1960 la consigna seguía siendo, como lo fue en la época prehispánica, a lo largo de la Colonia y, a lo largo de la etapa independiente hasta entonces, ¡entre más seamos, mejor! Poblar era hacer patria. El censo reportó que en 1960 el país contaba con 35 millones de habitantes, más del doble de lo que tenía en 1921. 

    El acelerado aumento poblacional se evidenció cada vez más: de los 20 millones de personas que en 1940 vivían en México, pasamos a más de 50 millones en 1970. ¿Resultado de la política poblacionista? Seguramente no; Benítez Zenteno sostiene que “el aumento de las tasas de crecimiento de población hasta 1974 se debió en su totalidad a la disminución de las tasas de mortalidad”. Cierto: la esperanza de vida se incrementó espectacularmente, de 41 años en 1940 a 62 en 1970. Claro, el auge demográfico fue incorporado al discurso oficial como un portento más del llamado “milagro mexicano”.

    Pasaríamos luego del optimismo exultante a un pesimismo que no pocas veces ha rayado en lo apocalíptico. El giro fue draconiano: en diciembre de 1973, el mismo año que se estrenó la película Cuando el destino nos alcance (Soylent Green), se promulgó la nueva Ley de Población, y pasamos de una política poblacionista a una de decidido control de la natalidad. ¿Qué pasó? El movimiento de 1968 había sido la manifestación de las contradicciones generadas por un desarrollo económico —cuyo modelo además se hallaba en un callejón sin salida— “simplemente cuantitativo sin verdadero progreso político o social” —Carlos Fuentes dixit—.

    El vertiginoso proceso de urbanización, la terciarización de la economía y sobre todo la desigualdad en la distribución de la riqueza comenzaron a pasar abultadas facturas. La ideología liberal capitalista había permeado ya en las nuevas generaciones: el individualismo, el consumismo y el aspiracionismo empataron bien con el control de la natalidad. El viraje de la política poblacional mexicana, ocurrido durante el gobierno de Echeverría, atendía además las presiones de Estados Unidos y los organismos internacionales: por un lado, se urgió a los países pobres a incorporar el control de la natalidad como un derecho humano, y por el otro se condicionaron los préstamos a la instrumentación de tales políticas. Tristemente célebre es la declaración de Robert MacNamara, presidente del BID, de que más valía invertir cinco dólares en anticonceptivos que uno en desarrollo.

    Los gobiernos neoliberales mantuvieron la política de control del crecimiento demográfico, sin impulsar mayores acciones, e incluso descuidando la salud reproductiva.

    Hoy la Ley de Población del 74 sigue vigente, aunque buena parte de ella está abrogada. Sin embargo, discursivamente AMLO ha dado un golpe de timón: la población dejó de entenderse como un problema para asumirse como lo que siempre ha sido, nuestro principal recurso. Nuestra riqueza somos nosotros.