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  • Sigue latente ineficacia en seguridad UNAM; trabajadores desprotegidos y vacunación suspendida

    Sigue latente ineficacia en seguridad UNAM; trabajadores desprotegidos y vacunación suspendida

    La violencia contra los trabajadores obligó a cancelar la jornada, evidenciando la ineficacia del modelo de seguridad universitaria y la prioridad institucional de aplazar vacunas antes que proteger a su comunidad.

    El pasado viernes, la UNAM anunció la suspensión total de su jornada de vacunación en el Mega Centro del Estadio Olímpico Universitario, luego de que un grupo de personas que llegó fuera del horario establecido agrediera a trabajadores al exigir ser vacunados. 

    Lejos de reforzar protocolos de protección para su personal, la institución optó por cancelar la jornada completa, dejando sin inmunización a miles de personas programadas para el sábado. La propia UNAM informó que quienes quedaron pendientes serían contactados a partir del 18 de noviembre, es decir, cuatro días después.

    El incidente expuso nuevamente la crisis de seguridad que atraviesa la Universidad. 

    Apenas semanas atrás, un aficionado murió en las inmediaciones del estadio, un hecho que ya había encendido alarmas internas. Ahora, la agresión contra personal de salud vuelve a evidenciar que las autoridades universitarias carecen de un modelo de prevención eficiente, incapaz de responder ante riesgos básicos y, peor aún, incapaz de proteger a quienes sostienen las labores más sensibles: los trabajadores.

    A esta situación se suma la polémica decisión del rector Leonardo Lomelí, quien nombró a Manuel Palma Rangel como nuevo titular de seguridad universitaria. 

    Palma Rangel, exfuncionario del sistema penitenciario del Estado de México, ha sido señalado por presunta corrupción, cobros ilegales y prácticas de control punitivo en cárceles mexiquenses. Su expertise —centrado en poblaciones cautivas y esquemas de máxima seguridad— contrasta con lo que requiere una universidad pública, autónoma y abierta.

    Mientras la UNAM reporta haber aplicado 73 mil 671 vacunas hasta el viernes 14 —entre influenza, neumococo, covid-19 y triple viral— la suspensión del sábado revela una prioridad cuestionable: detener la vacunación, pero no garantizar entornos seguros para sus trabajadores ni para la comunidad que atiende. 

    La institución calificó la violencia como “inadmisible”, pero no anunció medidas de protección adicionales ni acciones disciplinarias contra los agresores.

    Con un nuevo responsable de seguridad vinculado a modelos penitenciarios y un megacentro suspendido por falta de control básico, la UNAM enfrenta una pregunta urgente: ¿puede garantizar la seguridad de su comunidad o seguirá respondiendo con improvisación?

  • UNAM importa modelo de corrupción penitenciaria

    UNAM importa modelo de corrupción penitenciaria

    Por Ricardo Sevilla

    La seguridad de la máxima casa de estudios será entregada a un personaje que es experto en cárceles. El terror de las cárceles mexiquenses llegará mañana al campus universitario.

    El polémico Raúl Arcenio Aguilar dejó hoy la Secretaría de Prevención, Atención y Seguridad Universitaria.

    En su lugar, el rector Leonardo Lomelí Vanegas designó a Manuel Palma Rangel como titular de la SPAMSU, quien asumirá el cargo a partir de mañana.

    Cabe recordar que, el pasado 25 de octubre, la muerte de un aficionado del equipo de futbol Cruz Azul a las afueras del Estadio Olímpico Universitario, enfatizó la crisis de seguridad que impera en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

    Sin embargo, la nueva designación del rector Leonardo Lomelí vuelve a encender las alarmas en la comunidad universitaria.

    Y es que llama poderosamente la atención que el rector, ahora, haya decidido poner la seguridad universitaria en manos de un personaje como Manuel Palma Rangel, un priísta de hueso colorado.

    Y es que Manuel Palma Rangel, además de tener un plaza en la Facultad de Economía de la UNAM y ser colaborador de le revista Nexos, también fue subsecretario de Control Penitenciario de la Secretaría de Seguridad del Estado de México.

    Le platico más.

    En teoría, el nombramiento que hizo el rector Lomelí debería ser una respuesta contundente para enfrentar la falta de seguridad que padece la máxima casa de estudios.

    Sin embargo, la experiencia de Manuel Palma Rangel está muy lejos de lo que, en estos precisos momentos, necesita la UNAM.

    Y es que la experiencia del nuevo titular de la SPAMSU se centra en el control de poblaciones cautivas y sistemas de máxima seguridad (es decir: cárceles y centro penitenciarios), un modelo de seguridad que, para ser honestos, es completamente opuesto al ambiente de autonomía, libertad de cátedra y prevención social que deberían caracterizar a la UNAM.

    Pero eso no es todo.

    Y es que, durante la gestión de Palma Rangel al frente de la Subsecretaría de Control Penitenciario del Edomex, diferentes informes periodísticos señalaron que, en los 22 penales mexiquenses que dependían del ahora nuevo titular de la SPAMSU, existían cobros múltiples a los internos, corrupción en todos los niveles, y negocios millonarios con la venta de alimentos y los lugares para dormir.

    Y eso es sumamente preocupante.

    Porque estos señalamientos asocian directamente al nuevo titular de la seguridad universitaria con un historial de presunta corrupción sistémica y fallas gravísimas en el control y la ética institucional en un entorno de alta vulnerabilidad.

    Y le digo más: No deja de llamar poderosamente la atención que, en algún momento, Manuel Palma Rangel haya celebrado un convenio con el actor y ultraderechista Eduardo Verástegui para la reinserción social de adolescentes.

    Francamente, el rector Lomelí debería comprender que la UNAM, como universidad libre y autónoma, debe operar bajo un modelo de seguridad comunitaria y de prevención social, y no como una cárcel.

    Sin embargo, al designar a un exfuncionario con experiencia en el modelo de control y punitividad carcelaria, la UNAM ha optado por una estrategia de mano dura. Y eso es terriblemente preocupante.