Etiqueta: Izquierda

  • ¿Quiénes son los enemigos?

    ¿Quiénes son los enemigos?

    No toda izquierda es verdadera izquierda, y, de hecho, parece que hay una izquierda muy extraviada en sus conceptos más fundamentales. Defender la naturaleza y cuidar los recursos está bien, pero caer en el ecologismo que provoca la pérdida de competitividad de una economía no lo está; defender a las mujeres víctimas de violencia está bien, pero caer en el falso feminismo que radicaliza y clama por un inexistente patriarcado no lo está; defender la tolerancia para personas con preferencias sexuales está bien, pero hacer pensar que los valores de la familia tradicional son anticuados y de derechas no lo está; priorizar la visión de soberanía energética y alimentaria está bien; pero caer en falsos y exacerbados patrioterismos o divisionismos como país no lo está; extender la mano a quien lo necesita, al migrante, al pobre, y al enfermo está bien; pero lucrar con esas banderas para un beneficio personal no lo está; apoyar a la cuarta transformación como proyecto de éxito para México está bien; pero solapar todo lo que hace Morena y los herederos del obradorismo no lo está; recordar la historia para no repetirla está bien, pero no repudiar el imperialismo o sus formas más atroces de conquista como un genocidio no lo está. Entonces, ¿quiénes o qué son los verdaderos enemigos y contra qué debemos unirnos como izquierda?

    El primer gran enemigo de la verdadera izquierda es el liberalismo o neoliberalismo en su interpretación más moderna. Es falso que el mercado se regula solo, es falso que el objetivo de las empresas sea el bienestar social, y es falso que sin la intermediación del Estado una sociedad será más próspera o que, en pocas palabras los fuertes no se aprovechen del resto para su propio beneficio. Incluso en los países occidentales más avanzados donde claman por una supuesta libertad para el empresario, siempre hay mecanismos para impedir que la voluntad de este último se imponga sobre las grandes mayorías, y en México, a principios de los 80, nos quisieron hacer creer que la solución para todo era la privatización porque los empresarios son más eficientes en la administración de organizaciones, cuando toda la evidencia científica empírica ha mostrado que servicios tan importantes como la salud, la educación o el transporte suelen empeorar cuando pasan a manos de particulares.

    El segundo gran enemigo es el capitalismo en su concepción e interpretación anglosajona, aquel que ha logrado deshumanizar a las personas por dinero, diluir conceptos culturales tan importantes como la familia y la comunidad, destruir economías locales en beneficio de las grandes empresas extranjeras, poner y controlar políticos que se supone que deberían estar al servicio de las grandes mayorías, entregar recursos naturales y permitir la contaminación y sobre explotación de la naturaleza, empeorar la calidad de vida de las personas a pesar del desarrollo tecnológico y los grandes avances científicos, pervertir elementos tan básicos como el ocio, el descanso o la recreación, y priorizar el crecimiento del capital por encima de todas las cosas, incluso de las personas.

    El tercer gran enemigo es, a nivel macro, el imperialismo gringo y su derivación más perversa: el sionismo. El supuesto país de las libertades y la democracia es, en realidad, el causante de las mayores desgracias, invasiones, hambre, perversión, destrucción y muertes en el mundo. Nada ni nadie ha hecho tanto daño como la clase política estadounidense y su máquina de guerra distribuida a lo largo y ancho de todos los 5 continentes, y los demonios que la controlan están, principalmente, en Israel y tienen como propósito último culminar el genocidio que tiene lugar en Gaza para, después, seguir agrediendo y conquistando territorios y recursos en el Medio Oriente, de tal manera que puedan cercar a sus grandes adversarios geopolíticos: Rusia y China.

    La derecha ha utilizado estrategias para dividir a la clase trabajadora y hacernos perder foco sobre los verdaderos enemigos. Es importante dar la lucha no solo a nivel de derechos o políticas públicas, sino a nivel cultural y de conceptos, y no permitir que los propagandistas y sicarios a sueldos de las oligarquías impongan la verdad que le interesa a sus dueños.

  • BREVE HISTORIA DE LAS IZQUIERDAS MEXICANAS

    BREVE HISTORIA DE LAS IZQUIERDAS MEXICANAS

    ¿Qué es lo que entendemos por las izquierdas? Son aquellos grupos, partidos, gobiernos, corrientes ideológicas y formas de pensamiento que postulan derechos y luchan para que más personas los tengan y tengan acceso a la riqueza material y cultural de la sociedad y la usufructúe. Así plantea Rodríguez Kuri, historiador y profesor-investigador del Colegio de México, en el libro titulado Historia mínima de las izquierdas en México, de la Colección Historia Mínima coordinada Pablo Yankelevich. Este tomo abarca las metas de las izquierdas mexicanas y de sus protagonistas, como el Partido Liberal Mexicano de los hermanos Flores Magón, el Cardenismo, Vicente Lombardo Toledano, José Revueltas, el Partido Comunista Mexicano, el Movimiento Estudiantil de 1968, las guerrillas mexicanas, el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y la llegada de Andrés Manuel López Obrador en el 2018.

    Tras el estallido de la Revolución Francesa (1789), esta estableció las coordenadas de la política contemporánea al establecer la soberanía popular como fundamento de la representación política, es decir, colocar en el centro de la discusión “la cuestión social” o la “nivelación de las clases” lo que distinguió a aquellos que defendían posturas de derecha e izquierda. Rodríguez Kuri plantea tres puntos fundamentales para problematizar cuando se habla de las izquierdas en México, cómo su definición, la Constitución y la geopolítica. No sólo se basan sólo en proyectos políticos-electorales o en los actos de gobierno, estas se definen, tratan de instituir conceptos y formas políticas, económicas y jurídicas que promuevan la igualdad, es decir, todos los hombres y mujeres somos iguales ante la naturaleza, ante la ley o ante Dios. Han existido y existen, izquierdas sociales y culturales que permean y definen realidades en la alta cultura, la cultura popular, la comunicación de masas, la educación, la salud, las iglesias, los barrios urbanos, las luchas por la salud reproductiva, la sustentabilidad ambiental y los esfuerzos por defender los recursos naturales.  

    Por otro lado, la Constitución de 1917 se convirtió en el insumo ideológico, político y retórico fundamental del cual han desprendido los movimientos sociales en México. De acuerdo con el autor, esto ha sido un elemento poco estudiado más allá de los perfiles ideológicos específicos, artículos constitucionales como el 3, 27 o el 123 les permitía invocar como fuente primigenia de justicia para que las organizaciones de izquierda movilizaran grupos populares. Así, por ejemplo, el caso del ingeniero Heberto Castillo Martínez, cuya capacidad política y experiencia tanto en el movimiento estudiantil de 1968 como en el Movimiento de Liberación Nacional, le permitió revindicar la organización autónoma y pacífica de los ciudadanos cuya consigna radical era el artículo 39 de la Constitución, que autoriza el cambio de régimen. Este artículo en particular, se convirtió en la fundación mítica de la soberanía popular, la llave maestra de toda epopeya en el futuro, ya que los documentos básicos del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) en 1974 y la Primera Declaración de la Selva Lacandona del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) de 1994, citaran este articulo fundamental de su lucha. 

    ¿Cuál es la principal responsabilidad intelectual para cualquier militante de la izquierda en México con respecto a la realidad geopolítica? La geopolítica es otra determinante estratégica, el cual ha producido un escenario pleno de claroscuros y proyectando imágenes de las izquierdas más allá de sus verdaderas fortalezas organizativas. Todavía cabe señalar, la importancia de saber cómo funciona el sistema político estadounidense, a dónde se mueve, sus intereses y sus enemigos. Los 3,000 km de frontera con los Estados Unidos, una integración comercial, financiera y laboral que no dejó de crecer en todo el siglo XX, han proyectado una sombra grande, cuyas respuestas han sido muy variadas. Para ilustrar, el autor toma como ejemplo cómo el gobierno de Lázaro Cárdenas neutralizó la posibilidad de una intervención militar directa de los estadounidenses, alentada por los sectores de la prensa y de los grupos de intereses tras la expropiación petrolera (1938), gracias a la explotación de los ánimos progresistas y anti-oligárquicos de grupos en la coalición del New Deal y las necesidades estratégicas del gobierno del presidente Franklin Delano Roosevelt ante el ascenso del fascismo en Europa, de modo que les permitió obtener autonomía y apoyo estratégico del gobierno estadounidense hacia México.  

    ¿Por qué es fundamental hablar sobre la relevancia de las izquierdas mexicanas en la historia? Estamos en una situación muy peculiar, un proceso como la Cuarta Transformación que se mueve y se trata de entenderlo comprendiendo que este proceso es resultado de aquellas luchas de las izquierdas mexicanas, con el fin de que la ciudadanía acceda a la riqueza para disfrutarla.  

    Este libro fue publicado en el 2021, a mitad del sexenio de López Obrador, cuyo proyecto de transformación ha reunido un gran número de movimientos sociales, al igual que sus demandas para construir un proyecto y materializar una democracia. Rodríguez Kuri, como estudioso de la política contemporánea y de los problemas de cambio cultural asociado a la urbanización, realiza un breve balance y reflexión historiográfica sobre las izquierdas en México. A pesar de ser un tema muy complejo y con una mayor amplitud temporal, su narrativa es muy didáctica para hacerlo más accesible con un público lector fuera del ámbito académico. 

    Por lo que hago una cordial invitación a los lectores a leer este tomo de la colección Historia Mínima para sumergirse en las circunstancias y las luchas que emprendieron los hermanos Flores Magón, Lombardo Toledano, los estudiantes del 68 y muchos más a abrir caminos para permitir más derechos, para más personas. 

    Bibliografía

    • Rodríguez Kuri, Ariel, Historia mínima de las izquierdas en México, primera reimpresión, México, El Colegio de México, A.C., 2022, 228 p. (Colección Historia Mínima)
  • Claudia Sheinbaum lamenta la muerte de Pepe Mujica: “Ejemplo para América Latina y el mundo”

    Claudia Sheinbaum lamenta la muerte de Pepe Mujica: “Ejemplo para América Latina y el mundo”

    La Presidenta Claudia Sheinbaum expresó este martes su profundo pesar por el fallecimiento de José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay, a quien calificó como un referente moral, político y humano para América Latina y el mundo.

    “Lamentamos profundamente la muerte de nuestro querido Pepe Mujica, ejemplo para América Latina y el mundo entero por la sabiduría, pensamiento y sencillez que lo caracterizaron. Externamos nuestra tristeza y pésame a familiares, amigos y al pueblo de Uruguay”, escribió la mandataria en su cuenta oficial de X (antes Twitter).

    El mensaje presidencial refleja no solo una pérdida personal y diplomática, sino también el reconocimiento de Mujica como una figura cercana a los valores de la Cuarta Transformación: austeridad, compromiso social, dignidad en el ejercicio del poder y una vida coherente con sus ideales.

    Mujica, quien gobernó Uruguay entre 2010 y 2015, fue un ícono global de la izquierda ética, exguerrillero, defensor de los derechos humanos y promotor de políticas progresistas. Su estilo de vida sencillo, su pensamiento profundo y su autenticidad lo convirtieron en un referente para líderes políticos y sociales de todo el continente.

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  • Anarcoinmovilismo

    Anarcoinmovilismo

    Una de las principales críticas que históricamente se le ha hecho a la izquierda es su escaso pragmatismo para unirse frente a un enemigo común. Mientras la derecha (en la mayoría de los casos) ha logrado mantener un movimiento unitario, la izquierda se ha caracterizado por una fragmentación constante. Esta diferencia es fácil de entender si se considera el objetivo de lucha de cada bando: mientras la derecha siempre buscará la supervivencia de lo establecido (especialmente de la estructura de clases), la izquierda, por más “tibia” que sea, tenderá a cuestionar lo existente en nombre de una búsqueda constante por la justicia.

    Y es precisamente en esa “búsqueda por la justicia” donde se encuentra la principal problemática. La razón es sencilla: cada corriente tiene su propia definición de justicia y su propio ideal de sociedad. Así, mientras algunas vertientes de izquierda podrían aceptar la existencia de clases sociales siempre y cuando exista mayor justicia redistributiva, otras exigirán la abolición total del sistema capitalista. A su vez, algunas posiciones promueven la desaparición inmediata del Estado como forma de organización social.

    En esta maraña de visiones, cada grupo pretende imponer su idea de justicia desde el inicio del camino, lo cual hace casi imposible llegar a acuerdos sin que unos deban alinearse con otros. ¿Cómo podría ponerse de acuerdo un marxista, un anarquista y un socialdemócrata? El primero abogará por una revolución que desemboque en una dictadura del proletariado; el segundo también hablará de revolución, pero con el fin de abolir cualquier forma de autoridad estatal; mientras que el tercero optará por reformas pacíficas que mejoren las condiciones materiales de los trabajadores dentro del marco del sistema.

    Y es aquí donde planteo una pregunta al lector: ¿existen hoy condiciones reales para una revolución? Marx afirmaba que las revoluciones comenzarían en los países más desarrollados industrialmente, donde las contradicciones de clase y la extracción de plusvalor serían más evidentes. Sin embargo, la experiencia histórica ha demostrado lo contrario: Rusia, China, Cuba… Ninguno de esos procesos ocurrió en países industrialmente avanzados.

    Hoy vivimos en un mundo en el que los “socialismos reales” han caído (con honrosas excepciones que aún resisten como ejemplo de dignidad). Nuestras sociedades tienen memoria histórica, y en muchas de ellas no existen ni las condiciones materiales ni el deseo colectivo de emprender un proceso revolucionario.

    Esto no significa que la búsqueda del socialismo sea un despropósito. Lo que afirmo es que concebirlo como objetivo inmediato puede ser un error estratégico si no se parte de las condiciones concretas y de las verdaderas aspiraciones del pueblo. Es por eso que lanzo una segunda pregunta: en ausencia de condiciones revolucionarias, ¿vale la pena seguir priorizando la revolución socialista en el siglo XXI? ¿O acaso sería más sensato luchar, en lo inmediato, por beneficios tangibles para la clase trabajadora, sin perder de vista el horizonte utópico pero partiendo de dónde realmente estamos?

    Dentro de esta diversidad de la izquierda, el anarquismo representa quizá el punto de mayor ruptura con las demás corrientes. No solo rechaza el capitalismo como el marxismo lo hace, sino que también niega cualquier forma de autoridad, jerarquía o institucionalidad, lo cual lo vuelve profundamente heterogéneo respecto al resto del espectro izquierdista. Mientras otras corrientes pueden llegar a aceptar (aunque sea de forma estratégica) el uso del Estado como herramienta de transición o regulación, el anarquismo lo concibe como enemigo absoluto, lo que dificulta la articulación de una estrategia común. Esta postura radical, aunque ética en su rechazo a toda forma de opresión, muchas veces termina siendo una traba en el terreno práctico, pues convierte al anarquismo en una fuerza que, al negarse a todo compromiso táctico, rompe los frágiles puentes que podrían construir una izquierda unificada.

    La insuficiencia de una articulación táctica ha conducido a que muchos de los sectores de izquierda empiecen a quedar atrapados en interminables debates sobre la supuesta pureza ideológica, mientras el avance del capital sigue su curso al margen de cualquier resistencia estructurada. En el mejor de los casos, las discusiones giran entonces en torno a cómo salvaguardar los principios irreductibles de cada corriente ideológica, en vez de plantearse cómo podrían transformar en el corto o mediano plazo las condiciones materiales de vida. Esa actitud puede parecer coherente desde una lógica interna, pero no deja de ser funcional al sistema que explícitamente se busca combatir, ya que deroga cualquier posibilidad de acción conjunta.

    En este mismo marco aparece otra figura común: la del ultra que, desde la comodidad de la pureza ideológica, critica con vehemencia a toda izquierda que se atreve a gobernar, participar o ceder en algo para avanzar en reformas. Se trata de una postura que se refugia en la superioridad moral de la inacción, como si mantenerse al margen de todo proceso institucional fuera en sí mismo un acto revolucionario. Esta posición, que se dice radical, no solo se desentiende de las condiciones materiales y políticas de las mayorías, sino que termina por alimentar una narrativa de derrota permanente: todo lo que se hace está mal, toda participación es traición, y solo lo inmaculado —aunque esté fuera de la historia— merece respeto. Pero la política no se hace en el vacío ni desde la torre de marfil; se hace con contradicciones, con límites, y sobre todo con pueblo. Negarse a todo por mantenerse “coherente” puede ser cómodo, pero no transforma nada.

    Por eso el reto del siglo XXI no es el de dirimir debates estériles sobre quién es la verdadera izquierda, cuál corriente es capaz de mantener un mayor grado de coherencia ideológica, sino proponer un proyecto común que recupere las necesidades del presente, sin renunciar a un horizonte de transformación; no se trata, por tanto, de renunciar a los ideales, sino de comprender que estos solo parecen tener sentido cuando se mojan, es decir, cuando se encarnan en procesos concretos, en luchas reales, en victorias parciales que permitan abrir la puerta a cambios más profundos. La izquierda no puede seguir condenándose a sí misma a la irrelevancia a causa de su propio corsé.

    Pero tampoco hay que confundir esto con la entrega total al reformismo ni con la aceptación de que el sistema puede humanizarse del todo; se trata más bien de aceptar que, sin una buena organización táctica y sin una lectura realista del contexto, la utopía deja de ser horizonte y se convierte en una excusa para el no-accionar. Si ha de haber transformación social, no puede depender solo del deseo abstracto de unos pocos iluminados, sino de la capacidad de las mayorías para construir poder popular a partir de sus condiciones, desde donde están y hacia donde sueñan.

  • México, mar de izquierdismo

    México, mar de izquierdismo

    Con la postpandemia vino para el mundo una reconfiguración geopolítica, el mundo que conocíamos ya no lo es más y día a día los cambios se aceleran. La paz subjetiva que reinaba el mundo desde la caída del muro de Berlín, ahora se transforma en incertidumbre ante nuevas potencias que surgen y un imperio que ve morir su hegemonía. 

    Nuestro siglo XX parece, como he dicho en otras columnas, una copia fiel de lo sucedido hace cien años; hago énfasis en copia, ya que incluso los símbolos comienzan a verse repetidos; desde el saludo “romano” de los ultraconservadores en los Estados Unidos, hasta la creciente popularidad del AfD en Alemania, sin dejar atrás el genocidio que sucedió al apartheid en tierras palestinas. 

    En América Latina los movimientos con características fascistas también comienzan a emanar como resultado de los países que habían durado décadas en crisis. Argentina actualmente tiene como jefe de Estado a un personaje que toda su vida política ha defendido los intereses de  los grandes capitales internacionales en suelo sudamericano y, curiosamente, llegó al poder de un país con una de las reservas de litio mas grandes del mundo. 

    Sin embargo, en México nació una resistencia popular que ha impedido el ascenso de estos movimientos ultraconservadores. A diferencia de otras naciones latinoamericanas, donde la desesperación y el descontento han sido canalizados por liderazgos de extrema derecha, en México las mayorías han optado por un proyecto de transformación que prioriza la soberanía, el desarrollo social y la justicia histórica.

    Esto no significa que el país esté exento de amenazas. La oposición, debilitada y carente de un discurso propio, ha recurrido a estrategias desesperadas, desde la judicialización de la política hasta la promoción de narrativas de miedo y desinformación. A ello se suma la presión de actores externos que ven en México un territorio clave en la disputa geopolítica global, ya sea por sus recursos estratégicos o por su posición como vecino inmediato del país que aún se asume como líder del mundo occidental.

    En México la amenaza interna no es la del fascismo, en nuestro país tenemos como principal enemigo al fantasma del priismo que parece estar recorriendo los pasillos de las oficinas del que podría convertirse en un nuevo partido de estado. Sin embargo, este tema lo abordaré en la columna del siguiente miércoles. Por el momento podemos celebrar que somos una isla de izquierda en un mar de fascismo. 

  • La Presidenta Sheinbaum expresa su cariño a Pepe Mujica: la mandataria busca una llamada con el líder uruguayo

    La Presidenta Sheinbaum expresa su cariño a Pepe Mujica: la mandataria busca una llamada con el líder uruguayo

    Hace algunas horas, José “pepe” Mujica, hizo del conocimiento público que el cáncer en su cuerpo se ha expandido, decidiendo no continuar con ningún tratamiento médico debido a su frágil estado de salud. Ante esto, la Presidenta Claudia Sheinbaum expresó su respeto y cariño al líder uruguayo.

    Desde el Salón de la Tesorería de Palacio Nacional, la mandataria mencionó que tiene un especial cariño por Mujica, al cual también le agradeció por su paciencia y compartir sus pensamientos a lo largo de su carrera política, siendo un símbolo para toda América Latina.

    “Aprovecho para decir que nuestro cariño, nuestro agradecimiento por su sapiencia, por su pensamiento, por compartir todos estos años. Gracias por su sencillez, por su modestia y gracias por representar un símbolo para toda America Latina y creo que para el mundo entero”.

    Sheinbaum Pardo adelantó que buscará agendar una llamada personal con Pepe Mujica, que en más de una ocasión visitó la Ciudad de México en el sexenio del ahora Expresidente Andrés Manuel López Obrador. Es de recordar que en dichas ocasiones, Mujica se reunió con la ahora lideresa del Ejecutivo.

    “Vamos a buscar una llamada personal y le deseamos que mejore, siempre”, remató la presidenta.

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  • La Izquierda Neoliberal

    La Izquierda Neoliberal

    De las últimas semanas se han desprendido las paradojas más alucinantes en la vida política de esta nueva etapa de transformación.

    Al parecer, los avances democráticos están siendo utilizados como plataforma para enaltecer y alejar hasta los olimpos de la vieja política burocrática e indolente las decisiones de una cúpula que está adoptando la vieja actitud priísta, la cuál a fuerza de un paternalismo autoritario nos recetaba un día sí y el otro también, cualquier nivel de cinismo vestido de un “tranquilos, nosotros sabemos por qué y como ustedes no, les toca resistir”, obligándonos (a quienes nos asumimos desde hace dos décadas al menos partidarios de una profunda regeneración que nos liberara de los corajes cotidianos de ser ignorados y pisoteados como pueblo, en aras de un muy llevado y traído “bien superior”) a tragarnos diariamente las decisiones arbitrarias que prometían ser “por nuestro bien” y jamás probaron serlo.

    No debemos olvidar que con esta condescendencia exacerbada se nos recetó el aumento al IVA en sexenios priístas y panistas, la aprobación de impuestos abusivos alegando pandemias inexistentes (como el IDE de Calderón) así como atropellos constitucionales que de tan autoritarios, provocaron infartos sociales y físicos en quienes sentían la impotencia de ser aplastados por una minoría que había llegado a la representación popular de maneras poco claras y directamente para cumplir agendas ajenas al interés general.

    De los aumentos a salarios y bonificaciones cínicas en cámaras de representantes, que nos limitábamos a escuchar con rabia en la radio, atorados en tráficos interminables de las ciudades del país, pasamos al ignominioso Pacto por México, que no fue sino la puesta en venta en primer lugar, de las voluntades legislativas que traicionaron a todas sus bases, simplemente seducidos por el negocio majadero que, tal como un sobrino imberbe con una idea estrambótica recién aprendida en una estafa piramidal, llega a embarcar a la familia y la gran mayoría acepta, cegados por la avaricia y la codicia que representa la promesa de enormes ganancias a futuro, sólo que en este caso, la estafa fue para un país entero y las ganancias, para aquellos que se asumieron dueños de lo que no era suyo, ni siquiera por derecho de nacionalidad, pues en el momento mismo de haber vendido la soberanía, debieron ser declarados traidores a la patria y exiliados, privados de sus derechos como mexicanos.

    De esta manera, vimos encoger derechos laborales, reprimir protestas sociales como práctica común, extinguir compañías del estado que dejaron en la calle a decenas de miles de trabajadores sin indemnizaciones apegadas a la ley y en resumen, aplicar todas las instrucciones y exigencias de organismos internacionales a fin de congraciarse con ellos, dejando a los mexicanos de a pie, profesores, electricistas, automovilistas, y en general al pueblo, en la total orfandad por parte de aquellos que deberían haberle plantado cara al colonizador que no ha dejado de frotarse las manos pensando en el momento en que se abrieran las puertas de la enorme abundancia que los tesoros naturales y culturales de México tiene para ofrecer, para ser alienados por el mercado y convertidos en mercancías accesibles sólo a quienes tuvieran los recursos para obtenerlos, aún si esto atropellara derechos humanos.

    No es necesario continuar enumerando la enorme lista de privatizaciones y desmantelamientos de los que fue víctima un país que parece fuente inagotable de riqueza y que no ha agotado sus recursos a pesar del saqueo impune al que fue sometido por aquellos que aseguraron bonanza no sólo para ellos sino para vastas generaciones por venir, sólo es necesario echar un vistazo a las señales que los actuales políticos están arrojando y que parecen poner en las narices de aquellos que les otorgamos un voto de confianza – que no un cheque en blanco – para saber si están o no realizando una labor honorable representando y defendiendo los intereses de las mayorías que les otorgaron el privilegio de dirigir sus destinos las pasadas elecciones.

    Personajes como Ricardo Monreal y Adán Augusto López, parecen haber acrecentado un poder que a decir de los últimos acontecimientos, se revela como digno de películas clásicas como El Padrino, sumando a algunos de los personajes más oscuros e impresentables de la política pasada inmediata, quienes incluso calumniaron y atacaron arteramente a una de sus más fuertes candidatas, quien a su vez fue una de las funcionarias de la administración anterior con una posición clave y un papel encomiable, me refiero a los Yunes y Rocío Nahle, quien tuvo que soportar calumnias y campañas de acoso mediático y legal que expusieron de la manera más impúdica el lado más oscuro de la contienda electoral, que traspasó los límites de lo privado y lo familiar tratando desesperadamente de conservarse en una postura de fuero para eludir la acción de la justicia, que amenazaba con hacerse efectiva si la mafiosa familia Yunes perdía el estado de Veracruz, lo cual terminó pasando para beneplácito de la gente de ese gran estado.

    No obstante, ante el escenario adverso para estos personajes que han sido ligados por testimonios y hasta fotografías con hechos delicados y laserantes para la sociedad, a sabiendas de que se preparaban órdenes de aprehensión y que sus procesos avanzaban, fueron cooptados y “convertidos” a una “fe” que hasta hace sólo meses repudiaban y atacaban con todos los recursos lícitos o ilícitos disponibles, dañando no sólo la reputación de una mujer clave para el gobierno de AMLO, sino todo el proceso electoral que finalmente resistió esos, sin embargo, se tomó la decisión de sumarlos a la votación para aprobar la reforma judicial, transformando su inminente procesamiento en vulnerabilidad suficiente para doblegarlos a la voluntad de un partido al que no sólo repudiaron, sino intentaron destruir a título político, personal y familiar.

    Sin embargo y dejando de lado la tentación de advertir algún atisbo de “justicia poética”, a esta maniobra moral y éticamente dudosa la persigue una culpa histórica de la cuál MORENA no podrá librarse por años y tal vez a perpetuidad: el clamor de todas las víctimas directas e indirectas que la familia Yunes dejó como efectos colaterales de su comisión de delitos y omisiones en el desempeño de su servicio público y con esto, toda la justicia que ha sido cercenada de tajo bajo una visión inmediatista del poder al servicio del poder mismo, como deja patente la reciente incorporación de un señor Lavalle al gabinete de Layda Sanzores en Campeche, quien no es sólo señalado como partícipe en la trama de corrupción ligada a la reforma energética (que casi le cuesta la vida al entonces líder moral de la oposición AMLO) sino que lleva abierto un proceso en su contra debido al cual, debe portar un brazalete de localización por orden judicial.

    Es sabido que ni en el PAN ni en el PRI y mucho menos en MC, descontando a los partidos rémora que se suman siempre al mejor postor con tal de sobrevivir, existe la más mínima voluntad de allegar justicia a quienes han sido agraviados por prácticas deshonestas que siempre son vistas como inofensivas, hasta que explosiones de gas revelan que hay cientos o miles de personas que apostaron el patrimonio de toda su vida en departamentos inexistentes jurídicamente como es el caso del cártel inmobiliario de la CDMX, o vendedores ambulantes que creyeron haber pactado con administraciones locales desleales, espacios ilegales de venta que deslucen y dañan el patrimonio cultural de lugares históricos, a cambio de cuotas abusivas que van a parar a dobles y triples contabilidades cuyos recursos malhabidos son utilizados para campañas electorales, después de haber llenado los bolsillos de políticos de todos los partidos, para ya no hablar de las pipas de agua que llevan lo mismo este vital recurso que los bolsillos llenos de los miles de pesos que cobran a vecinos necesitados del llenado de tinacos o cubetas para las más vitales labores del día y que parece ser incentivo suficiente para no resolver el problema de la falta de presión que lleve el vital líquido a las zonas más altas de la CDMX y a esta indolencia, a esta miserable actitud cínica de indiferencia, vemos sumar las prácticas mafiosas de un partido que ha colocado en posiciones de poder y cohersión de opositores (o lo que ellos llaman eufemísticamente “operación política”) a personajes indefendibles, creyendo que su actuar no acarrea víctimas y peor aún, que no les explotará en la cara.

    El reloj sigue su curso y una nueva competencia parece haber hecho aparición en el escenario político y social del país:

    El cinismo de un partido que está avanzando en su agenda por encima de cualquier parámetro moral, en aras de un paternalismo que amenaza con ser cada vez más autoritario, contra una sociedad que agota su paciencia y el capital político que le dio de manera absolutamente condicional, para ser representada y no atropellada bajo una condescendencia ofensiva que parecía haber sido superada, pero vemos lamentablemente resurgir.

    DA CAPO

    Todo parece indicar que a los más altos perfiles implicados en tramas de corrupción se les seguirá viendo como bisagras para acceder a acuerdos que sigan sosteniendo la narrativa “democrática” de un régimen que parece dispuesto a recetar medicinas tan amargas a su base, como ver a Yunes en fotos con la mismísima presidenta o a Lavalle en fotografías en las que el otrora implacable Fernández Noroña no tiene reparo en titular “no está solo”.

    ¿Seguiremos tragando a los Sergio Mayers o en un futuro a los Jorge Romeros, cuando la ley los alcance, aunque esto signifique seguir sacrificando a la sociedad y su añeja sed y hambre de justicia?, aunque de tanto estirar su tolerancia, tal vez se termine rompiendo, cuando ya no tenga nada que perder.

  • Con el 43.9% de los votos, la izquierda cercana a Pepe Mujica gana en primera vuelta presidencial de Uruguay, pero irá a segunda vuelta con la derecha

    Con el 43.9% de los votos, la izquierda cercana a Pepe Mujica gana en primera vuelta presidencial de Uruguay, pero irá a segunda vuelta con la derecha

    La contienda electoral en Uruguay tendrá una segunda vuelta el próximo 24 de noviembre, en la que se enfrentarán Yamandú Orsi, del Frente Amplio, y Álvaro Delgado, de la coalición de centro-derecha encabezada por el gobierno actual. La Corte Electoral de Uruguay dio a conocer los resultados oficiales durante la madrugada del lunes, confirmando a estos dos candidatos como los más votados, con un 99% de los votos contabilizados.

    Orsi, representante del ala izquierda y aliado cercano del expresidente José “Pepe” Mujica, obtuvo un 43.9% de los votos, mientras que Delgado, quien fuera secretario de la Presidencia bajo el mandato de Luis Lacalle Pou, alcanzó el 26.7%. Pese a que Orsi se perfilaba como el favorito y existía la posibilidad de que obtuviera más del 50% en esta primera ronda, el resultado no fue suficiente para evitar una segunda vuelta.

    El domingo por la noche, Orsi celebró su victoria parcial frente a una multitud de simpatizantes, reiterando su compromiso con “ponerle más ganas que nunca” en los días restantes de campaña para consolidar su posición hacia la presidencia. Por su parte, Delgado, respaldado por sus socios de la coalición oficialista, resaltó que su grupo es “el proyecto político más votado” de Uruguay.

    Ambos candidatos intensificarán sus esfuerzos en las próximas semanas, buscando captar el apoyo necesario para llevar a cabo sus proyectos de gobierno en un Uruguay que observa de cerca esta contienda.

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  • Hacer crítica a la izquierda para ser de izquierda

    Hacer crítica a la izquierda para ser de izquierda

    Presupongo que la oposición partidista en México ha perdido todo peso. Partidos como el PAN o el PRI se han vuelto irrelevantes para la toma de decisiones prioritarias hacia el futuro de nuestra nación. El que fue nuestro partido de Estado por más de setenta años, ahora está más cerca de desaparecer que de ganar una elección presidencial. Por su parte, Acción Nacional no representa mucho más que su historia; han intentado imitar el estilo de López Obrador en su campaña anterior, pero solo lograron crear una burda caricatura.

    Parece que la izquierda tiene aseguradas, al menos, las próximas dos elecciones presidenciales. Hoy en día, es fácil afirmar que el partido en el gobierno se mantendrá en el poder durante el próximo sexenio. Si la situación en México continúa como en el mandato de López Obrador, tal vez no tengamos motivo de preocupación. Si la pobreza sigue disminuyendo y el gobierno persiste en la búsqueda de la soberanía, ¿por qué deberíamos criticar?

    Sin embargo, debemos ser conscientes de que la historia la hacen los pueblos, no los individuos. López Obrador llegó al poder como respuesta de un pueblo ofendido, una sociedad oprimida y olvidada durante más de 30 años de gobiernos neoliberales. El lopezobradorismo puede entenderse como un movimiento de crítica al establishment, y de ahí surgió el impulso que lo llevó al gobierno. La izquierda, reiterando, llega al poder partiendo de una crítica a lo que ya existía; la crítica es, en esencia, la definición misma de “izquierda”.

    Dado que la izquierda es crítica por naturaleza, debemos entender que esta acción no debe limitarse únicamente a la oposición, sino también volverse hacia adentro. Es prioritario observar las dinámicas dentro del partido en el poder y hacer explícitas aquellas que se desvíen de la lógica de beneficiar a la población, especialmente a los más desfavorecidos. Es nuestro deber señalar las prácticas y políticas que no sean beneficiosas para el conjunto o, en su defecto, representen una regresión en los logros ya alcanzados.

    No podemos callarnos por más que nos llamen a hacerlo, la institucionalidad del movimiento debe estar fundada en la crítica, no en ese típico silencio del político priista del siglo pasado. El abandono de la crÍtica es el abandono de la izquierda. 

    Como dije más arriba, la oposición partidista no tiene en este punto importancia alguna; no obstante, la oposición al proyecto de transformación si tiene un peso relevante ya que está dentro del partido gobernante. Llegó el momento de dar la batalla interna para seguir en dirección de la radicalización del movimiento y por ende del gobierno. 

    El pueblo no puede dejar de ser el protagonista del cambio, el partido no debe dejar de ser un instrumento al servicio del pueblo. El partido en el poder debe mantener su naturaleza crítica y abierta al debate interno para evitar caer en los vicios del pasado. La tentación de abandonar la crítica y aferrarse a una institucionalidad acrítica sería fatal para el movimiento. El silencio no puede ser una opción cuando lo que está en juego es el bienestar y la justicia para millones de mexicanos.

    La institucionalización del movimiento implica riesgos. Por un lado, el peligro de convertirse en lo mismo que se ha criticado durante décadas: un aparato rígido y burocrático, alejado de las demandas populares. Por otro, la posibilidad de adoptar una postura defensiva frente a la crítica, en lugar de verla como una herramienta para mejorar y corregir el rumbo. El movimiento debe ser capaz de evolucionar sin perder su esencia transformadora, y esto solo será posible si la crítica sigue siendo su motor principal.

    El reto que enfrentamos en el próximo sexenio, con la izquierda aparentemente consolidada en el poder, es no caer en la autocomplacencia. La continuidad no debe ser sinónimo de estancamiento, sino de profundización y radicalización en los cambios estructurales necesarios para alcanzar una justicia social plena. Esto implica una renovación constante de las políticas y estrategias, siempre orientadas hacia los sectores más vulnerables y marginados del país.

  • “Seremos amigos y compañeros hasta siempre”: AMLO lamentó el fallecimiento de José Agustín Ortiz Pinchetti y destacó que el titular de la FISEL fue “un auténtico demócrata”

    “Seremos amigos y compañeros hasta siempre”: AMLO lamentó el fallecimiento de José Agustín Ortiz Pinchetti y destacó que el titular de la FISEL fue “un auténtico demócrata”

    El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, lamentó la muerte de José Agustín Ortiz Pinchetti, quien fue titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (FISEL).

    A través de su cuenta de X, antes Twitter, el mandatario destacó que Ortiz Pinchetti fue “un auténtico democrática” y expresó sus condolencias a la familia del ex funcionario. “Caminamos mucho tiempo juntos y seremos amigos y compañeros hasta siempre. Abrazo a Loretta, a Mariana y a toda la familia”. 

    El titular de la FISEL, José Agustín Ortiz Pinchetti, falleció este pasado sábado 3 de agosto, a la edad de 87 años de edad. Además, una de primeras figuras políticas en reaccionar sobre la noticia, fue la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, quien externó sus  condolencias a “familiares, amigos y compañeros”.

    También, en las últimas horas diversos políticos de izquierda como Rosa Icela Rodríguez, Martí Batres, Alejandro Encinas, entre otros, han expresado su condolencias y han reconocido la labor de Ortiz Pinchetti con la lucha por la democracia en el país.

    Cabe mencionar que, el destacado político de izquierda, José Austín Ortiz Pinchetti, nació en la Ciudad de México en el año de 1937, estudió en la Escuela Libre de Derecho. 

    Asimismo, tiene una maestría en Derecho Económico en la Universidad Iberoamericana, en donde también fue profesor por más de 30 años, y desde el año de 2019, se desempeñó como titular de la FISEL.

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