La ONU emitió una alarma global: las emisiones aumentaron 2.3% en 2024 y el planeta se dirige a un calentamiento de hasta 2.5 °C este siglo. Si los países no actúan ya, la crisis climática dejará de ser advertencia para convertirse en destino.
El mundo se encamina hacia un escenario climático devastador, las nuevas cifras de la ONU revelan que las emisiones de gases de efecto invernadero aumentaron 2.3% en 2024, lo que acerca al planeta a un calentamiento de entre 2.3 °C y 2.5 °C antes de que termine el siglo. El informe, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), llega a días de la COP30 en Belém, Brasil, y emite una advertencia: los esfuerzos globales están muy por debajo de lo necesario para frenar la crisis.
El secretario general de la ONU, António Guterres, subrayó que limitar el aumento de la temperatura a 1.5 °C ya parece inalcanzable, pero aún se puede evitar una catástrofe mayor. “Nuestra misión es sencilla, pero no fácil: hacer que cualquier superación sea lo más pequeña y breve posible”, señaló. Los científicos del PNUMA sostienen que incluso con los compromisos actuales, el planeta rebasará el límite crítico acordado en París, lo que provocará consecuencias irreversibles.
La organización alertó que las economías del G20 concentran tres cuartas partes de las emisiones globales, y aunque la Unión Europea logró reducirlas durante 2024, países como India, China, Rusia e Indonesia encabezaron el incremento. Solo un tercio de las naciones ha presentado metas de reducción para 2035, lo que demuestra, de acuerdo con el informe, la falta de ambición política frente a una amenaza cada vez más tangible.
El impacto de este calentamiento ya se siente: la Tierra está 1.4 °C por encima de los niveles preindustriales, los arrecifes de coral se extinguen a gran velocidad, las capas de hielo se derriten y la selva amazónica corre riesgo de sufrir daños irreversibles. Los expertos advierten que un aumento superior a los 1.5 °C intensificará huracanes, sequías e inundaciones, lo que afectará sobre todo a los países más vulnerables.
Mientras el mundo se prepara para la COP30, la ONU insiste en que el tiempo se agota. El planeta ya no puede permitirse promesas lentas ni compromisos a medias. La estabilidad del clima y la vida de las próximas generaciones está en juego.
