Etiqueta: Carlos Castillo

  • Un Año de Resultados: Claudia Sheinbaum y la Nueva Política

    Un Año de Resultados: Claudia Sheinbaum y la Nueva Política

    Acostumbrados a los viejos tiempos donde los informes de gobierno eran maquillados, saturados de cifras dudosas y discursos repetitivos sin sustento real, hoy México presencia un cambio. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha demostrado que gobernar no se trata de discursos huecos, sino de presentar datos duros, avances palpables y resultados concretos.

    Este primer año no ha sido nada fácil. El país enfrentó desafíos enormes en materia de seguridad, infraestructura y tejido social. Sin embargo, la presidenta no se escondió tras excusas ni simulaciones: se plantó frente a la nación con un informe realista y con cifras que reflejan avances en temas clave. Desde proyectos estratégicos de infraestructura, hasta programas de apoyo social que llegan a quienes más lo necesitan, Sheinbaum ha dejado claro que su administración no está para improvisaciones, sino para transformar.

    Seguridad y Política Exterior

    El avance en materia de seguridad se palpa en los acuerdos binacionales que buscan disminuir la violencia y cerrar el paso al crimen organizado. A esto se suma un sistema judicial que pronto será puesto a prueba, pero que ya se vislumbra como una pieza central en la consolidación del estado de derecho.

    Un Año de Paz Política

    Y aunque en el Senado los encontronazos no faltan con dimes, diretes y hasta golpes bajos que algunos legisladores insisten en protagonizar, México vive hoy una paz política distinta. Las pugnas parlamentarias son más espectáculo que crisis real, mientras que el país proyecta hacia el mundo una imagen de madurez y estabilidad social y económica.

    Si antes los informes eran pasarelas políticas, hoy son un reflejo del compromiso con la verdad. Y aunque a los senadores les encanta “echarle chile al caldo” con pleitos y desplantes, lo cierto es que el liderazgo de Sheinbaum se mantiene firme, con un estilo sereno pero efectivo que comienza a marcar una nueva era en la política mexicana.

    Conclusión

    No es nada fácil gobernar México, pero Claudia Sheinbaum ha demostrado que se puede hacerlo con datos, disciplina y visión de futuro. Por eso, desde este espacio, la felicitamos por un año de grandes logros que ya dejan huella en la historia reciente.

  • Manolo Jiménez: un gobernador cercano y eficaz

    Manolo Jiménez: un gobernador cercano y eficaz

    Gobernadores de distintos partidos y regiones suelen distinguirse por la manera en que ejercen el poder y administran los recursos públicos. Algunos destacan por el discurso, otros por las apariciones mediáticas, y unos pocos por el trabajo constante y silencioso que logra resultados visibles para su población. En ese grupo selecto se encuentra Manolo Jiménez Salinas, gobernador del estado de Coahuila, quien hoy representa un ejemplo de cómo hacer política con cercanía, disciplina y eficacia.

    Lejos de la faramalla o de la confrontación innecesaria, Manolo se ha caracterizado por mantener un estilo propio: formado en la clase política, pero con los pies en la tierra. Lo mismo se le puede ver caminando por las calles, conviviendo con su familia, degustando la comida típica de la región o supervisando de primera mano las obras y proyectos estratégicos de su gobierno. Esa cercanía con la gente lo convierte en un líder que entiende a su estado no desde la oficina, sino desde la vida diaria de sus habitantes.

    Seguridad como prioridad

    Uno de los ejes más relevantes de su administración ha sido la seguridad, tema que históricamente ha sido un reto para todo el norte del país. Jiménez no solo ha reforzado la coordinación con las fuerzas estatales y federales, sino que también ha promovido estrategias locales que mantienen a Coahuila como uno de los estados más seguros de México, lo cual ha dado confianza a empresarios, inversionistas y familias. El seguimiento puntual a cada detalle operativo ha sido clave para consolidar esta estabilidad.

    Desarrollo económico e industrial

    El gobernador también ha impulsado proyectos de desarrollo económico que colocan a Coahuila como un referente en la industria automotriz, energética, minera y de exportación. Gracias a su ubicación estratégica y a una mano de obra altamente calificada, el estado se ha convertido en un punto de atracción para nuevas inversiones nacionales y extranjeras.

    Hoy Coahuila mantiene en la región una presencia industrial sólida y de gran relevancia. Empresas de talla internacional como General Motors, Daimler, Stellantis, John Deere y Grupo DeAcero han encontrado en el estado un lugar seguro y confiable para crecer. A ellas se suman decenas de proveedores y armadoras que hacen de Coahuila uno de los principales polos manufactureros de México, especialmente en el ramo automotriz, donde se producen vehículos y autopartes que se exportan a Estados Unidos, Canadá y diversos países de Europa y Asia.

    Este dinamismo industrial ha permitido que Coahuila se coloque entre los primeros lugares en empleo formal a nivel nacional, lo que refleja no solo crecimiento económico, sino también estabilidad laboral y confianza empresarial.

    Gobernar sin mentirle al pueblo

    A diferencia de otras figuras políticas que privilegian el espectáculo o el protagonismo, Jiménez se mantiene como siempre ha sido: franco, directo y sin adornos innecesarios. No promete lo que no puede cumplir, y concentra su energía en gestionar eficazmente los recursos para que cada peso se traduzca en resultados. Esa honestidad le ha valido el reconocimiento de propios y extraños, y ha generado un clima de confianza que se refleja en la percepción ciudadana hacia su gobierno.

    Avanzar a pasos de gigante

    Como él mismo lo ha expresado, Coahuila avanza a pasos de gigante, con rumbo firme y con una visión que combina tradición y modernidad. Manolo Jiménez se consolida así como un gobernador ejemplar: cercano a la gente, comprometido con la seguridad y enfocado en un desarrollo sostenible para su estado.

    Desde este espacio, vaya una felicitación al gobernador Manolo Jiménez y al pueblo de Coahuila por el gran trabajo que juntos están realizando en un estado que hoy brilla con fuerza en el mapa político, económico e industrial de México.

  • Diálogo y respeto, pilares que no deben perderse en la tribuna

    Diálogo y respeto, pilares que no deben perderse en la tribuna

    En una lamentable distorsión de lo que representa la investidura parlamentaria, la tribuna del Senado se convirtió recientemente en escenario de confrontación personal. Presenciamos a un legislador, integrante de un partido con profundo peso histórico, agredir públicamente a su propio dirigente.

    Más allá de provocaciones o contextos previos, la elegancia, el porte y la finura nunca deben perderse, sobre todo en quienes son referentes morales de una organización política. La ciudadanía espera de sus representantes mesura y altura de miras, no expresiones que evocan violencia ni gestos que desdibujan la dignidad del cargo.

    En un país que enarbola el lema de “abrazos, no balazos”, resulta indispensable recordar que este principio no debería limitarse al combate social, sino extenderse también al ámbito parlamentario, donde las diferencias deben resolverse con razones y argumentos, nunca con ofensas o golpes.

    Queda por ver cuál será la respuesta legal e institucional de ambas partes, pero lo verdaderamente trascendente será que de este episodio surja una lección: que el Senado recupere su esencia como espacio de diálogo, respeto y construcción de consensos, lejos de la violencia verbal o física. Solo así se honrará el mandato ciudadano y se fortalecerá la democracia.

    Un abrazo y saludos cordiales a todas y todos los senadores de la República.

  • Entre dimes y diretes: México en la encrucijada política

    Entre dimes y diretes: México en la encrucijada política

    Una senadora y la polémica petición a Washington

    En días recientes, una senadora mexicana encendió el debate nacional al solicitar de manera pública la intervención total del gobierno de Estados Unidos para combatir al crimen organizado en nuestro país. La declaración levantó críticas inmediatas, pues más allá de la intención, se pasa por alto que históricamente la nación vecina siempre ha estado involucrada directa o indirectamente en labores de inteligencia y, en algunos casos, operativas en los episodios más relevantes de la lucha contra el narcotráfico.

    Lo cierto es que plantear una presencia “ejecutoria” de fuerzas armadas extranjeras en suelo mexicano es constitucionalmente inviable, a menos que fuera autorizado expresamente por la Presidencia de la República. En la memoria colectiva permanecen experiencias pasadas, como la Iniciativa Mérida o las operaciones encubiertas de la DEA, que muestran cómo la participación de Estados Unidos ha sido constante, aunque nunca con carácter oficial de ocupación militar.

    Trapitos al sol: la residencia de Fernández Noroña

    Como si los reflectores no bastaran, otra historia se suma al álbum político nacional. Una operación de inteligencia de esas que parecen sacadas de novela, pero ocurren en la vida real reveló que el senador y presidente de la Mesa Directiva, Fernández Noroña, posee una residencia con un valor estimado de 12 millones de pesos.

    Un pequeño detalle que desentona con la narrativa de la austeridad y la congruencia política. Para ponerlo en contexto: la mayoría de sus antecesores vivían en casas rentadas o propiedades cuyo valor no superaba los 3 millones. La pregunta no es solo cuándo la adquirió, ni por cuánto, ni cuánto paga de hipoteca. La verdadera duda es: ¿se puede predicar la sencillez desde un palacete?

    Claro está, un intelectual como el senador podría argumentar que con sus honorarios puede cubrirlo. Y si además suma su Volvo de 600 mil pesos, tampoco parece un exceso; al fin y al cabo, es más barato que mantener a dos turnos de guaruras con sus viáticos, salarios y camionetas blindadas. Quizá la lógica es simple: mejor una hipoteca que ocho escoltas. El sarcasmo, inevitable.

    Claudia Sheinbaum y el nuevo hospital de Acapulco

    En contraste con los escándalos, el país también recibió buenas noticias. La presidenta Claudia Sheinbaum inauguró un hospital de alta especialidad en la ciudad de Acapulco, una obra que representa no solo el cumplimiento de una promesa de campaña, sino también una respuesta a la urgente necesidad de fortalecer el sistema de salud en Guerrero tras los estragos de fenómenos naturales y el rezago histórico en infraestructura.

    Las imágenes difundidas muestran un complejo moderno, equipado y listo para atender a la población. Se trata de un paso firme hacia la reconstrucción de la confianza en las instituciones de salud pública. No obstante, queda claro que más allá de inauguraciones aisladas, el país necesita una reforma integral al sistema sanitario, una tarea que según fuentes cercanas al Ejecutivo podría colocarse pronto en la mesa legislativa.

    Relevo en San Lázaro: oportunidad para el Congreso

    Otro acontecimiento próximo a definirse es el relevo en la presidencia de la Cámara de Diputados, que por disposición legal corresponderá al Partido Acción Nacional. Sergio Gutiérrez Luna, presidente saliente, ya ha señalado que el cambio será respetado y aceptado en plena institucionalidad.

    El reto para el nuevo liderazgo será demostrar que el Congreso puede trascender las pugnas partidistas y generar consensos que se traduzcan en beneficios reales para los ciudadanos. Con una agenda nacional cargada de temas sensibles seguridad, salud, economía la pluralidad legislativa será puesta a prueba.

    Entre el debate y los hechos

    México se encuentra, una vez más, en la tensión entre los discursos políticos y la ejecución de acciones concretas. Mientras algunos actores apelan a soluciones externas que rayan en lo inconstitucional, otros dejan entrever que la austeridad puede ser muy relativa según la cuenta bancaria.

    Al final, lo que la ciudadanía espera no son discursos vacíos ni mansiones disfrazadas de modestia, sino resultados palpables que garanticen seguridad, bienestar y desarrollo. Porque, como siempre, entre dimes y diretes… el pueblo sigue esperando.

  • El fin de un ciclo y el inicio de otro

    El fin de un ciclo y el inicio de otro

    Si en algún momento la señora Beatriz Gutiérrez Müller decidiera emprender un nuevo rumbo académico en España, Francia, Noruega o incluso El Salvador, no sería mal visto. Al contrario, tendría plena libertad de hacerlo, ya que su papel como primera dama concluyó y su tiempo en la esfera pública ligada a la Presidencia de México terminó con el cierre del sexenio anterior. Lo que ella y el presidente López Obrador realizaron durante seis años de gobierno ya quedó en la historia, con luces y sombras, y con la mayoría de compromisos cumplidos.

    Hoy el escenario político tiene un nuevo rostro: la presidenta Claudia Sheinbaum y su equipo de trabajo. No hay que confundirnos: el sexenio de AMLO ya concluyó. El país entró en una nueva etapa que exige mirar hacia adelante, con una agenda propia y desafíos inmediatos.

    El riesgo de la opulencia en un movimiento popular

    Quienes sí deben cuidar más la percepción ciudadana son los políticos en funciones que, atraídos por la presunción, la opulencia y la elegancia, se alejan de la base que los llevó al poder. El movimiento de la llamada Cuarta Transformación nació con la bandera de estar cerca del pueblo, caminar con él, escuchar sus necesidades y responder con sensibilidad. Por ello, resulta contradictorio cuando algunos actores políticos se muestran más cómodos en escenarios de privilegio que en las calles donde se viven los problemas reales.

    La congruencia será clave: o se mantienen fieles a la ideología que abrazaron, o bien deberán buscar en otros partidos el espacio que mejor encaje con sus ambiciones personales.

    México, Estados Unidos y la presión anticorrupción

    En paralelo, en los cafés de la comunidad mexicana en Estados Unidos se comenta que la mano dura del gobierno norteamericano empieza a dar resultados en sectores vinculados con la corrupción. Empresarios que antes estuvieron inmersos en prácticas irregulares se han visto forzados a negociar con las autoridades y, en algunos casos, a reparar los daños.

    Ese ejemplo de presión institucional deja una reflexión: si el crimen organizado en México decidiera entregar sus armas y optar por la negociación y la paz, se daría un paso decisivo hacia el fin de una guerra absurda que ha costado miles de vidas.

    Una reflexión necesaria

    Como recordaba Mahatma Gandhi: “No hay camino hacia la paz, la paz es el camino”. Quizá ha llegado la hora de retomar esa frase con seriedad y construir, desde la política, la justicia y la ciudadanía, un nuevo horizonte para México.

  • México en ebullición: cuando el rumor pesa más que la verdad

    México en ebullición: cuando el rumor pesa más que la verdad

    En México la política se convirtió en un espectáculo de fuegos artificiales: mucho ruido, luces que deslumbran… y al final, puro humo. Cada semana se enciende una nueva polémica que hace correr titulares y comentarios en redes sociales como si fueran verdades absolutas.

    Ahora resulta que hasta la familia Bartlett está en el ojo del huracán con el cuento del “congelamiento de cuentas”. Un rumor que suena fuerte, que circula en portales y chats, pero que detalle menor ninguna autoridad ha confirmado. ¿Importa? Claro que no. Aquí el chisme vuela más rápido que cualquier boletín oficial.

    Y por si no bastara, aparecen exfuncionarios buscando acomodo en agencias federales de Estados Unidos. Ayer manejaban el poder con privilegios, hoy se venden como asesores internacionales. El mensaje entre líneas es claro: cuando México se vuelve incómodo, siempre hay quien busca refugio bajo la sombra del vecino del norte.

    Pero la cereza del pastel está en el expresidente. El mismo que juró retirarse a su rancho, alejado de la política. Hoy, entre bromas y rumores, ya no lo mandan al rancho, sino más allá. Y no falta quien diga que ahora la protagonista es su señora esposa, arrastrada al debate público como pieza de ajedrez en un juego donde nadie explica las reglas, pero todos opinan.

    Inseguridad: la otra bomba de tiempo

    Mientras tanto, la inseguridad sigue siendo la pesadilla diaria. Balaceras, desapariciones, cobros de piso y ejecuciones se mezclan con noticias falsas y versiones manipuladas. El ciudadano de a pie ya no sabe si lo que escucha es real o invento, pero lo que sí sabe es que el miedo es cada vez más cotidiano. Y lo más triste: parece que los políticos juegan a hacerse los serios mientras el país entero camina al filo de la desconfianza.

    El reto de la presidenta: separar lo falso de lo cierto

    Nuestra presidenta y su equipo enfrentan el desafío de acomodar este banquete envenenado de rumores, acusaciones y verdades a medias. Si logran poner orden, diferenciar lo que tiene sustento de lo que es simple basura digital, quizá se recupere algo de confianza. Pero si no, México seguirá siendo un ring donde cualquiera acusa, pocos responden y nadie comprueba.

    Porque hoy la política mexicana se parece más a una tragicomedia que a un ejercicio serio de gobierno. La regla no escrita parece ser:
    “Acusa primero, comprueba después, y si no hay pruebas… ya qué importa, el daño está hecho.”

    La ironía del momento

    El país que presume democracia y madurez política está atrapado en una dinámica infantil: el que grita más fuerte tiene razón, aunque no tenga pruebas. Y mientras tanto, los ciudadanos los verdaderos afectados siguen atrapados entre la inseguridad, la desinformación y un espectáculo político que no tiene intermedio.

    En resumen, México hierve. Hierve de rumores, de acusaciones sin pruebas y de un hartazgo ciudadano que no encuentra alivio. La gran pregunta es: ¿quién pondrá la tapa a esta olla de presión antes de que estalle?

  • Agosto llegó… y el país no se detiene

    Agosto llegó… y el país no se detiene

    Y sigue la burra al trigo.

    En diversos medios de comunicación continúa la polémica del candente verano: los viajes de nuestros representantes populares al extranjero, la carta de Andrés Manuel López Beltrán, las declaraciones del presidente de la Mesa Directiva, el diputado Gerardo Fernández Noroña, y una serie de dimes y diretes que mantienen entretenida y a veces confundida a la opinión pública.

    Sin embargo, la realidad es otra: ya estamos en agosto y el año avanza sin tregua. Los verdaderos retos de México no están en las declaraciones, sino en la acción. La agenda nacional debe avanzar porque, como se dice en el mundo del espectáculo, el show debe continuar.

    Mientras algunos siguen en la grilla, los ciudadanos esperamos resultados. Es momento de planear más, de proyectar con visión y, sobre todo, de ejecutar con firmeza.

    Muy pronto, nuestra presidenta Claudia Sheinbaum dará los banderazos de arranque para importantes obras de rehabilitación carretera, un paso crucial para el desarrollo regional y la conectividad del país. También urge seguir invirtiendo en hospitales, garantizar abasto de medicamentos y revisar que nuestras escuelas estén en condiciones dignas y humanas para recibir a millones de estudiantes en el próximo ciclo escolar.

    La esperanza está en que los legisladores y funcionarios que viajaron al extranjero durante el receso parlamentario hayan traído consigo ideas frescas, nuevas formas de gobernanza y modelos exitosos para adaptar a nuestra realidad. Y que quienes optaron por viajar dentro del país hayan visto de cerca las carencias, la grandeza y el enorme potencial de México.

    Porque este país no se detiene. Ni por cartas, ni por controversias, ni por declaraciones altisonantes. México sigue, y el verdadero compromiso con la patria está en resolver lo urgente sin olvidar lo importante.

  • ¿Agenda diplomática… o salvavidas político?

    ¿Agenda diplomática… o salvavidas político?

    Resulta curioso y a la vez preocupante ver cómo, de la noche a la mañana, varios dirigentes de partidos políticos mexicanos aparecen muy activos en sus redes sociales, anunciando con orgullo sus viajes a Washington, dizque para “fortalecer las relaciones bilaterales”. ¿De verdad estamos ante una agenda diplomática seria o simplemente estamos viendo una nueva modalidad de escapismo político?

    Mientras en México se lanzan acusaciones de traición a la patria, se filtra información delicada y se dan golpes bajos entre facciones, del otro lado del río Bravo las cosas funcionan diferente. Allá no basta con el escándalo mediático o la guerra de declaraciones: en Estados Unidos, cuando se investiga, se hace con pruebas. Y cuando se actúa, se hace sin avisar.

    Recordemos aquellos años en que exgobernadores mexicanos eran denunciados en cortes estadounidenses por lavado de dinero, corrupción o vínculos con el crimen organizado. Se hicieron hasta videos-denuncia que se viralizaron… y al final, nada. Ni un solo juicio, ni un solo castigo. ¿Por qué? Porque muchas veces las “pruebas” no eran más que basura mediática: documentos falsificados, montajes, o simples fuegos artificiales para golpear al enemigo político en turno.

    Hoy vemos a un líder nacional de partido detallando su agenda en Washington como si se tratara de una gira de Estado. Pero el trasfondo podría ser otro: ¿están algunos políticos buscando limpiar su nombre antes de que sea demasiado tarde? ¿O quizá están midiendo qué tanto riesgo corren si mañana una agencia federal decide abrirles una investigación?

    Lo que sí sabemos es que en Estados Unidos no se permiten juegos con su sistema judicial. Y si bien pueden guardar silencio por años, cuando deciden actuar, lo hacen con precisión quirúrgica. No sería raro que en un futuro cercano veamos cómo se les niega el ingreso a ciertos políticos mexicanos no por rumores, sino por investigaciones serias, silenciosas… y muy bien documentadas.

    Que no nos vendan diplomacia cuando lo que buscan es blindaje. Que no nos hablen de agendas binacionales cuando lo que hay es miedo. Porque la justicia americana no necesita aplausos ni reflectores. Solo espera su momento.

  • Un verano de realidades: política en primera clase y el pueblo a pie

    Un verano de realidades: política en primera clase y el pueblo a pie

    Tan sencillo como eso: nuestra presidenta Claudia Sheinbaum enfrenta tiempos complejos, no por falta de voluntad, sino porque la transformación verdadera requiere más que discursos. Este verano no solo ha sido caluroso por el clima, sino por el contraste evidente entre la vida de los políticos y la realidad del pueblo.

    Mientras muchos mexicanos ya no pudieron viajar a Estados Unidos por las nuevas restricciones migratorias impulsadas por el presidente Trump, algunos de nuestros políticos y figuras públicas aprovecharon para disfrutar de unas vacaciones en Europa: desde la madre patria hasta la Riviera italiana o incluso el disciplinado Japón. Tal vez con la intención de traer ideas nuevas, o simplemente para darse un respiro… en clase ejecutiva, por supuesto. Por cierto, saludaron a Doña Beatriz Paredes viajando de España a México en primera clase. Así, sin más.

    Y mientras eso ocurre arriba, en tierra firme la gente camina. Camina para ir al trabajo, para llevar a sus hijos a la escuela, para buscar atención médica, para defender lo poco que tiene. Y la pregunta es obligada: ¿Cuántos de nuestros funcionarios caminan el pueblo, lo escuchan, lo sienten?

    Más que reformas estructurales o cambios constitucionales, lo urgente hoy es la coherencia moral y el compromiso social de quienes gobiernan. No se trata solo de administrar recursos, sino de gobernar con humildad, con los pies en la tierra. Que los políticos no vivan como virreyes ni hablen desde la distancia. Que renuncien al privilegio y abracen la realidad.

    México necesita servidores públicos con vocación, que vivan como el pueblo, que recorran las calles sin escoltas, que sepan lo que cuesta el kilo de tortillas, la consulta médica, el pasaje en camión. No se puede gobernar a un país que no se conoce.

    Sería valioso y más aún simbólicamente poderoso que todos los funcionarios del gobierno, desde el más alto hasta el nivel medio, firmaran un compromiso claro: cumplir los principios de austeridad, honestidad y servicio, y en caso de desviarse de ellos, presentar su renuncia voluntaria. Así de claro. Así de justo.

    Porque hay millones de mexicanas y mexicanos capaces, honestos, con ganas de servir. No es falta de talento. Es falta de voluntad política para abrir los espacios y renovar las estructuras desde abajo.

    La transformación real empieza cuando los representantes se convierten en reflejo de su pueblo, no en su élite.

  • Los frijoles en el arroz

    Los frijoles en el arroz

    En México, la lucha contra la corrupción y la impunidad fue una de las principales banderas de la Cuarta Transformación. El arribo de un gobierno con un discurso centrado en la honestidad, la transparencia y la regeneración de la vida pública trajo consigo una esperanza real de cambio estructural. Sin embargo, conforme avanza el tiempo, siguen emergiendo casos que revelan que no todos han adoptado esa visión. No se trata de atacar a los actuales gobernantes ni de minimizar los avances alcanzados, sino de reconocer que, incluso en el entorno más comprometido con el cambio, siempre puede surgir “un frijol en el arroz”.

    Este fenómeno no es exclusivo de México. En El Salvador, el presidente Nayib Bukele ha impulsado una transformación política y social sin precedentes, principalmente con su política de mano dura contra las pandillas a través del polémico régimen de excepción, que ha llevado a la detención de más de 80,000 personas vinculadas al crimen organizado. Su gobierno ha logrado reducir drásticamente los índices de homicidio hasta posicionar al país como uno de los más seguros de América Latina y ha ganado una legitimidad popular impresionante. No obstante, en medio de esos logros, también han emergido casos de corrupción dentro de su administración, incluyendo señalamientos de contratos irregulares, nepotismo y falta de transparencia en adquisiciones públicas durante la pandemia. Esto demuestra que, incluso con un liderazgo firme y disruptivo, los sistemas gubernamentales siguen siendo vulnerables a la corrupción si no se refuerzan los mecanismos de control.

    En nuestro México, la realidad es similar: la presidenta Claudia Sheinbaum, los gobernadores o alcaldes no pueden tener control absoluto sobre cada acción de sus colaboradores. Ni siquiera con cuerpos de inteligencia, vigilancia institucional o redes de control interno se puede garantizar que la tentación no toque a alguien. La corrupción es una enfermedad de largo plazo, arraigada en una cultura de impunidad que lleva décadas alimentándose en las sombras de las instituciones.

    Hoy, la presidenta Sheinbaum representa la continuación de ese proyecto transformador. Rodeada de figuras clave como Omar García Harfuch en Seguridad, y con un gabinete que, hasta el momento, ha mantenido una línea institucional limpia, parece haber voluntad política para avanzar en el combate a las prácticas deshonestas. Sin embargo, la voluntad por sí sola no basta.
    Lo que México necesita no es una guerra contra la corrupción con fines mediáticos, sino un fortalecimiento real de las instituciones encargadas de prevenir, investigar y sancionar los delitos administrativos y financieros. La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), por ejemplo, debe asumir un rol más activo, riguroso y técnico para detectar movimientos sospechosos especialmente entre servidores públicos y hacerlo con imparcialidad y contundencia.

    Asimismo, es urgente dotar de autonomía plena a los órganos de fiscalización, blindarlos de presiones políticas y mejorar sus capacidades técnicas. La ciudadanía también debe asumir un papel más vigilante, exigiendo cuentas y denunciando irregularidades.

    La transformación verdadera no solo se logra desde la presidencia o los altos mandos. Se construye día a día en cada dependencia, en cada oficina pública, y sobre todo, en la convicción de que servir al pueblo es un honor, no una oportunidad para enriquecerse.

    Que no nos sorprendan los “frijoles en el arroz”, pero que tampoco nos resignemos a su presencia. La vigilancia, la ética y la institucionalidad son los ingredientes que pueden devolverle el sabor justo a la vida pública en México.

    Y por cierto… qué rico es el arroz con frijol, uno de mis platillos favoritos. Ojalá así de nutritiva fuera también la política.