Super ricos en América Latina agravan crisis ambiental

Un nuevo informe de la organización Oxfam reveló que en América Latina el 0.1% más rico contamina hasta 250 veces más que la mitad más pobre de la población, lo que agudiza la brecha de desigualdad climática.

Durante los últimos 35 años, la concentración de emisiones en la región ha escalado: desde 1990 hasta la fecha las emisiones acumuladas del 0.1 % más rico aumentaron un 160%. En el informe “El saqueo climático: cómo una poderosa minoría está llevando al mundo al desastre”, elaborado por Oxfam y divulgado recientemente, una persona perteneciente a ese reducido grupo emitió en promedio 151 toneladas de CO₂ en 2022. En contraste, alguien del 50 % más pobre generó apenas 0.6 toneladas. 

El reporte subraya que este grupo privilegiado no solo es consumidor desproporcionado de carbono, sino también inversionista en sectores altamente contaminantes. Por ejemplo, las carteras de los multimillonarios de la región generaron en 2024 más emisiones agregadas que lo que producen 118 países enteros.  La ONG advierte que si toda la población emitiera al ritmo de ese 0.1 %, el ‘presupuesto’ mundial de carbono se agotaría en menos de tres semanas. 

Adicionalmente, Oxfam apunta que la crisis climática es también una crisis de poder: las comunidades más vulnerables mujeres, pueblos indígenas, población con bajos ingresos son las primeras en sufrir los efectos, pero las que menos influencia tienen en las decisiones climáticas. Por ello, la organización recomienda medidas urgentes como impuestos sobre la riqueza extrema, exclusión de empresas contaminantes de las negociaciones climáticas y mayor transparencia en los flujos de inversión. 

La otra cara de esta desigualdad es la vulnerabilidad, mientras los superricos contribuyen de manera desmedida a la crisis, son las comunidades más pobres las que sufren las peores consecuencias del cambio climático, a pesar de ser las que menos contaminan. Fenómenos extremos como huracanes más intensos, sequías prolongadas, inundaciones y la escasez de agua potable golpean con mayor fuerza a las poblaciones que carecen de los recursos para adaptarse o recuperarse.

La lucha contra el cambio climático en América Latina no puede ignorar la lucha contra la desigualdad, los ojos están puestos ahora en los gobiernos y organismos internacionales para exigir medidas concretas y que los grandes contaminadores asuman la responsabilidad de su excesiva huella.

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