A Mariano y los sobrinos
22 de agosto de 2023. Mientras espero mi tarjeta para el bienestar, escucho tantos nombres que no puedo sino recordar aquella novela de Saramago en la que un trabajador de la Conservaduría General del Registro Civil enloquece entre un mundo de nombres buscando uno. En Todos los nombres, el único nombre que aparece es el de él, José, pero aquí resuenan los de Roberto Suárez Ríos, Ricardo Hernández Castro, Adriana Álvarez, Francisca Pérez Barrera, Guadalupe Rodríguez… Mientras una mujer gorda arrastra una andadera, escucho cómo se llaman los habitantes de Iztapalapa que, al igual que yo, han ido envejeciendo. Vaya que han dado vuelta las manecillas de los relojes, y qué digo si ya son digitales y muestran nuestras pulsaciones y saben cuántos pasos hemos dado y a dónde fuimos.
Muy joven pensaba que alguien de 65 años estaba próximo a morir. Llaman a María Candela Menéndez Hernández, una nueva María de Magdala. Vocean a decenas; cientos de nombres que no son como los que ahora tienen los jóvenes: Jocelyn, Jennifer, Naomi, Bryan o Justin. Mujeres y hombres que han construido este país, quizá desde la trinchera de la enseñanza, la mecánica, la plomería o sus casas. Amo a mi país y lo reconozco en su gente. Amo la policromía de esta ciudad, un crisol digno de verse.
En el barullo, no descubro a empresarios, intelectuales orgánicos o estafadores de la falsa sociedad civil… Quizá vengan disfrazados. Claro que cobrarán su pensión y, cinco minutos después, en Twitter (hoy X), en los medios corporativos, seguirán despotricando contra el “autócrata”, el “dictador de Palacio”. Y ahora siguen Julio, Lucía y María Eva (casi tocaya de mi Eva, la mujer que me ha acompañado toda la vida a pesar de mí, de lo que soy y de lo que he sido).
Rosana Alcázar, Elvia Ortega, Guadalupe Patricia, Guadalupe Araceli González Rodríguez, Ana Luisa… Juan José… No había reparado en que son sobre todo mujeres las que llegan a estas edades. Y cómo no recordar a Félix, el vigilante de mi cuadra que murió en la caseta de vigilancia, “celoso de su deber”, como decía el actor bigotón que nos provocaba carcajadas en una serie icónica de los años setenta: Los Beverly de Peralvillo. La vida antes de internet.
Ahora llaman a Tere Hernández y pienso entonces en que mi cuñada debería estar también recogiendo su tarjeta, pero se fue sin enterarse siquiera de que lo logramos, ganamos y ahora estamos cosechando lo sembrado durante todos esos años en los que apoyamos el cambio. Tere ya no lo vio, pero tampoco sufrió al presidente Peña, el títere, el guiñol de pesadilla. Además, en realidad se llamaba Teresita del Niño Jesús, y no creo que voceen a alguien con ese nombre, porque ¡quién carambas se llama Teresita del Niño Jesús! Bueno, acaban de vocear a María Reina, a Engracia, a Josefina, a María Guadalupe Gómez Caballero. Cuántas Marías y cuántas Guadalupes. En fin… Cuántas mujeres que ahora tendrán un poco más de tiempo para disfrutar y que seguro apoyan a la Cuarta Transformación. Muchas caminan como pato. Las rodillas han tenido que pagar el precio de tantos años de andar de la seca a la meca; esa mujer lleva tanque de oxígeno, y es que a veces la vida le carga la mano a las personas. Todas las Marías, todas las Guadalupes, todos los Josés. Toda la cultura y el arraigo, la religiosidad y la idiosincrasia de nuestro hermoso México, tan católico y cristiano. Todos, hasta los ateos, estamos aquí.
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1 de marzo de 2023. Es miércoles. En la conferencia matutina, antes de presentar el reporte de Programas para el Bienestar, Elizabeth García Vilchis muestra algunas entrevistas con gente que asistió a la marcha del 26 de febrero, la de “El INE no se toca”.
“No queremos estar en un país en donde exista nuevamente la monarquía”, dice un tipo no muy joven que carga un enorme cartel con el logo del INE. “¿Ustedes defienden al INE?”. “Sí”. “¿De qué?”. “Del PAN”.
El desconocimiento, la ignorancia, la enajenación a veces mueve a risa.
Una mujer dice: “Está muy muy mal, porque nosotros somos católicos, apostólicos y romanos y estas leyes son totalmente opuestas a nuestras costumbres, a nuestra religión, a nuestra identidad como personas; atajan nuestra libertad”.
“Hay que defender al INE de los malos”, dice otro testimonio. “¿Y quiénes son los malos?”. “No sé”. “¿Tú?”.
Otra señora pasada de peso, vestida de rosa, muy floreada, con lentes oscuros y pelo recogido, grita desquiciada: “¿Qué me molesta? Me molesta que AMLO no está pensando en la gente, no está pensando en el pueblo. Está pensando en sí mismo nada más… Ahorita lo que queremos es seguridad, y él quiere cegar a la gente, y eso no lo vamos a permitir”.
En su furia, confunde la primera y la tercera personas: “No se va a volver a postular. Estás derrotado AMLO. Estás derrotado. Y que ni crea, ni crea que va a durar. No, no se va a postular. ¡Que soporte! ¡Que soporte! Es un delincuente”.
No queda mucho espacio para diseccionar los programas que en cinco años ha emprendido el gobierno actual para el bienestar de la población, que se presentaron en la Mañanera. Solo los enumero: pensiones para adultos mayores, pensiones para personas con discapacidad, programa de madres trabajadoras, Tandas para el Bienestar, Becas para el Bienestar, becas educativas para estudiantes desde preescolar hasta licenciatura, Jóvenes Construyendo el Futuro, La Escuela es Nuestra (recursos para ampliación, rehabilitación de instalaciones, horario extendido y servicio de alimentación), Sembrando Vida (para el desarrollo rural), empleos permanentes de reforestación productiva (en rescate del campo), Producción para el Bienestar (apoyos a productores de cacao, café, miel y caña), Fertilizantes para el Bienestar, Bienpesca (apoyos a pescadores y acuacultores), Programa Nacional de Vivienda, Internet para el Bienestar, Telefonía Celular, Banco del Bienestar, etcétera.
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20 de septiembre de 2023. “Se siente bien recibir la pensión, pues antes todo el dinero se lo robaban los políticos abusivos y traficantes de influencias”, le digo en la fila del banco a un sujeto. “Pero esta pensión no la impulsó López Obrador, sino Peña Nieto. Aún tengo la tarjeta de mi mamá”.
No lo puedo creer. Le explico todo, pero ¿cuántas personas se tragan las estruendosas patrañas, el cerco informativo de los medios?
A saber.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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