Estados Unidos y sus aliados europeos están empeñados en destruir a Rusia a través de su balcanización e impedir que el eje Moscú-Beijing se fortaleza más, eso es lo que uno puede concluir después de ver y analizar las acciones de las últimas semanas.
Por un lado, Putin, presidente ruso y gran protagonista del antagonismo anglosajón, ofrece terminar la guerra a cambio de imponer sus condiciones, a lo que Stoltenberg, Secretario General de la OTAN, responde que hasta que el eje Occidental triunfe, no cederán en sus intenciones belicistas, ignorando por completo al títere Zelenzky, un showman-dictador ungido presidente del laboratorio de desestabilización llamado Ucrania.
No interesa la paz, no interesa dejar de financiar una guerra que lo último que pretende es defender a Ucrania y los ucranianos, no, lo que interesa al eje anglosajón encabezado por Washington es afianzar a Occidente como la zona geoconómica, geofinanciera y geomilitar preponderante en el mundo, y de paso advertir a China que sus intenciones hegemónicas serán destruidas si pretende construir un mundo multipolar.
Y por qué habría que detener la guerra si la industria militar estadounidense se está enriqueciendo cada vez más a través de sus grupos corporativos como Black Rock, y de paso, arrodilla y subordina más a la vieja y pasada de moda Europa, que dejó de ser protagonista y vanguardia hace tiempo y se hunde en sus propios problemas y contradicciones.
Hace unos días se llevó a cabo una conferencia de “paz” en Suiza que, increíblemente, no incluyó a Rusia, uno de los involucrados en el conflicto. Fue un rotundo fracaso para sorpresa de nadie. China no asistió, la mayoría de países importantes mandaron funcionarios de segundo nivel y, orgullosamente, México no firmó.
Lo único “bueno” de esto es que al menos los estadounidenses ya no son unos falsarios hipócritas que dicen defender la democracia y acabar con los dictadores, y se sinceran sobre lo que harán con Ucrania y sus bastos recursos cuando acabe la guerra. Así lo hizo saber el senador Lindsey Graham, quien abiertamente reconoce que lo que les interesa de la guerra son los minerales valiosos que deben estar en manos de Estados Unidos y no de Putin o Xi Xinping, y extraoficialmente la guerra sirve para lavar cantidades ingentes de dinero provenientes de actividades ilícitas y especulación financiera, otra gran ventaja para el imperio gringo.
Por cierto, Rusia, después de 2 años de convertirse en el país más sancionado del mundo, ha dado la nota al convertirse en la cuarta potencia mundial en PIB por paridad del poder adquisitivo, y esto es bueno para los ruso per sé, pero la lectura hacia la guerra es que Moscú no se debilita y que las tensiones sobre una escalada bélica crecen cada día. Por cierto, Putin anunció una visita a Corea del Norte en los próximos días, otro aliado que tiene armamento nuclear dispuesto a usar y que jamás se ha intimidado por Washington.
Los dramaturgos dicen que en una escena no se deben poner cosas que no se usen, y que, si se pone un rifle detrás de la puerta, se tiene que usar. Desafortunadamente hay indicios de que la escalada bélica podría terminar de igual manera con las armas nucleares, supuesto que ya arribó un submarino nuclear ruso a la Habana y, su contraofensiva desde Florida es un armamento más potente y listo para usarse. México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos, nunca mejor dicho.
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