El precio del melón tocó fondo en la localidad de Ceballos, Durango, en 2021. La voraz especulación de los intermediarios ubicó el kilo de esta exquisita fruta en 1.50 pesos, mientras en establecimientos comerciales, los mil gramos de este suculento producto veraniego alcanzaron los 25 pesos.
En aquel año catastrófico para esta región agrícola, los llamados de auxilio llegaron al poder legislativo federal en busca de algún subsidio para aliviar la emergencia. Hoy el kilo de melón está alcanzando los nueve pesos y los agricultores están satisfechos con esta cotización. Sin embargo, sigue siendo una cantidad desproporcionada si la comparamos con el precio que puede tener ahora el kilo de melón en el mercado.
Este año se van a desperdiciar al menos 60 toneladas de melón en la región de Ceballos. Si pensamos que la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, dio a conocer que 18.6 millones de familias mexicanas tienen dificultad para satisfacer sus necesidades alimentarias, y que en Japón un melón es un lujo que puede llegar a costar hasta 200 dólares, estamos ante una gran tragedia y frente a una inmensa oportunidad de negocio.
¿Qué podríamos hacer con 60 mil kilos de melón ante su inminente desperdicio?
Una gran opción es deshidratarlo. De esta manera se prolonga su vida y se conservan sus valores nutricionales. La fruta desecada contiene altas cantidades de minerales, vitaminas, antioxidantes y fibra. Por ello ofrece muchos beneficios para la salud, como el aumento de la inmunidad y el mantenimiento sano de nuestros corazones y huesos. La fruta deshidratada ayuda también a perder peso y previene enfermedades relacionadas con la vida citadina.
En el 2017, la empresa Global Industry Analysts, afirmó que las frutas deshidratadas se estaban convirtiendo en productos de gran potencial de exportación. Un estudio realizado por esta casa de investigaciones de mercado, indicó que para el año 2020 el consumo mundial de frutas deshidratadas pudo haber alcanzado 4 millones de toneladas.
Esta tendencia mundial se ha disparado por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, tanto por la falta de alimentos como por la lentitud y los altos costos del transporte de mercancías. Rusia es el mayor exportador de trigo del mundo y Ucrania el cuarto. Por números como estos se le conoce a Europa del Este como el “granero del mundo”. De los 207 millones de toneladas producidas en el mundo, un 17% son rusas y cerca de un 12% son ucranianas. Rusia se destaca como productor de betabel, semillas de maravilla, carne, leche, frutas y hortalizas. Mientras que Ucrania también sobresale en la exportación de trigo y cebada.
Ante esta preocupante situación global, es momento de buscar soluciones para no desperdiciar nuestros alimentos, encontrando para ellos nuevos mercados, transportándolos de una manera eficaz, desde el campo hasta cualquier ciudad. Según datos revelados por María Teresa García, directora general de la Red de Bancos de Alimentos de México, en nuestro país se echan a perder 42 mil kilos de comida por minuto, desde su producción hasta el consumo final en los hogares.
Estos lamentables hechos nos exigen asumir nuestra responsabilidad como pueblo, para lograr una mejor distribución de nuestros alimentos y para generar negocio con tanta mercancía que estamos perdiendo.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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