El mito de Pumas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se sostiene en tres mentiras (que el equipo es de la Universidad, que no recibe recursos de la casa de estudios y que comparte ganancias con la Institución), propagadas tanto por los asociados como por las autoridades, y repetidas por periodistas, directivos y hasta casas de apuestas.
Sin embargo, la realidad sobre uno de los equipos más populares del futbol mexicano esta muy lejos de la narrativa oficial.
El club nace privado en 1954. Es expropiado en 1956. Durante dos décadas se mantiene como universitario hasta que finalmente se reprivatiza en 1977 con las promesas de que nunca utilizaría ni 1 centavo de la Universidad y que hasta le cedería íntegramente las ganancias que generara.
Actualmente, tal como lo expuso el periodista Amir Ibrahim, durante la conferencia de prensa del Presidente Andrés Manuel López Obrador, el Club Universidad Nacional, asociación civil que es bien de empresarios y funcionarios de primer nivel, recibe cada año millones de pesos del presupuesto académico, utiliza gratis el estadio y los campos de entrenamiento de la Cantera Oriente; explota y subarrienda los símbolos que le dan razón de ser por medio de convenios que han llegado a ser saldados con bultos de ropa o sencillamente condonados.
En suma, no comparte ni un peso de sus ingresos y hasta le ha cobrado a la institución por el uso de la pantalla instalada en el propio Estadio Olímpico Universitario.
Ejemplo de ello es el consejero del INE, Ciro Murayama, que tras revelarse que él es parte del Club Universidad Nacional A.C., Murayama Rendón, no tardó en tuitear su versión, tratando de desmentir la investigación publicada en El Quintana Roo MX, sin embargo en su burdo intento, confirmó que si es uno de los asociados de la A.C. del Pumas, la cual menciona que es sin fines de lucro.
El funcionario aseguró que paga 7 mil pesos al año y a cambio recibe dos boletos para ir a la grada del Palomar del Estadio Universitario ubicado en C.U. y aunque aseguró que él no toma decisiones, usuarios de redes claramente notaron que hay influyentismo.
El club pervive gracias al disfraz universitario. Es su mayor bien en tanto sostén del teatro por el que la afición sigue creyendo que los Pumas y la UNAM son lo mismo. Sin embargo, los convenios de uso de marcas son muy enfáticos al aclarar que el hecho de que el club utilice la simbología no lo hace representante de la casa de estudios ni crea ningún vínculo entre la AC y la institución. Ni los 361 mil alumnos, ni los 41 mil académicos, ni los 5 mil investigadores, ni los 31 mil trabajadores administrativos toman parte del club. Cada una tiene su personalidad jurídica propia.
Dueños y funcionarios lo niegan públicamente, pero Pumas goza de millonarias aportaciones anuales de la UNAM. De 2014 al primer semestre de 2019, la Universidad entregó a la asociación civil por lo menos 338 millones 908 mil 980 pesos, admite el Patronato Universitario por medio de la Dirección General de Finanzas.
El monto total es mucho mayor al otorgado a diversas instancias universitarias. Por ejemplo, en los últimos cinco años, la Dirección General de Deporte Universitario tuvo un presupuesto de 226.3 millones de pesos… parte del cual también acabó en las arcas del club.
Durante tres décadas, la Universidad no recibió ni 1 centavo por la comercialización de su identidad: de 1977 a 2007 fue totalmente gratis para el club privado. No solo eso: a tal grado ha llegado la gracia que hasta se le han condonado pagos e incluso los permisos para la explotación de emblemas como el mural de la Biblioteca Central o el escudo académico. También han sido gratuitos. Por ende, el subsidio de la UNAM a Pumas se da de múltiples formas, y es permanente.
Cabe destacar que todos los rectores, desde Guillermo Soberón Acevedo hasta Enrique Graue Wiechers, junto a varios integrantes de las Juntas de Gobierno y los Patronatos y Consejos Universitarios como Javier Jiménez Espriú, Alfredo Adam Adam, Jorge Borja Navarrete o Bernardo Quintana Isaac, han fungido como funcionarios con poder de decisión a la vez que son o han sido asociados del club privado, preservando así el montaje durante décadas.
El Cártel del Gol
El pasado viernes 9 de diciembre, el periodista de investigación, Amir Ibrahim, expuso en la conferencia matutina del Presidente Andrés Manuel López Obrador su investigación llamada “El Cártel del Gol”, en donde deja en evidencia la corrupción que impera en la Federación Mexicana de Fútbol y La Liga MX, en donde están involucrados tanto empresarios como políticos mayoritariamente de la derecha, quienes han creado sistemas para evadir impuestos, repartir moches entre otras irregularidades, todo a costa del verdadero talento deportivo que hay en México a de la afición.
“El fútbol profesional es un negocio privado, eso es cierto, pero también es cierto que toca la esfera pública. Primero por ser un tema de interés nacional, segundo por su amplio manejo del dinero público procedente de los estados y por gozar éstos clubes, de considerables condonaciones de impuestos, además de que les concesionan los estadios que les pertenecen al pueblo. Tercero, por interés colectivo de miles de jóvenes que depositan en estas instituciones su futuro y sus esperanzas. Cuarto, por los amplios indicios de defraudación fiscal que lesionan las arcas públicas”, detalló el comunicador.
El también director de El Quintana Roo MX, dejó en evidencia como se comete fraude fiscal con la compra-venta de jugadores a sobre precio, funcionando con un promotor que coloca a un Director Técnico en un club deportivo de primera división que el mismo representa y/o mantiene relaciones con directivos del club, para luego buscar jugadores e el extranjero a un precio económico y posteriormente revenderlo a esos equipos a sobreprecios de hasta un 500 por ciento, operaciones que además no son declaras al SAT.
En conclusión el director de Los Reporteros MX, mencionó que el estado no tiene una buena regulación de la Federación Mexicana de Fútbol y quitar a las televisoras del control de esta asociación, ya que hoy en día esas empresas mantiene en control.
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