El PRI, liderado por Alejandro “Alito” Moreno, se niega a participar en la discusión de la reforma electoral presentada por la presidenta Claudia Sheinbaum. Moreno la califica como “una gran farsa” y asegura que su partido no ha recibido invitaciones para dialogar.

Esta negativa refleja una falta de compromiso hacia la democracia. La reforma busca fortalecer la transparencia y la equidad en el proceso electoral, aspectos esenciales para un sistema democrático saludable. Al rechazar el diálogo, el PRI muestra su desprecio por la participación ciudadana y el debate constructivo.
Moreno argumenta que la reforma busca consolidar un régimen autoritario. Sin embargo, es evidente que su verdadera preocupación radica en la pérdida de privilegios que su partido ha disfrutado durante años. La reforma propone cambios necesarios para evitar fraudes electorales y mejorar la representación del pueblo.
Cabe destacar que la reforma se enriquece con la participación de diversos sectores de la sociedad. Desde octubre, se llevarán a cabo consultas, foros y mesas de discusión para escuchar las opiniones de todos los mexicanos. Esto asegura que la propuesta no solo provenga del gobierno, sino que incluya a ciudadanos, organizaciones y expertos.
El PRI, al negarse a participar, se aleja de la realidad de un país que demanda cambios. La historia demuestra que el autoritarismo solo conduce a la opresión y la desigualdad. Es el momento de que todos los partidos, incluido el PRI, se sumen a este esfuerzo por un México más democrático.

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