Un 18 de marzo de 1938, el presidente Lázaro Cárdenas del Río decretó la expropiación de las empresas petroleras.
Con este decreto el gobierno se apropió legalmente de 17 compañías extranjeras que controlaban la industria en ese momento.
Lázaro Cárdenas dejó claro que, conforme a la situación del país, de la industria y de los trabajadores, no existía otra opción; “habiendo quedado rotos los contratos de trabajo entre las compañías y sus trabajadores, por haberlo así resuelto las autoridades del trabajo, de no ocupar el Gobierno las instalaciones de las compañías, vendría la paralización inmediata de la industria petrolera, ocasionando esto males incalculables al resto de la industria y a la economía general del país”.
Tras estos hechos, los ciudadanos salieron celebrar a las calles con pancartas que apoyaban la decisión presidencial. En el Zócalo capitalino se reunieron aproximadamente 200 mil personas y llevaban toda clase de donaciones para cumplir con la indemnización correspondiente que Cárdenas había pactado con las empresas.
Asimismo, nació el Centro de Redención Centro Económica Nacional y el Comité Femenino Nacional Propago de la Indemnización Petrolera.
El 12 de abril recibieron donativos en efectivo y en especie de ciudadanos de todos los estratos sociales y de todo tipo, “desde joyas hasta animales traídos de las granjas”, de acuerdo con el relato de Lorenzo Meyer.
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