Si bien la información es un derecho constitucional de las y los mexicanos, hasta 2018 ese derecho estaba cooptado. La opinión pública se encontraba manipulada por una élite que controlaba el poder.
No fue hasta la llegada de Andrés Manuel López Obrador que su ejercicio diario de “Las Mañaneras” hizo valer de manera real ese derecho. En estas conferencias existe un diálogo circular que ha permitido, incluso, a la oposición preguntar abiertamente al mandatario en turno.
Este ejercicio, que la presidenta Claudia Sheinbaum continúa, ha permitido que la población se entere del actuar de sus autoridades, sea a favor o incluso en contra del oficialismo.
Pero, ¿qué pasa si los poderosos quieren volver a hacerse del control de la información? Pues parece que no basta solo con hablar frente a los medios de comunicación. Jueces y magistrados del Poder Judicial intentaron lo mismo con la finalidad de ganar la opinión pública e, incluso, volver a manipular a la población. Sin embargo, no bastó más que una sola conferencia matutina organizada por ellos para darse cuenta de que la población ya está informada y es capaz de cuestionarles.
Durante su primera conferencia, el magistrado Juan José Olivera quiso tomar la batuta, pero no mostraron más que su clasismo e ignorancia, donde solo manipularon la información para intentar mantener sus millonarios privilegios.
Si bien el trabajo de los jueces es interpretar, argumentar y convencer, esto solo se puede lograr cuando genuinamente sabes que la razón te ampara. Pero hasta Juan José Olivera reconoció la posición de la presidenta Sheinbaum, y llegó a preguntar si de verdad los reporteros no tenían familiares trabajando con ellos, queriendo minimizar el hecho de que el 46% de quienes laboran en el Poder Judicial son familiares.
Este tipo de acciones de parte de jueces y magistrados no solo reflejan el nerviosismo ante la pérdida de sus privilegios, sino también una desconexión con la realidad que vive el país. Intentar ganar la opinión pública con argumentos vacíos es subestimar la capacidad crítica de la ciudadanía, que está cada vez más informada y menos manipulable.
El uso de los medios de comunicación como arma política por parte de ciertos actores del Poder Judicial pone en evidencia un profundo temor a la transparencia. Prefieren encubrir sus lujos en lugar de justificar su actuación con hechos y resultados que hablen por sí mismos.
A diferencia de otros tiempos, hoy la gente tiene acceso a diversas fuentes de información y no se conforma con narrativas oficiales o fabricadas. Las redes sociales y las nuevas formas de comunicación permiten un flujo de información mucho más horizontal, en el que las mentiras y los intentos de manipulación pueden ser expuestos rápidamente.
La población mexicana ha despertado políticamente y se ha vuelto mucho más crítica ante los poderes fácticos. El intento del Poder Judicial de controlar el discurso público demuestra que la época de manipulación mediática ya no es viable. El reto para los jueces y magistrados no está en ocultar sus privilegios, sino en adaptarse a una ciudadanía que exige transparencia, justicia y coherencia. Si no lo hacen, perderán aún más la confianza de una población que no se deja engañar tan fácilmente.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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