La señora socialité Alessandra Rojo de la Vega quien a la fecha está enfrentando un proceso de impugnación por su supuesto triunfo como alcaldesa de la Cuauhtémoc, es una mujer de esas que a primera vista son multifacéticas, exitosas y altruistas.
En su cuenta de Instagram @alessandrardlv “Ale” nos descubre momentos de su vida diaria utilizando seguramente el concepto doble filo de la trasparencia, nos muestra sus viajes familiares, nos da consejos de belleza, nos habla de su negocio que es “Nutrición Avanzada, El paraíso de las proteínas”, posa en bikini y por supuesto ataca a la señora Monreal su contrincante política llamándola “Ratalina”.
Esta princesa de la política, concepto que le escuché hace algunos días al escritor y periodista Paco Cruz, ha sido una profesional de la chapulineada. La primera vez que escuché de ella era diputada local de la Ciudad de México por el partido Verde.
Después me enteré que se trataba en realidad de una priista que trabajó con Peña Nieto y que luego se acomodó como directora de Desarrollo Social en el gobierno panista de Mauricio Tabe en la alcaldía Miguel Hidalgo donde por cierto, tiene su negocio de nutrición. A propósito dicen las malas lenguas que en realidad vive en esa alcaldía y no en la Cuauhtémoc. Lo que sí es evidente es que tiene todo el perfil de una socialité dedicada más que a la política, a ella misma y a la buena vida.
También dice que es activista, y bueno ha fundado y sido la presidenta de varias asociaciones y fundaciones para niños y para mujeres porque ahora dice que es feminista. (Es presidenta de su nueva organización “No es una somos todas AC,” que según ella combate la violencia de género). Ese altruismo me suena más bien a moda y pose de una oportunista que lo mismo ataca a Sandra Cuevas su compañera de coalición, que se inventa un atentado para llamar la atención y tener los reflectores encima.
En su página de campaña alerojo.mx muestra ejemplarmente lo vacío y gastado de su plan para gobernar una de las alcaldías más complejas de la Ciudad. Se llama “Las 10 de Ale” y va desde algo que se llama “Sin límite” para que la niñez sueñe, a “De la Cuauhtémoc para el mundo” para impulsar artesanías mexicanas. Juzgue usted mismo.
Sin embargo, es una fifí influyente, bien apadrinada quien logró que la Sala Regional Ciudad de México del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) frenara el recuento de votos en casillas para la elección de la Cuauhtémoc.
En una sesión pública extraordinaria, el pleno de esta sala revocó la decisión del Tribunal Electoral de la Ciudad de México y le ordenó emitir una nueva sentencia, luego de que realizó una revisión exhaustiva de todos los requisitos y argumentos que se expusieron como prueba. Sin embargo la maquinaria monrealista reviró y a la fecha sí se contarán todos los votos.
Así que no se sabe quien gobernará el corazón de la Ciudad de México que por cierto enfrenta graves problemas de gentrificación, agua, drogadicción, indigencia, hacinamiento, salubridad, extorsión, etc.
Por ejemplo, las inmobiliarias están desatadas y se lanzan voraces sobre la demarcación sin ley que los frene. Es el caso de la omisión y el contubernio de autoridades que ha provocado la construcción de desarrollos con más pisos, sin uso de suelo y sin manifestación de obra, y ha derivado en amenazas a representantes de vecinos o activistas que han denunciado estas irregularidades. Al más puro estilo de la mafia inmobiliaria de la Benito Juárez.
Como siempre los habitantes y vecinos son los que terminan pagando los platos rotos. Entre Ale y Caty no hay ni a cuál irle, en vez de princesas son unos verdaderos engendros de la peor política mexicana. Sólo a Morena se le ocurre por ejemplo, decir que Caty ganó la encuesta interna por su popularidad. Permítame querido lector, carcajearme.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios