Lo que la derecha facciosa y conservadora piensa que fue un revés para el Presidente Andrés Manuel López Obrador, su gobierno y la Reforma Electoral, en realidad fue el combustible y la mecha que se encendió para activar y ganar la batalla del 2024; continuar con la transformación social e institucional. Con la reciente determinación de la Suprema Corta, como la he denominado desde tiempo atrás, cabeza del poder judicial federal, de cancelar normas legales producidas por otro de los órganos del poder público, y uno de los dos que son electos por el pueblo se provoca el descontento social necesario para legitimar en el futuro próximo su urgente purga, pues como señaló el primer mandatario, esa institución se pudrió.
Sin quererlo o sin verlo venir la propia oposición actual fijó el objetivo y creo la narrativa sobre la que versará la contienda electoral del 2024, es decir, la obtención de la mayoría absoluta en el Congreso de la Unión, pues es claro que la derecha no tiene hasta este momento posibilidades de competir en la presidencial, sin embargo, ahora la pelea se va centrar en la disputa por la mayoría en cámara de diputados y el senado. El muy probable triunfo de MORENA en esta causa producirá los cambios y permitirá profundizar en la cuarta transformación de la vida pública de México pues se harían las reformas más importantes para desterrar ya de tajo las reminiscencias que persisten de la era neoliberal.
Anteriormente he sostenido que el andamiaje jurídico transexenal que fabricó la era PRIANISTA se llevó a cabo con la clara intención de permanecer intocables e impunes pues como hemos visto les ha permitido abstraerse del imperio de la ley a un sin número de políticos del pasado, una ley que es cotidianamente violada y mancillada por quien se supone debería aplicarla. Estos mismos ministros de intereses mercantilistas que mantienen en una burbuja de impunidad a corruptos funcionarios públicos de los gobiernos pre 4T hoy se rasgan las vestiduras con la supuesta discursiva del freno a la arbitrariedad y de defensa a un Estado de Derecho que evidentemente no existe y administran las normas a conveniencia para la grotesca protección de intereses sectarios y económicos de una oligarquía que se resiste a dejar los espacios del poder público pues mantienen redes de complicidades mutuas que los hacen uno mismo en la afrenta directa con el máximo líder de izquierda y su movimiento.
Nuevamente cayeron en la jugada de su adversario más aventajado y le permitieron fijar al enemigo a vencer y el motivo por el que se habrán de movilizar las bases ya politizadas y conscientes en el 2024.
Está cantada la apuesta. Venceremos.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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