Si se habla de opuestos, se habla de lucha, como en la lucha de clases, como en la lucha cotidiana por continuar vivo a pesar de las contradicciones impuestas por un sistema basado en que unos se apropian del producto del trabajo de otros y en el que los unos resultan una minoría y los otros una abrumadora mayoría. A esta mayoría gustan de desorganizarla, oprimirla y violentarla sistemáticamente de formas cada vez más sofisticadas, aunque sigue existiendo la fórmula medieval del garrote, que ahora tiene forma de bala, proyectil, o si, garrote de policía. La Francia actual nos habla de eso.
México ha padecido de esas barbaries, pero la redistribución de la riqueza que se realiza en la forma dineraria del valor por el actual régimen de la Cuarta Transformación, ha frenado y empieza a reducir esa brecha que hace de la lucha de contrarios, una menos violenta y que tiene algunas vías que la ley respalda, aunque no así quienes juzgan dizque con la ley en la mano.
El peligro que se corre, es que esa redistribución caiga en una insuficiencia en el corto y en el largo plazo, muy a pesar de que los indicadores económicos de consumo, de balanza de pagos y de inversión ya marcan al año que corre como uno extraordinariamente bueno y que apunta al desarrollo más equilibrado.
Si, a pesar de eso, si las leyes laborales no se aplican y los salarios siguen sin incrementarse al menos en la misma proporción que las ganancias del capital y no solamente basados en la inflación para “lograr el equilibrio en los factores de la producción”, el desencanto y la desilusión podrían derivar en la vieja y sabia conclusión de que solo la vía armada puede cambiar de fondo al sistema.
La dignidad del Pueblo no puede seguir soslayándose y orientarse solamente a mejorar un poquito sus ingresos y los servicios que garantiza la constitución, debe llegar a convertirse en el origen verdadero de la felicidad de la gente, que es el fin principal de la existencia del estado.
Los opuestos se miran fácilmente en todos lados, solo hay que salir a la calle y observar un poquito. Sin embargo, hay otros opuestos que se agazapan, hoy detrás de una falda que simula ser creada por los pueblos originarios, pero que no es sino una simulación. Ellos son los dueños del dinero y se siguen imponiendo de facto, para derrotarlos, existe la vía de la ley, pero en México la ley se aplica al arbitrio de jueces, magistrados y ministros que están, de un modo o de otro, cooptados por los dueños del dinero colmándolos de privilegios y bajo el amparo de las mismas leyes y la interpretación que de ellas hacen ¡esa misma gente! No hay justicia posible, ni aplicación de la ley efectiva.
La distracción que provocan las diferencias internas entre los dos lados de los opuestos; los que están un poco más a la izquierda y los que están muy echados a la derecha, crean una narrativa de victoria cuando los de la izquierda van venciendo a los de la derecha y si a esto se aúnan pequeñas reivindicaciones que casi son placebos contra el mal mayor que queda intocado, la función del estado queda incumplida y entregada a los de la derecha, que seguirán exprimiendo al trabajo todo el jugo, que es la vida misma de quienes tienen, como única mercancía, su fuerza de trabajo.
La esperanza está puesta en la sucesión presidencial que ya se inició y tendrá que ser continuada por el grupo que necesitará dominar tres cuartas partes del Congreso de la Unión para lograr la transformación completa de la vida pública del país democratizándola, empezando por el Poder Judicial, cuya integración ya no podrá quedar en manos de unos cuantos notables. Ojalá que fuera operada desde las mismas comunidades que forman cada espacio de participación y organización política y social, entendidos éstos como comunidades, rancherías, colonias, alcaldías, municipios, estados y finalmente la República en su conjunto, todo sobre la base de la elección popular; la democracia participativa en su mayor expresión histórica en México.
El sexenio de inicio de la Cuarta Transformación ha tenido avances impresionantes en muchísimas áreas de la vida pública del país, además de dejar un legado de infraestructura sin precedentes con el enorme mérito de hacerlo sin contratar deuda para ello. Sin embargo, quedan muchas líneas de trabajo pendientes, la primera es evitar que los opuestos de la derecha, logren organizarse y destruyan lo construido hasta ahora. La única forma de evitarlo es permanecer unidos con los que estamos unidos un poquito más a la izquierda para que nos vayamos alejando del centro y crezcamos en número y en participación evitando que se cuelen con sus zarpas los demonios agazapados de la corrupción.
El edificio
Un apunte final para esta entrega, el adefesio se puso peor, las lonas ya no protegen a los que esperan porque la lluvia lo moja todo. Las tarimas sobre las que se instaló la atención y los consultorios, ya se vencieron y en cualquier momento puede haber un accidente grave. El suelo se mueve.
Vale la pena decir que la llegada del Dr. Jorge David Orgaz Fernández renueva la esperanza de que las cosas en verdad mejoren en el IMSS Tabasco.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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