La noche del 27 de febrero de 1933, ocurrió uno de los acontecimientos más impactantes que marcarían al siglo XX, el incendio del edificio del Reichstag, el parlamento alemán de la entonces República de Weimar, surgida tras la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial. Como consecuencia, surgió un régimen totalitario que suprimió a la libertad de expresión, permitió el rearmamento militar y emprendió una brutal persecución contra los judíos, los gitanos, los testigos de Jehová y los homosexuales, bajo la dirección del líder (Führer) Adolf Hitler.
Una vez que Hitler asumió el mando del ejército alemán y anexionara Austria y Checoslovaquia a territorio alemán, tuvo lugar el peor pogromo de la historia instigado por los nazis en toda Alemania en noviembre de 1938, sinagogas fueron incendiadas; residencias y negocios judíos fueron destruidos por tropas de asalto alemanes, en contubernio con la población civil; y millones de judíos fueron sacados a la fuerza de su casa para ser enviados a los campos de concentración para aplicarles la llamada Solución Final. ¿Por qué interrogar a la historia sobre este acontecimiento que está tomando relevancia en el presente?
Con el paso de los años, la toma del Reichstag se ha convertido en una práctica de la ultraderecha mundial para rechazar cualquier acto de democracia que atente contra sus intereses económicos e individuales. 88 años después de este ataque contra el parlamento alemán, activistas y seguidores del entonces presidente estadounidense Donald Trump tomaron el Capitolio el 6 enero del 2021, destruyendo oficinas, vandalizaron obras de arte como una expresión de su inconformidad tras elección del actual presidente de los Estados Unidos Joe Biden.
Con relación al ataque alemán y la toma del Capitolio, el pasado domingo 8 de enero del 2023, las sedes de los tres poderes en Brasil (Presidencia, el Congreso y el Supremo Tribunal Federal) fueron asaltadas por seguidores del ex presidente brasileño Jair Bolsonaro tras avanzar ocho kilómetros desde los alrededores del Cuartel General del Ejército hasta la plaza de los Tres Poderes en Brasilia. Este acto fue calificado por medios internacionales como “la mayor amenaza a la democracia desde el golpe de Estado de 1964, que instauro una dictadura militar gobernando el país más grande América Latina por más de dos décadas”. A una semana de asumir por mandato popular, el presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva ordenó la intervención federal en la capital Brasilia para asumir la seguridad en el Distrito Federal y sostuvo que habrá un “castigo ejemplar” a los responsables.
Tras asaltar la sede de los Tres Poderes, miles de bolsonaristas vestidos con los colores nacionales, vandalizaron las salas del Congreso, destruyen computadoras, monitores, muebles y hasta obras de arte que adornaban el Palacio Presidencial. Sin embargo, el orden fue restaurado en Brasil, Lula se reunió con el jefe de las Fuerzas Armadas y con el Ministro de Defensa. Se arrestaron a más de mil doscientos bolsonaristas, funcionarios de Brasilia fueron destituidos, campamentos fueron desmantelados y se impondrán penas hasta más de 20 años por daños a bienes históricos, daños corporales y los delitos de golpe de Estado.
¿Cuál es la conexión entre los ataques al Capitolio estadounidense y a la sede de los Tres Poderes brasileño? Ambos tienen un personaje en común con los ex mandatarios Donald Trump y Jair Bolsonaro, es Steve Bannon. Bannon es un ejecutivo de medios, ex estratega de la Casa Blanca durante la administración del presidente Trump y se reunió con Eduardo Bolsonaro, diputado e hijo del ex presidente brasileño, en la Conferencia Política de Acción Conservadora, llevada a cabo en la Ciudad de México en noviembre del 2022.
No es una sorpresa que él estuviera detrás de estos ataques. Bannon fue acusado por un tribunal federal estadounidense por orquestar el ataque al Capitolio y fue sentenciado a 4 meses de prisión y de pagar una multa de 6,500 dólares. Ya libre, Bannon acusó a Lula, desde sus redes sociales, de robar las elecciones de Brasil e incitó a los bolsonaristas a “hacer lo necesario para defender la democracia”, con el hashtag #BrazilianSpring. Se necesito de una pequeña llama para encender el fuego y después se expandiera como en un maizal arrasando con todo.
Por otro lado, Bolsonaro voló a Florida días antes de la toma de posesión de Lula, para alojarse en la casa de un ex luchador de artes marciales mixtas, de origen brasileño, incumpliendo con la tradición de entregar la banda presidencial a su sucesor. Aunque es también es posible que haya volado para evitar alguna posible investigación judicial que lo acusara de algún delito cometido durante su administración. Y ahora más para evitar ser señalado como el principal instigador de este violento ataque.
“Siempre que hay una crisis económica en el modelo capitalista, emerge el fascismo” menciona el politólogo español Juan Carlos Monedero. Para que el fascismo florezca se requiere de un elemento vital, la frustración de los sectores amplios de la ciudadanía (clases medias y sectores populares), frustración agravada por alguna crisis económica. De modo que la gente pierde estatus económico, nivel de vida social y ejercen su furia contra el poder económico y el poder político.
Como sucedió en el siglo pasado, las secuelas dejadas tras la pandemia de Covid-19, causado por el nuevo coronavirus SARS CoV 2, las crisis económica, la crisis del modelo neoliberal y la reciente guerra entre Rusia y Ucrania, han provocado de mucha gente perdiera su estatus económico y social, sintiéndose frustrado y más agravado por las fake news sobre los ascensos de los gobiernos progresistas en América Latina, acusándolos de ser populistas y que van a quitarles sus bienes materiales.
En una novela publicada en el 2004 por el fallecido escritor estadounidense Philip Roth, llamada La Conjura contra América. Una novela con un escalofriante paralelismo con la realidad, porque presento patrones similares ocurridos durante la administración de Trump. Trata de una historia alternativa en la que Franklin Delano Roosevelt pierde las elecciones de 1940 y así otorgándole una victoria al aviador estadounidense Charles Lindbergh, un simpatizante de los nazis, que promete no involucrar a los Estados Unidos en otra guerra. Sin embargo, el terror comienza cuando comienza a culpar a los judíos y a los simpatizantes de Roosevelt de empujar al país hacia la guerra. Por lo que suceden violentos saqueos y pogromos a las comunidades judías. Todo parte de un plan ejercido por los nazis para implantar la Solución Final en los Estados Unidos. La única razón de porque los fascistas no han ganado del todo, es por el poder que tiene el pueblo y las leyes para impedir todo tipo de acto de odio contra la democracia.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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