Durante la Semana de la Familia, el obispo Juan Espinoza Jiménez emitió polémicas declaraciones en las que condenó el aborto, describiendo la interrupción del embarazo como un acto “repugnante” y “terrible”. En una misa celebrada el pasado domingo, el obispo comparó el aborto con el asesinato a sangre fría, sugiriendo que el acto de una madre que interrumpe su embarazo es aún más deplorable que los homicidios cometidos en la violencia cotidiana.
Estas declaraciones han encendido nuevamente el debate sobre la intromisión de la Iglesia Católica en asuntos de gobierno y derechos reproductivos, evidenciando cómo líderes religiosos buscan influir en la legislación y decisiones personales que afectan directamente a las mujeres. La postura del obispo no solo refuerza una visión restrictiva sobre los derechos reproductivos, sino que también hace un llamado a la sociedad a “detener este genocidio”, en referencia a la despenalización del aborto, una medida que ha permitido a más de mil mujeres interrumpir su embarazo de manera segura en clínicas legalizadas.
El Aborto Como Blanco de Condena Religiosa
Espinoza Jiménez arremetió contra el aborto en su homilía, lamentando que las mujeres que toman esta decisión “se dejan llevar por ideologías” que, según él, van en contra de la “ley de Dios”. Esta retórica no es nueva, pero sí alarmante por su persistencia en un país donde los derechos reproductivos están en constante disputa. Además, llamó a los fieles católicos a orar para que este “genocidio” termine, extendiendo su crítica no solo a las mujeres, sino también a aquellos que promueven el derecho al aborto.
Las palabras del obispo reflejan la tensión entre las enseñanzas de la Iglesia y las leyes civiles que buscan proteger los derechos de las mujeres a decidir sobre su cuerpo. Con la reciente despenalización del aborto en varios estados de México, la confrontación entre los sectores conservadores y los defensores de los derechos reproductivos se ha intensificado, siendo este tipo de discursos una manifestación clara de la resistencia que enfrentan las políticas de salud pública orientadas a la protección de la mujer.
Llamado a la Reflexión sobre la Familia
El obispo, además, lamentó la violencia en México, refiriéndose a los recientes asesinatos en territorios como Encarnación de Díaz. A pesar de este lamento por la pérdida de vidas humanas, el mensaje central de su discurso fue la condena del aborto, al que se refirió en términos más duros que a los homicidios ocurridos en el país. Su llamado a reflexionar sobre la familia estuvo enmarcado en la tradicional perspectiva católica de la protección de la vida desde la concepción, reforzando un mensaje que busca influir en las decisiones políticas y sociales.
Este episodio nos recuerda la urgencia de proteger la laicidad del Estado y garantizar que los derechos reproductivos de las mujeres sean respetados sin la injerencia de instituciones religiosas. La libertad de decidir sobre el propio cuerpo es un derecho humano fundamental que no debe ser restringido por creencias o presiones de grupos religiosos.
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