Estados Unidos impondrá a partir de este lunes un arancel del 17% a las exportaciones mexicanas de tomate, afectando un mercado que genera más de 2,800 millones de dólares anuales. Esta medida llega tras la cancelación del acuerdo de 2019 que suspendía estos impuestos y responde a presiones de productores estadounidenses, principalmente de Florida, que acusan competencia desleal.
La periodista Karina Suárez, de El País, reporta que este gravamen se suma a otros aranceles recientes de EE.UU. sobre productos mexicanos fuera del T-MEC, incluyendo un aumento al 30% a partir de agosto, relacionado con el combate al narcotráfico. El conflicto revive una disputa histórica entre productores de ambos países que data de 1996.
México es el principal proveedor del mercado estadounidense, con casi 90% de la demanda, y exportó el año pasado cerca de dos millones de toneladas, generando empleo a más de 500 mil trabajadores agrícolas, principalmente en Sinaloa, líder en producción con más de 712 mil 000 toneladas anuales.

Enrique Riveros, productor sinaloense, advierte que el nuevo impuesto suma presión a un sector ya afectado por violencia y condiciones climáticas adversas. “Cumplimos las reglas, pero nos castigan por ganar”, señala.
Consultores prevén un crecimiento en la producción nacional de tomate, pero alertan que el arancel impactará tanto a consumidores estadounidenses, que enfrentarán precios más altos, como a miles de trabajadores mexicanos. Juan Cortina Gallardo, expresidente del Consejo Nacional Agropecuario, considera que la medida responde a intereses políticos y confía en un acuerdo de último minuto entre ambos gobiernos.
Con el plazo para evitar la imposición cerca, más de medio millón de agricultores mexicanos esperan que la negociación en Washington proteja este sector estratégico que sostiene una cadena comercial valorada en 8,000 millones de dólares.
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