A finales del 2019 se supo del doctor Hugo López-Gatell debido a su participación en una nueva sección de la conferencia matutina del presidente López Obrador llamada El Pulso de la Salud; esta se centraba inicialmente en la denuncia de malas prácticas por parte de las empresas de distribución de medicamentos, que por aquél momento, daban a conocer su afán de sabotear cualquier esfuerzo gubernamental para disminuir el acaparamiento, la especulación y el sobre precio que representaban las prácticas desleales y mafiosas de aquellas cuatro o cinco manos que han manejado hasta la fecha la distribución de insumos críticos para las instituciones de la salud, mediante métodos anti éticos.
Su papel fue cada vez más relevante entrado el 2020, pues en los primeros meses comenzó la espiral de zozobra que representó enterarnos de los primeros casos y defunciones a consecuencia del COVID-19 en nuestro país, un virus desconocido hasta entonces que cambiaría nuestra vida para siempre.
El doctor López-Gatell, al ser Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud del gobierno federal, además de un experimentado y acreditado epidemiólogo en la comunidad científica internacional, fue asignado para liderar la coordinación de las estrategias de mitigación de los efectos de la pandemia que se cernía sobre nuestros destinos como mexicanos.
En aquellos días se decretó la jornada de Sana Distancia, se presentaron algunos personajes didácticos a fin de abonar en la pedagogía de las prácticas de prevención de los contagios y comenzó sobre todo, el equilibrismo del gobierno, que tenía de un lado de la cuerda floja a la economía del país, siendo en su gran mayoría de carácter informal y teniendo a la población viviendo al día y del otro, las medidas de prevención y mitigación, que debían ser dosificadas e implementadas basadas en un estricto criterio científico, aún cuando día a día se actualizaba la información disponible respecto a este inmenso problema de salud.
Es fundamental reconocer sin escatimar, la principal estrategia gubernamental para armar a la población de los elementos suficientes para hacer frente a este desafío inédito: LA INFORMACIÓN verás, oportuna y estrictamente científica, que pudiera mantener a todos aquellos que estuvieran pendientes de las conferencias vespertinas diarias, actualizados sobre todos aquellos datos que resultaran relevantes para comprender los fenómenos que nos atravesaban en absolutamente todos los aspectos.
Por más de 450 días seguidos, sin descanso, el Doctor Hugo López-Gatell tomó el micrófono y habló de una manera clara, concisa y franca ante un público que estaba ansioso de recibir soluciones y respuestas fáciles, mismas que no fueron jamás garantizadas ni ofrecidas debido a la absoluta ética científica con la que se manejaron todos y cada uno de los participantes.
Posterior a la presentación de datos e información pertinente que conformaba la primera parte de estas conferencias diarias, se tenía una sesión de preguntas y respuestas con la prensa, que en muchos casos resultaba en una aclaración pertinente de dudas para la población en general, pero también con mucha frecuencia, el recogimiento de declaraciones parciales, descontextualizadas y malintencionadas, con un ánimo netamente político y dedicado únicamente a encontrar elementos que pudieran golpear al gobierno desde medios de comunicación mercenarios, que atendieron llamados al desprestigio deshonesto hacia el doctor Gatell y en general la estrategia de mitigación de la pandemia, con el único objetivo de obtener algún rédito político y sumar algún adepto durante una crisis que no admitía sesgos ideológicos y mucho menos un proceder tan inhumano y mezquino.
La clase política mexicana de oposición, con su proceder tan predecible, comenzó a trabajar a marchas forzadas para hacerse de sus contrapesos, personajes muchas veces del ámbito académico o médico que contradecían o desacreditaban las instrucciones, ponían en duda los datos e incluso en el caso del conocido conductor del noticiero nocturno de TV Azteca, Javier Alatorre, llamaban explícitamente a no hacer caso a las medidas gubernamentales, por considerar que el rumbo, enfoque y manejo eran equivocados, pero sin ofrecer verdaderas opciones que tomaran en cuenta el carácter multidimensional de la problemática que estábamos atravesando.
Este fenómeno no fue exclusivo de nuestro país, al grado de que la distorsión deliberada de la información y su esparcimiento indiscriminado por las redes, fue llamado “infodemia” por la OMS, señalándolo como un fenómeno aparejado al de la pandemia en curso.
No alcanzaría el espacio para relatar las múltiples anécdotas y momentos televisivos memorables que se dieron en aquellos días, sin embargo, basta con observar las entrevistas que se han hecho en medios corporativos al doctor López-Gatell, para tener claro las poquísimas cosas que se quedaron grabadas en la mente de aquellos que jamás hicieron nada por escuchar honestamente las indicaciones que de buena fe y en todo el afán de cuidar la salud de la población se dieron, siendo sus reclamos, algo parecido a un pregón prefabricado que ha sido repetido una y otra vez por conductores de algunos medios que esperaban tener a una presa fácil en sus programas, a la cuál sacrificar públicamente y encontraron nada menos que a un profesional que además de su gran inteligencia, posee una facilidad de palabra y una honestidad que lo rodea de la autoridad moral de la que ellos carecen hace años, sin que su audiencia pueda negarlo.
A las supuestas ineptitudes del doctor Gatell durante la pandemia, que no son más que reclamos por no haber hecho lo que a alguna otra persona (con credenciales o no) sin un cargo público le parecía mejor decisión, se agrega un nuevo “pecado”: El doctor Hugo López-Gatell Ramírez ha alzado la mano para buscar la preferencia de los habitantes de la CDMX y ser elegido primero en una encuesta de dudoso alcance o hechura, como candidato para gobernar esta convulsa Ciudad.
El doctor, el menos político de un grupo de cuatro aspirantes, el más pedestre y menos rodeado de séquitos corporativos, el más sencillo en sus métodos de hacer política, platicando con grupos reducidos en plazas públicas, el que ha tenido a bien evitarnos la pena de ver su cara en montañas de basura todos los días, en que los capitalinos nos encontramos postes y árboles tapizados de nuevos carteles con los rostros hipócritas de aquellos que no saben hacer política más que arrebatándose espacios y malgastando recursos que de llegar al poder tendrán que pagar, se ha alzado dejando balbucear a detractores que simplemente no tienen el nivel para debatir con un hombre que se ha formado en la academia y en dos crisis sanitarias mundiales, quien ha recibido instrucciones y mentoría directamente del presidente AMLO, líder indiscutible de este insípido movimiento auto nombrado 4T, y quien con toda honestidad, afirma lo que demuestra: que no está malgastando recursos en estrategias rancias de acarreo y manipulación de la opinión pública.
De los otros dos contendientes “punteros” después hablaremos, mientras tanto, sólo resta agradecer la bocanada de aire fresco que se ha colado a la contienda política, gracias a que uno de nosotros, o al menos alguien que así lo parece por donde se le vea, ha tenido el valor de saltar a esa piscina de lodo que es la política mexicana y peor aún, en temporada electoral.
Esperamos, Doctor Gatell, que más allá de salir o no triunfador, lo haga ileso y sin una sola mancha, le ha tocado codearse con aquello que ensucia y raspa, ojalá lo veamos atravesar este pantano con el plumaje intacto.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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