El presidente venezolano pidió la intervención de Naciones Unidas ante el bloqueo total a petroleros y advirtió riesgos para la paz regional y la economía del país.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sostuvo una llamada telefónica con el secretario general de la ONU, António Guterres, para denunciar una “escalada de amenazas” por parte de Estados Unidos, luego del anuncio de un bloqueo total a buques sancionados que transporten petróleo venezolano.
De acuerdo con un comunicado de la Cancillería venezolana, Maduro alertó sobre las graves implicaciones de estas medidas para la paz regional, además de advertir un impacto directo en la estabilidad económica y política del país. En la conversación, el mandatario también condenó declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, quien afirmó de manera “inaceptable” que el petróleo, las riquezas naturales y el territorio venezolano “pertenecen” a Estados Unidos.
Maduro subrayó que dichos señalamientos representan una amenaza directa a la soberanía nacional, al derecho internacional y a la paz, por lo que deben ser rechazados categóricamente por el sistema de Naciones Unidas. Asimismo, solicitó la intervención activa de la ONU para frenar lo que calificó como una política de presión y coerción contra Venezuela.

El contexto de la denuncia se da tras la orden emitida por Donald Trump, quien instruyó el bloqueo total y completo de todos los petroleros sancionados que entren o salgan de Venezuela, como parte de una escalada del operativo militar estadounidense en el Caribe, originalmente justificado bajo el combate al narcotráfico. El republicano aseguró en redes sociales que Venezuela está rodeada por “la armada más grande jamás reunida en Suramérica” y advirtió que la presión continuará hasta que Caracas “devuelva” recursos y activos.
En días recientes, esta estrategia incluyó la incautación del petrolero Skipper, que transportaba crudo venezolano y fue interceptado por fuerzas estadounidenses en aguas del Caribe bajo una orden judicial. Washington acusó al buque de integrar una “flota sombra” para evadir sanciones, lo que ha derivado en una caída de los embarques de crudo venezolano y amenazas de nuevas incautaciones.
La medida ha tensado aún más las relaciones entre Caracas y Washington, mientras el gobierno venezolano insiste en que la presión externa vulnera su soberanía y profundiza la crisis, por lo que recurre a instancias multilaterales en busca de contención diplomática.

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