— Aunque haya un montonal de gente que no lo perciba ni tantito, el mundo está ahora mismo echándose tremendas machincuepas —le dije al ingeniero Mabio Urcedo—, machincuepas riesgosísimas.
— ¿Machis… qué?
— Machincuepas: piruetas, volteretas, cabriolas…
— ¿Existe esa palabra?
¡Me canso! Existe. Incluso el tiquismiquis diccionario de la Real Academia Española consigna el vocablo desde 1917, ya no digamos el Diccionario del Español de México del Colmex: Machincuepa: Voltereta que se da apoyando las manos en el suelo e impulsándose con los pies: hacer una machincuepa, darse una machincuepa, “Al atestar el topetazo, hacía que el toro diera una machincuepa”. Ya no le dije que la palabra no proviene del latín ni del griego, sino del náhuatl: maitl, mano; tzinil, trasero o más precisamente culo, y cueptl, vuelta, giro, ladearse… Así que una mayotzincuepa es una suerte como aquellas que evocan varios de los figurines elaborados en cerámica por los antiguos tlatilcas y cuicuilcas y muchos siglos antes por los mismísimos olmecas, los famosos acróbatas.
Andábamos en Metepec, municipio conurbado con Toluca de Lerdo, en donde, por cierto, se halla la única calle de todo el país que lleva por nombre, precisamente, Machincuepa —significativamente, es una cerrada paralela a Libertad, a la que se entra por Paseo Tollocan—. Bien a bien no recuerdo a ciencia cierta acerca de qué estábamos hablando en esos momentos, es decir, a qué venía a cuento mi aserto, pero sí me acuerdo que habíamos estado conversando sobre algunas de las contorsiones que atisbamos que durante estos días ejecuta la humanidad en perfecta falta de coordinación… Así que pude ser que yo haya soltado aquello después de que comentamos la ola…, qué ola, el tsunami de protestas que se levantó en París y otras ciudades de Francia, luego de que el señor Macron decidió brincarse a los legisladores de su país, a la clase trabajadora y a la enorme mayoría de la opinión pública para imponer à la force du poignet —por sus pistolas, pues—la reducción de la edad de jubilación… O quizá fue luego de que intercambiamos algunas impresiones en torno a la ostentosa visita a Moscú del mandamás chino, Xi Jinping, y a sus evidentes consecuencias en el reacomodo del juego de pesos y contrapesos geopolíticos…
— Y justo después de que la Corte Internacional dictara una inverosímil orden de aprehensión en contra de Vladimir Putin.
— Espaldarazo del dragón al oso.
Hablamos de eso y de la reunión que el presidente ruso organizó con la mayoría de los mandatarios de los países africanos. Y también tuvo que salir a colación la noticia que circuló hace apenas unos días de que los países BRICS —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— han superado ya oficialmente al G7 —Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos— en cuanto a su participación en el PIB mundial: los BRICS ahora contribuyen con el 31.5% del PIB global, con un crecimiento adicional proyectado, mientras que el G7 cayeron a 30 puntos porcentuales.
— Y no hablemos de población… O, bueno, sí hablemos: los BRICS suman casi 3.3 millardos de habitantes: ¡41% de la población total del orbe!
El mundo unipolar que conocíamos pasó a la historia y ahora no estamos en uno bipolar, como el de la Guerra Fría, sino uno multipolar, mucho más complejo, en el cual, para colmo, ya ni siquiera los jugadores son países monolíticos…
— Por ejemplo, las grandes corporaciones transnacionales no están muy de acuerdo con que el gobierno norteamericano se enfrente a China.
También tuvimos tiempo de mentar, muy por encimita, los abruptos movimientos migratorios que están dándose por todos lados, es decir, de muchos lados a muchos lados…
— Mi primo Cuauhtli ya se fue a vivir a Houston a chambear en una petrolera.
Ambos teníamos información sobre el mismo fenómeno: aquí en México, en varios estados de la República, están ya faltando obreros y jornaleros centroamericanos.
— Sé de varias localidades potosinas que se quedaron sin albañiles ni peones, porque las armadoras de coches los están contratando.
Y qué decir de la incursión de andanadas de gringos en la Ciudad de México…
— La Condesa, la Roma, la Nápoles, la Juárez… atiborradas de gabachos, y no son turistas, se vinieron a chambear para acá…
— Nómadas digitales.
Y la guerra en Ucrania que ni para cuándo acabe. E Irán levantándose como puente entre China y Rusia. Y el cambio climático desbarajustando ya la vida de millones de personas…
— Ejércitos de niños y niñas en India toman clases en la noche, por el calorón.
— Ya comenzaron a construir la ciudad que sustituirá Yakarta.
— ¿Y qué me dices de las inundaciones en California?
En fin, que sobran evidencias: el mundo está ahora mismo echándose tremendas machincuepas.
— Agrégale todo lo que no estamos viendo, los grandes cambios que están gestándose bajo la superficie…
— Las sorpresitas, como la pandemia, que nos pueden estar aguardando para los próximos días…
La plática con Mabio Urcedo ocurrió el domingo. El sábado, con nuestras respectivas parejas, habíamos ido juntos al mitin en el Zócalo. Ese día me encontré a Pedro Miguel, quien me preguntó que sentía, cómo veía las cosas. No recuerdo todo lo que le respondí, pero algo sí:
— Me late que nos tocó lo peor con el mejor.
- @gcastroibarra
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