El exgobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, enfrenta acusaciones graves. Mientras los policías operaban en condiciones deplorables, él construyó suites VIP en siete cuarteles. Estas instalaciones costaron más de 5 mil millones de pesos.

Los cuarteles, diseñados para la seguridad del estado, carecían de servicios básicos. Los policías sufrían por la falta de agua, luz y drenaje. Sin embargo, las áreas reservadas para Aureoles desbordaban lujo.
Cada cuartel incluía un “búnker” con acabados de alta gama. Estas suites contaban con recámaras, sala-comedor y helipuerto. El personal solo tenía acceso limitado a este espacio exclusivo.
En contraste, los dormitorios para los policías presentaban problemas serios. Las filtraciones de agua y el mal estado de la infraestructura eran evidentes. Muchos elementos, como sanitarios y duchas, se encontraban en condiciones inservibles.
El sistema de comando C5i también estaba incompleto en varios cuarteles. La Secretaría de Seguridad Pública tuvo que buscar alternativas fuera de estos edificios. Los problemas de drenaje obligaron al personal a recorrer largas distancias para acceder a sus armas.
Los contratos de arrendamiento, firmados con la empresa DyF S.A. de C.V., han levantado sospechas. La construcción de estos cuarteles se realizó sin cumplir con las normativas necesarias. En algunos casos, se pagaron cantidades exorbitantes por propiedades que no existían al momento de la firma.
El cuartel de Uruapan es un ejemplo claro de estas irregularidades. La propiedad fue adquirida después de su firma, lo que plantea dudas sobre la transparencia del proceso. Los problemas de infraestructura también afectan la calidad de vida de los efectivos que ahí laboran.
En Lázaro Cárdenas, el cuartel más caro, la situación es igualmente alarmante. Las inundaciones en temporada de lluvias dañan gravemente la estructura. A pesar de esto, el lujoso “búnker” del exgobernador se mantenía en óptimas condiciones.
La situación revela un desbalance entre el lujo del exgobernador y las precarias condiciones de los policías. Las autoridades actuales siguen investigando estos contratos y la construcción de los cuarteles. La opacidad en la gestión de recursos públicos deja muchas preguntas sin responder.

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