Elon Musk, CEO de Tesla y operador político del presidente Donald Trump, anunció que reducirá su presencia en el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) para volver a enfocarse en la compañía automotriz. El anuncio, que lejos de ser una sorpresa, se trataría de una maniobra de emergencia ante el colapso de la marca Tesla, que enfrenta una caída histórica de ventas y un rechazo social sin precedentes en Estados Unidos y Europa.
Durante el primer trimestre de 2025, Tesla reportó la mayor caída en ventas de su historia, con una reducción del 71% en su utilidad neta. Mientras otras automotrices del segmento eléctrico lograron mantener e incluso aumentar sus cifras, Tesla quedó sola, hundida por el desgaste de su imagen y las decisiones ideológicas de su CEO.

El daño que vive la marca no es esporádico y se ha venido gestando desde 2024, cuando Musk, a través de su red social X, permitió el regreso de cuentas ligadas a extremismo y comenzó a replicar mensajes alineados con la ultraderecha, lo cual derivó en boicots, protestas, actos de vandalismo y un profundo rechazo por parte de un importante sector de la marca: consumidores progresistas y comprometidos con la lucha climática.
“El daño a la marca en EE.UU. y Europa es permanente”, advirtió Dan Ives, analista de Wedbush Securities. En tanto, Kelly O’Keefe, experto en reputación corporativa, fue más allá: “Esto ha sido un homicidio de marca. Tesla nació como símbolo de sostenibilidad, hoy es símbolo de polarización”.
Lejos de asumir responsabilidad, Musk ha optado por culpar a “manifestantes pagados” y a la economía global, sin explicar por qué sus competidores sí lograron mantener o mejorar sus cifras en el mismo entorno económico. Las excusas no convencen, ni a inversionistas ni a consumidores.

Incluso desde dentro de la empresa, las alertas están encendidas. Vaibhav Taneja, director financiero de Tesla, reconoció que la tensión social y los actos de vandalismo ya afectan las operaciones, en especial en mercados clave de Europa Occidental.
Gordon Johnson, de GLJ Research, afirmó que la debacle de Tesla no es financiera sino ética: “Musk abandonó los valores que hicieron grande a la marca. Hoy, Tesla ya no representa progreso, representa arrogancia”, sentenció.
Con información de: Agencias
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