“… El lugar de López Obrador ya está en la historia. Una historia donde va a seguir orientando el futuro. Cuánta esperanza en un presidente que se marcha con más del 60% de aprobación y se divierte con su pueblo riéndose de los jueces corruptos y (de) los EE. UU.”.
Juan Carlos Monedero. Mensaje en redes sociales. Septiembre 2 del 2024.
Eran las 8 de la mañana del 1 de septiembre y las personas comenzaban a reunirse en la mayor plaza pública del país. La Plaza Roja mexicana la han calificado. Un espacio que la izquierda ha llenado incontables veces a lo largo de décadas siempre con simpatizantes, militantes, luchadores sociales, opositores a los regímenes represores, en fin, mexicanos convencidos de las expresiones de lucha por las cuales son convocados y/o convocan.
Este domingo pasado, no fue la excepción. Asistir al último mensaje a la nación, con formato de informe, de Andrés Manuel López Obrador era imposible de perderse, fue otra ocasión histórica. Y es que los tiempos que nos ha tocado vivir en los últimos años son efectivamente inéditos. Millones de compatriotas no han querido perderse de cualquier ocasión no vista antes en la vida política, social y económica nacional, en los años transcurridos de este sexenio.
La derecha intentó posesionarse de esta gran plaza, sin conseguirlo más que un par de ocasiones y no siempre contando con participantes convencidos o al menos que tuvieran disponible la información suficiente para hacer presencia en pro “de su causa”. Esa causa a la cual solo tenía acceso un pequeño grupo de dirigentes políticos, empresariales o de intelectuales orgánicos favorables a los privilegios de la oligarquía, intereses por supuesto nunca confesados a los asistentes.
En esta ocasión la presidencia tuvo la atención de poner a disposición de los asistentes más de 25 mil sillas, ahora ya no solamente para los invitados especiales, sino para el ciudadano sencillo que quiso despedirse de su presidente. Qué mejor manera de hacerlo escuchándolo, durante poco más de dos horas, en el recorrido, por momentos detallado de acciones, obras, beneficios, decisiones trascendentes, en fin, de una amplia diversidad de cambios y transformaciones las cuales llegaron hasta las poblaciones más apartadas de nuestro México. Hasta donde, por décadas, ningún personaje de la política se había hecho presente, tal vez desde el presidente Lázaro Cárdenas.
López Obrador expuso los resultados y cambios consolidados con el apoyo del pueblo durante la primera etapa de la Cuarta Transformación. Datos, cifras, avances no solamente relacionados con los cien compromisos asumidos aquel 1 de diciembre del 2018, sino otros más vinculados, o no, con aquellos. Todos esos logros se alcanzaron con el apoyo del pueblo. Pero también con el enfático reconocimiento presidencial de lo que aún falta por hacer y el atraso que aún mantenemos por el largo periodo neoliberal.
En ese contexto reiteró constantemente su reconocimiento a la presidenta electa, Claudia Sheinbaum. Insistió en la confianza hacia la primera mujer que ocupará la titularidad de la República. Por lo menos, en tres ocasiones, inició el coro seguido por los miles de participantes: ¡Presidenta! ¡Presidenta!
Uno de los momentos destacados del sexto informe fue cuando el presidente preguntó quién debería elegir a jueces, magistrados y ministros del poder judicial. En respuesta, fue notable el grito de la multitud: ¡El pueblo! Para reafirmar lo anterior, el mandatario convocó a todos los asistentes al Zócalo a una votación a mano alzada sobre la reforma al Poder Judicial, planteándoles: … A ver, que levanten la mano los que piensan que es mejor que a los ministros los elija —y a los jueces— el presidente y los senadores. Que levanten la mano… Pues no veo a nadie.
Continuó con la encuesta: Que levanten la mano los que consideren que es mejor que los elija el pueblo, a jueces y magistrados. De inmediato, miles de manos se levantaron para expresar su acuerdo. Bueno, esto ayuda a entender cuál es el sentimiento del pueblo. Apuntó.
En seguida, el presidente López Obrador dirigió un breve mensaje al gobierno estadounidense, a propósito de las actitudes injerencistas de los últimos días. Lo digo con todo respeto y que no olviden que la democracia en América, en Estados Unidos, comenzó eligiendo a los jueces, que no olviden eso, que en Estados Unidos así comenzó la democracia, eligiendo el pueblo a los jueces. Y si quieren bibliografía, que busquen ‘La democracia en América’, de (Alexis) de Tocqueville. Ahí está cómo se fundó esa gran nación a partir de la democracia”, remarcó. Comparto el enlace del Sistema de Universidades Estatales de Oaxaca en el cual se puede encontrar el texto citado.
Videos y audios grabados entre los asistentes mostraron el amor, la identificación, el agradecimiento y también la tristeza manifiesta por el inminente fin de su gobierno teniendo como foro este último evento público dedicado al pueblo. Asimismo, la expresión del sincero arrepentimiento de quien reconoció, entre sollozos, haberles creído a las televisoras que él (López Obrador) “era un peligro para México”.
Una vez más quedó patente, en la realidad, la frase Amor con amor se paga. El contenido de esa frase cobró fuerza y se posicionó en primer plano la identificación del pueblo con el dirigente social, el político, el estratega, el visionario que devolvió la esperanza a quienes ya hasta la habían perdido.
En una de sus expresiones finales, López Obrador fue enfático señalando que, si los oligarcas no quieren al pueblo, por lo menos deberán aprender a respetarlo. Se despidió con un emotivo: ¡Gracias, Gracias de corazón al pueblo de México!
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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