Por Laura Hernández
Si hiciéramos un sondeo en la calle preguntando a la gente ¿para ti qué es la salud?, quizá de bote pronto la mayoría contestarían que “la salud es estar sanos, no tener ninguna enfermedad y sentirse bien”.
Quizá otras personas dirían que “es un estado óptimo de bienestar para poder realizar todas nuestras actividades”…
Las respuestas podrían ser múltiples y variadas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), por ejemplo, define la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
Esta definición refleja un enfoque integral que va más allá de la ausencia de enfermedad, incorporando también aspectos como el bienestar emocional y social de las personas los cuales están interrelacionados y son fundamentales para una vida saludable.
Dentro de los aspectos que menciona esta definición se encuentran:
- Bienestar físico: No solo la ausencia de enfermedad, sino también una buena condición física general, lo que implica una función óptima de los sistemas del cuerpo.
- Bienestar mental: Implica la capacidad de las personas para manejar el estrés, tomar decisiones, mantener relaciones interpersonales positivas y tener un sentido de satisfacción y propósito en la vida.
- Bienestar social: Reconoce la importancia de las condiciones sociales y el entorno en el que vive una persona, como la calidad de las relaciones interpersonales, el acceso a recursos y la participación en la comunidad.
Desde el punto de vista sociológico, la salud se entiende no solo como un estado físico o biológico, sino como un fenómeno social que está profundamente influenciado por las estructuras sociales, las relaciones interpersonales, las condiciones económicas, políticas y culturales, así como las normas y valores que prevalecen en una sociedad.
Esto significa que lo que una cultura considera “saludable” puede variar en comparación con otra.
Por ejemplo, en algunas sociedades, el sobrepeso podría ser considerado una señal de salud y bienestar, mientras que en otras es visto como un problema de salud.
Pero no solo eso.
La salud también está estrechamente vinculada a la estratificación social. Esto significa que las clases sociales, el acceso a recursos, y las condiciones socioeconómicas afectan directamente a la salud de las personas.
Quienes por desgracia viven en entornos desfavorables de pobreza, marginación, racismo o discriminación, tienen menos acceso a servicios de salud de calidad y están más expuestos a riesgos que afectan negativamente su bienestar.
Desde luego, también existen otros determinantes sociales de la salud como el nivel educativo, el entorno laboral, la vivienda, el acceso a alimentos saludables, etcétera.
Todos estos son factores clave en la sociología de la salud puesto que los problemas de salud pública, como la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades infecciosas, son vistos como resultados de una combinación de factores sociales y económicos.
Este enfoque resalta que la salud no es solo un fenómenobiológico individual, sino que está determinado por factores estructurales y sociales que tienen que atenderse desde su origen para poder implementar políticas públicas que vayan acordes también a las diferencias y necesidades regionales que existen en el país y que ayuden a disminuir las brechas de desigualdad para que la salud realmente se convierta en un derecho para todas y todos independientemente de las diferencias sociales.
Laura Marcela Hernández Aguilera,
médica con especialidad en psiquiatría y exdelegada estatal de MORENA en Chihuahua.
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