La oposición alarga su agonía en la reforma al Poder Judicial, primero trató de evitarla, ahora, ya con reglas nuevas se aferrará a ella como a un clavo caliente para sobrevivir. Opositores en los partidos y la sociedad de clase media ahora podría concursar en los cargos dentro de ese poder para figurar y, desde ahí, tener influencia para definir el rumbo de la política del país.
Los partidos de oposición fueron rechazados del Poder Ejecutivo, del Poder Legislativo, ahora lo único que les queda es pelear por un cargo dentro dela burocracia del Poder Judicial, una vez que sean expulsados de este poder tendrán que empezar a preocuparse por su sobrevivencia, situación en la que debieron pensar desde los días en que mandaban a elaborar encuestas engañosas que mostraban sus empates técnicos ilusorios.
El innegable lazo entre Norma Piña y la oposición, principalmente panista, decidió levantar el paro en todo el país, aunque con casi la mitad de sus integrantes en desacuerdo, para montarse, puntualmente, a la carrera judicial desde el consevadurismo. Para el proyecto de la derecha de recuperar espacios para rescatar privilegios, no hay cargo pequeño, el problema que tiene la derecha es que cuenta con gente poco preparada para concursar en serio, por un cargo. Todo lo ha tenido regalado, desde la Presidencia de la República hasta las legislaturas plurinominales.
La derecha tiene en sus principales miembros a personas con cargos importantes penales, desde lavado de dinero hasta fraudes, y desvíos de fondos, complicidad con el narcotráfico, así como peculado y hasta asesinatos. La propia candidata a la Presidencia de la República concursó por ese cargo cometiendo delitos graves, cuando ella, como senadora, influía en los contratos a favor de su empresa. Ninguno de ellos puede ser juez sin antes ser juzgado por la opinión pública y las leyes.
Anteriormente, la derecha lo tenía todo, porque teniendo en el bolsillo, en el más amplio sentido de la palabra, al Presidente de la República, éste se encargaba de dominar al resto. La división de poderes de la que muchos anuncian fusión o un logro popular, es una novedad para una derecha acostumbrada a no pensar en la política, aunque no así en la economía familiar.
Sería muy ingenuo pensar en que la lucha por la reforma al poder Judicial se convertiría en una secretaría del Ejecutivo, a estas alturas. El método de selección ha convocado hasta a panistas como Roberto Gil Zuarth, x secretario particular de Calderón, durante su usurpación, quien quiere ser ministro dela Suprema Corte de Justicia, a pesar de su pasado delictivo y su tendencia imparcial de ver la realidad y su estilo muy personal de interpretar la ley.
Hay desconfianza en la reforma y sus resultados, pero no deja de ser, para los conservadores, la última oportunidad para tener espacios que puedan darle vida a la oposición en general, ante su agonizante existencia que quieren revivir con gritos en las cámaras y estridencias en los medios.
Resulta tentador para los conservadores concursar, pueden ganar en un golpe de suerte o de Estado desde ese espacio, pero también en la derrota tendrían argumentos al decir que no fueron elegidos por lo fraudulento del proceso impuesto por la reforma al Poder Judicial.
Sean cuales fueren los resultados para que los conservadores se mantengan con un par de juzgados, los días del PAN y del PRI, están contados. Tienen al enemigo en casa, la división interna los condena a morirá ante la negativa de renovarse.
A pesar de que tradicionalmente en el Ejecutivo y el Legislativo se han descubierto corruptelas muy graves, dignas de varias cadenas perpetuas por robar al pueblo, el Poder Judicial resulta ser el más sucio de la historia de la administración pública de México.
Apenas es posible ver una pequeña parte de los delitos cometidos por jueces, magistrados y ministros, habrá material, seguramente, para una enciclopedia, que registre las violaciones a la ley, a todas las leyes y todos los derechos.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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