La maestra Ifigenia Martínez murió con una gran lucidez mental, contrariamente a lo que afirma la oposición, cuyos miembros distinguidos aseguran que fue extraída de un hospital para entregar la banda presidencial a la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
La oposición ha tomado desde hace varios años a los muertos como su estandarte ante la falta total de propuestas y verdaderas críticas al sistema y nada ha podido comprobar.
Desde tiempos de la pandemia, cuando según los merolicos del sistema del pasado y ex presidentes aseguraban que México tardaría más de 20 años en terminar de vacunar a la población, y después asegurando que hubo más muertos que no se registraron, y responsabilizando a una estrategia reconocida mundialmente, como un error, culpando a este esquema de salud de haber podido evitar muertes.
Arremetieron en nombre de los muertos tanto que su candidata solicitó preguntar a los difuntos algunos datos sobre la realidad del país.
Así llegó también los daños causados por el huracán Otis en Guerrero, cuando afirmaban los medios tradicionales que no había atención a los damnificados, mientras se podía apreciar el paso de camiones del ejército a cuadro.
Luego, en el huracán John, sucede exactamente lo mismo. Hasta un diario de circulación nacional inventa una marcha de protesta, con foto de otro lugar, para difundir que los guerrerenses protestan por la falta de atención.
Porque ahora a los medios bien se les puede catalogar como partidos políticos y a sus “líderes de opinión” como activistas de derecha, porque definitivamente periodistas no son. Personajes como El Dóriga, Marín, Ciro, Loret, Cárdenas, Brozo, Mauleón, etc. no pueden llamarse comunicadores sino escribanos asueldo que intentan obligar a creer en una realidad que no existe.
De ahí que se le llame a la política de oposición una especie de carroña ideológica como única corriente política puesta en práctica por ellos y el lamentable fallecimiento de la Maestra Ifigenia Martínez, muestra que la política que los llevó casi a perder el registro por la falta de votos, seguirá caminando hasta que desaparezcan.
El PAN sostiene su registro de alfileres por su falta de militantes, cifra que seguramente podría quitarle el registro si en este momento el INE realiza el padrón de partidos políticos.
El sostén tradicional del PAN es el clero, cuyos sermones políticos coinciden con la lía pragmática de ese partido, al a que no puede llamársele ideología sino una especie de encubrimiento de delitos que tiene a la impunidad como sacramento.
Hasta el momento no ha habido nadie quien le ponga un alto a los sacerdotes que hacen política desde el púlpito. El antecedente de Nicaragua que envió a curas al Vaticano, y la connotación de ese país como sucursal del infierno por una oposición que nunca ha visitado ese país, es una de las causas por las que no se les toca a los sacerdotes, si ocurriera los medios convencionales utilizarían sus espacios destacados para argumentar falta de libertad religiosa, cuando en realidad lo que se consigna es la violación de la Constitución por parte de los sacerdotes, de más de una religión, principalmente los católicos.
Existe el antecedente de repetir una votación en San pedro Tlaquepaque, Jalisco, por la evidente intromisión del cardenal Juan Sandoval Íñiguez en las elecciones durante la campaña, a finales de septiembre de 2021.
Iba a suceder lo mismo en Zapopan, este año, pero el Tribunal electoral de Jalisco, en manos de Enrique Alfaro, fue benévolo y dejó el triunfo al partido derechista Movimiento Ciudadano, cuyo militante Gibrán Ramírez, afirmó, dentro d esa política necrófila, que la maestra Ifigenia Martínez había sido utilizada como escenografía.
La oposición basa en la muerte de los mexicanos su principal plataforma política, debería cambiar sus estatutos para darle lugar a esta especie de política de terror porque en realidad lo que necesita la oposición son muertos para seguir sobreviviendo en la política, viviendo del erario, en cargos desde donde pueda fortalecer sus intereses, rescatar sus privilegios y asociarse con empresarios evasores y delincuentes comunes y como el pueblo es el que pone los muertos, por lo que dicen rezar luego de colocarlos en la línea de fuego, propicia en esas sociedades un golpe de Estado.
Las historias que la oposición creó alrededor de la muerte de la maestra Martínez y Hernández, los muestra en su verdadera dimensión, mientras la derecha opositora destruye, en la verdadera política se construye.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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