El sistema de partidos en México ha sido el parapeto perfecto a una democracia renacentista. Año con año, los dirigentes nacionales de las organizaciones políticas que encabezan las preferencias de los votantes, consiguen con intención o sin ella, alienar más a su electorado. PAN, PRI, PRD pierden militancia a diestra y siniestra.
Las nuevas generaciones no encajan con sus ideales pero mucho menos con sus prácticas. MORENA se ha salvado porque el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador arrastra la preferencia de sus seguidores y abona puntos en cada elección. Y Movimiento Ciudadano, pues no es un partido político. Es una secta.
El infierno de Dante Delgado no es rojo, sino naranja. Su propaganda se basa en transmitir el quehacer político como un performance “buena onda”. Sin duda, más allá de efectivamente poner a funcionar la tercera vía como práctica gubernamental donde ha logrado acceder al poder, lo que Movimiento Ciudadano ofrece es un pragmatismo egocentrista que regodea la figura del regidor, alcalde o gobernador en turno. Lo que más le ha ayudado a MC para conquistar al electorado simplista ha sido la explotación en el uso de redes sociales, subastando personajes vacíos al mejor postor digital.
El liderazgo de Dante Delgado somete a sus militantes ante un constante y excesivo culto a la persona. Delgado practica la vieja fórmula priista de generar problemas al interior de sus filas para que los más cínicos sobresalgan y sean escogidos para los mejores puestos de elección popular. Muy pocos de quienes llaman a estar al frente son políticos, la mayoría son serviles mayordomos ansiosos por cumplir los caprichos de Dante. Y así han sido moldeados los perfiles de los principales promotores de su evangelio: Enrique Alfaro en Jalisco, Luis Colosio en Monterrey y Samuel García en Nuevo León. Advenedizos.
Movimiento Ciudadano apostó a que la alianza Va Por México se diluyera con miras a la elección del 2024 y le dejará un jugoso botín de votantes deseosos por hallar sentido político en el entramado y superficial fosfo naranja. Pero esto pudiera ser su propia lápida en el corto plazo porque Dante Delgado no ha forjado pensadores libres sino imitadores muy básicos, con muy poco sustento social para servir en favor al bien común. Se han preparado para la tentación del desaliento en un mundo sin luz. Los gobernantes como Alfaro, Colosio y Samuel alaban el federalismo hasta que logran su cometido de financiar sus administraciones y entonces dan la espalda.
Estas acciones pintan a la perfección lo que es Movimiento Ciudadano, una manada de falsos políticos oportunistas naranjas que viven el día a día alimentándose con selfies y tiktoks. Pero lo mejor está por venir y quien ya empezó a desenmascararlos es el secretario de gobernación, Adán Augusto. Sin pelusa en la lengua pero sí con los pelos de la burra en la mano, don Adán dijo que “En Nuevo León, el Gobernador, porque se lo voy a decir con todas sus palabras, actúa con hipocresía y con egoísmo…”
López Obrador y Adán Augusto son unos estrategas políticos excepcionales y han leído los planes de Dante Delgado desde siempre. Pero si ahora con todas sus palabras exponen lo que en esencia son los gobernantes emanados de Movimiento Ciudadano es posible que para el 2024 sigan siendo la comedia naranja.
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