Es una lucha en la que los afectados son como soldados en una trinchera, librando una lucha silenciosa que muchos no logran ganar.
No preguntes por qué la adicción, si no por qué el dolor. Detrás de cada adicción hay una historia de sufrimiento intolerable…
En general la adicción es una respuesta al sufrimiento humano. Eso nos dice Gabor Maté médico y escritor canadiense, autor de varios libros, que se especializa en el estudio y tratamiento de las adicciones. Asegura que la sociedad actual genera patologías físicas y traumas porque naturalizan situaciones que son dañinas. Propone una crianza más activa y deshacerse de patrones como la competencia y el materialismo.
Los últimos estudios de los neurocientíficos y psiquíatras han demostrado que, entender por qué una persona se hace adicta y otra no: tiene que ver con la carencia de un aminoácido no proteico/gama aminobutírico, que tiene la función de reabsorber la Dopamina y que una persona se sienta saciada con una cantidad de comida, tabaco, sexo, compras, drogas.
Por qué en vez de concentrarnos en los Cárteles de las Drogas, mejor nos concentramos en los adictos, en los que consumen. En investigar por qué parece que no hay poder humano que pueda parar las adicciones a las drogas. ¿Es verdad que no se puede parar? O cómo sociedad no hemos comprendido el asunto…
El 20 por ciento de la población es vulnerable de ser adicta y puede ser cualquiera: el maestro/a de nuestros hijos, el chofer del transporte público, del Uber, el mesero/ra, el albañil que construye tu casa, el empresario/a. Tu amigo, pareja, hijo, padre, tío; tal vez tu madre. Que parecen ser funcionales hasta que…hasta que el alcohol, el tabaco empieza a causar estragos en su calidad de vida, de ellos y su familia. Seguro pensaste estimado lector en las drogas “más fuertes” o ilegales: Cocaína, Heroína, Fentanilo, Éxtasis, Mariguana etc.
Y también del famoso…Del cuando quiera lo voy a dejar… a perderlo todo…A los, brotes psicóticos, despersonalización. Patología Dual (psicosis en adictos) una enfermedad psiquiátrica que produce recaídas cada vez más complejas.
Las adicciones no son ni debilidad, ni poca fuerza moral, ni un error. Son una enfermedad biopsicosocial, existe un factor genético, un factor psicológico estresante, (desde microtraumas) y un entorno social que apoye el consumo.
El adicto va a consumir o porque las cosas están muy mal o porque están muy bien. Es proclive a una desregulación emocional. Estado de euforia o depresivo descontrolado.
Y no es porque el adicto sea una mala persona, o sea un irresponsable, si no que se enfrenta a un grave problema con la desregulación de la Dopamina, y la drogas que lo estimulan de manera temporal. Es un mecanismo de sobrevivencia y ese 20 por ciento de la población que es vulnerable hará lo que sea para sentirse menos mal y poder vivir. Y entonces el adicto no pagará las facturas, conducirá borracho con sus hijos en el coche, va ha presentarse a una junta de trabajo drogado. Hará cosas que parecen una locura. Robar a sus familiares, prostituirse, perder todo. Quedarse en la calle…
El peligro al empezar a consumir es que el adicto no sabe que puede estar dentro del 20 por ciento que puede tener una vulnerabilidad neuronal y psicológica que lo puede enganchar a las drogas.
Cuando llega la neurociencia y analiza el cerebro de los adictos se da cuenta, que los adictos no secretan las hormonas de la felicidad (dopamina). Eso nos explica, Lucia Hipólito, neurocientífica, farmacéutica y profesora de la Universidad de Valencia.
Uno de los grandes factores de riesgo es la sociedad en la que vivimos, porque la sociedad es adictiva y la infelicidad también. Nos dice el filósofo Soren Kierkegaard. La angustia vital es una experiencia emocional profunda que afecta a muchas personas en distintos momentos de su vida. Se caracteriza por una sensación de malestar, inquietud y desesperación ante la percepción de que la vida carece de sentido, dirección o propósito. El hombre es algo concreto y también Temporal, en un constante devenir, luchando entre lo temporal, terrenal y lo eterno.
El hombre, comenta Soren es una síntesis de cuerpo y alma. Entonces de acuerdo al existencialismo es vital llenar de sentido la vida y más para el cerebro adicto. Tener una razón para levantarse por la mañana, quizá ayudar a otros. Incluso la fe en una religión; es decir creer en algo, en alguien puede ayudar mucho, con esos fuertes vacíos y estados emocionales perturbados, esto de acuerdo al filosofo Kierkegaard. Que nos puede llevar a comprender un poco la idea de los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos que también se sustenta en el poder de la fe en un poder superior.
Las personas adictas se ha demostrado en los últimos estudios que tienen la carencia de un aminoácido que está en el cerebro…y que como ya se dijo no les permite auto regularse emocionalmente. El contexto puede contribuir a esa desregulación: familias desintegradas, violentas, y por supuesto con una historia de adicciones. En los antros, en las tiendas, y de manera brutal en el internet lo que se promueve es el no poder conectar con uno mismo. Lo que se estimula es la evasión. Detrás del consumo de drogas, muchas veces hay personas con trastornos psiquiátricos, como hiperactividad, déficit de atención, bipolaridad, límite de la personalidad, depresión y lo que hacen es automedicarse…
Los fines de semana, la gente quiere relajarse, desconectarse y entonces también buscan una evasión con el alcohol que es un ansiolítico.
Si viviéramos en una sociedad donde se prohibiera el consumo de drogas con la pena de muerte, la gente se engancharía a las compras, al juego, a la prostitución…No es tanto a qué, si no la necesidad de a través de esa conducta expresar algo a lo que no puede ponerle palabras; la mayoría de las veces hay situaciones reprimidas, dolor existencial, vacíos, que no se ha podido tramitar de otra manera. Esto nos dice un coach en adicciones que también fue adicto y quien prefiere guardarse su nombre. Actualmente trabaja con adictos en Barcelona y señala que existe mayor vulnerabilidad si se inicia desde la adolescencia y esa edad de consumo suele estar entre los 14 y 18 años, cuando el cerebro aún no ha acabado de formarse, por lo que las posibilidades de engancharse son más altas.
El 80 por ciento de los que prueban drogas no repetirán de manera compulsiva su ingestión, pero el 20 por ciento sí…y acabarán destrozados y destrozando (perdón el gerundio) su vida y la de otros.
La pregunta es qué hacemos como sociedad, estigmatizarlos, señalarlos. Parece increíble lo que hacen, nos dice la científica Lucia Hipólito. Si saben que es dañino para su salud y sus familias. ¿Son débiles, no tienen moral, no les importa el daño a sí mismos y los demás? Y responde Hipólito: todas las drogas activan el sistema de recompensa. Es decir aumenta la Dopamina, y explica toda nuestra conducta diaria se preocupa o tiende a la supervivencia, y las drogas van directo a muchos núcleos que activan el bienestar. Lo que sentimos cuando comemos, tenemos sexo, tenemos amigos, hacemos deportes, es decir activan el núcleo “accumbens” que actúa como un haz luminoso, importante para la sobrevivencia y que genera millones de conexiones y de sinapsis con 2 objetivos: el primero aprender cómo hemos logrado comer y el segundo poder comer todos los días. Con lo que conseguimos refuerzos que nos ayudan a repetir la conducta. En este sentido, las drogas imitan los refuerzos naturales. La cocaína, por ejemplo aumenta la Dopamina a un nivel brutal y se repite y se repite, al grado de olvidarse de comer, que estar con una pareja, amigos, familia.
Las drogas actúan sobre diversas áreas del cerebro, nos dice Lucia, como la corteza prefrontal o la amígdala, áreas del cerebro que nos ayudan a balancear los beneficios y riesgos. La droga modifica estos núcleos, con lo que toda la percepción y pensamiento del adicto está sometida a ella, en el cerebro de los que tienen propensión. El 80 por ciento bebe alcohol y no se hace adicto. Solo el 20 por ciento de la población es vulnerable. Lo que sucede con el cerebro adicto es que no existe una transición entre el consumo social con amigos y el consumo habitual. Las personas con está problemática modifican su comportamiento y lo hacen un hábito que ya no necesitan ni pensar. Se hace automático. Los científicos especialistas en adicciones están estudiando para lograr encontrar un tratamiento que pueda ayudar a nivel neurológico a este tipo de cerebros.
Por otro lado nos encontramos con un panorama en el que 3 millones de estadounidenses son adictos (de acuerdo a datos de la OMS) a los opioides: morfina, fentanilo, oxitocina, heroína…Drogas de las que la mayoría ya no sale. Y nos preguntamos cómo es que ocurre precisamente en Estados Unidos de Norteamérica que es supuestamente ejemplo de abundancia económica y al que muchos corren desesperados. Sin embargo algo definitivamente no está bien en esas economías donde el capitalismo salvaje es el sistema que recorre el mundo y que impacta con la idea del sueño americano…Lugar que ha normalizado que las amas de casa y los jubilados fumen marihuana (por decir lo menos) y que en cada fiesta de los jóvenes corra todo tipo de estupefaciente. Quizá algo se pudre debajo de las alfombras de sus mansiones, de su enfermiza competencia y de los jóvenes que echan de casa a penas cumplir los 16 ó 18 años. Quizá el individualismo que pregonan como libertario, no es tan libre y requiere de contención familiar. De más abrazos (perdón que me ponga sentimental)
Algo no está bien en los países desarrollados, cuando uno de los más poderosos del mundo, es el que va a la cabeza de las adicciones, y cuando las adicciones y los problemas que se generan a su alrededor son los principales problemas de salud. De hecho en E.U han llevado al Congreso la crisis de opioides con rango de epidemia.
La clave para avanzar en la neurociencia de las adicciones es comprender que las adicciones son una enfermedad mental, que merecen ser estudiadas y comprendidas; así como diseñar terapias para ellas. A nivel de políticas sanitarias.
Por ello señalan los especialistas. Asumir en el mundo que la adicción a las drogas es una enfermedad cambiaría nuestra percepción y los sistemas sanitarios no solo podrían tratar el asunto si no prevenirlo y hablarlo no como un tabú, sino tratarlo y actuar con mayor libertad. Diagnosticarlo a tiempo.
Tener una adicción, es un estigma, que no solo te señala, si no que te aparta de la sociedad, y es más nos dice Maté y Lucia: si lo tienes vas a intentar ocultarlo, no decirlo a nadie…Solo lo sabrá tu dealers o los yonquis con los que te drogas. En una espiral de cada vez mayor sufrimiento físico y mental.
En conclusión debemos entender que el triángulo entre el individuo, la sociedad y la enfermedad es muy estrecho. Y remató con algo que viene a dar al traste con lo aprendido en la cultura popular. “Querer no siempre es poder” Washton y Boundy. Este libro nos muestra por qué ciertas personas son más vulnerables que otras (mente adictiva, que tiene una disminución de la dopamina) y lo difícil y complejo al enfrentar el mundo de las adicciones. Y porque no es una cuestión solo de voluntad y sí de una bomba explosiva en el que las carencias afectivas, violencias vividas, abusos de toda índole y negligencia. Así como un contexto que promueve la adicción y aterrizar en ese mundo de dolor en que entran los adictos precisamente queriéndose liberarse del mismo.
Mientras tanto la adicción a las drogas, se extiende por las calles. En los rincones, miles de personas sufren por la adicción a las sustancias inyectadas, inhaladas y enfrentan las consecuencias en un ciclo imparable de sufrimiento. Los invito a reflexionar y cambiar el enfoque de las grandes mafias y organizaciones que promueven la droga. Mejor paremos y volteemos a ver al adicto, no como lo peor de la sociedad, si no como un ser humano que tiene por lo general ya cuando ha tocado fondo, (vínculos rotos). Uno de cada 11 se recupera, recordemos que no hablamos solo de adicciones, si no de infancias rotas. Niños que crecieron con el peso de terribles abusos. Con heridas emocionales que nunca fueron curadas, y si a eso le agregamos el factor psicosocial y neurofisiológico, nos enfrentaremos a un panorama aterrador.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios