¡Kenia López Rabadán se destapa para 2030!

Por: Ricardo Sevilla

Sin propuestas, pero con mucho escándalo, ésa es la estrategia de la actual presidenta de la Cámara de Diputados. Con una trayectoria política y un historial de ausencias y baja productividad, Kenia López Rabadán podría ser la candidata presidencial de la oposición para 2030.

Sin embargo, hay muchas cosas que preocupan.

El Sistema de Información Legislativa (SIL), por ejemplo, revela un patrón preocupante en la carrera de la actual presidenta de la Cámara de Diputados. Durante su tiempo como senadora, López Rabadán acumuló un total de 177 faltas en ambas legislaturas (LXIV y LXV). Esta cifra no es menor, ya que representa una inasistencia en casi 1 de cada 5 votaciones.

En la LXIV Legislatura (2018-2021), faltó a 69 de 467 votaciones.

Y eso no fue todo.

En la LXV Legislatura (2021-2024), las ausencias aumentaron a 108 de 742 votaciones.

Pero, más allá de la asistencia, su productividad legislativa también ha sido objeto de escrutinio.

Los datos del SIL indican que sus contribuciones han sido mínimas. En sus dos periodos como senadora, López Rabadán presentó un total de 29 iniciativas, pero ninguna de ellas logró ser aprobada y convertirse en ley.

DISCURSO RACISTA

El discurso de odio hacia comunidades indígenas y jóvenes, como se observó en sus declaraciones sobre la presidenta de la Conapred y su crítica a estudiantes universitarios, ha sido la estrategia de Kenia López Rabadán para capitalizar la división social y movilizar a su base de seguidores.

Ahora bien, este tipo de discurso, lejos de ser un incidente aislado, se ha convertido en una táctica política para descalificar al adversario y mantener la atención mediática.

Infelizmente, en un contexto tan polarizado donde la política, en el peor de los casos, se percibe como un espectáculo, la confrontación y el escándalo son más rentables que el trabajo legislativo. Esto explica por qué un político con una contribución mínima, como López Rabadán, puede ascender a posiciones de poder.

Y aunque es cierto que el nuevo cargo de López Rabadán la coloca en una posición importante para contender para la gobernabilidad del país, también es cierto que su pasado de confrontación y su bajo historial de consenso contrastan con la necesidad de diálogo y coordinación entre los poderes y los gobiernos estatales.

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