Cuando vi los videos promocionales de un documental sobre el caso Cassez-Vallarta, inspirado en la novela de Jorge Volpi, no supe qué pensar. El orden de las fuentes era extraño: ¿Una serie-documental basada en una novela que, a su vez, tenía como base una historia “real” ampliamente documentada? Me pareció una locura.
Pero vi la serie.
Sobre el caso en sí mismo no me dio mayor información de la que ya conocía, tanto por la prensa, como por reportajes. En específico el de Héctor de Mauleón, “La verdad secuestrada”, publicado en la revista Nexos, hace ya varios años, y que tras su lectura quedé asqueada. No por la narrativa de Mauleón, no, esa es valiosa, sino por el hecho de que algo así se hiciera en este México querido. Así que la serie me volvió a provocar náuseas, aunque repito, no por la serie en sí, sino por los hechos.
Y sí, la justicia penal en nuestro país es de vergüenza ajena, desde hace décadas y en periodos neoliberales, pero es indudable que el desastre de la seguridad ciudadana comenzó con esos personajes que se retratan tanto en el libro como en la serie. Respecto a la serie-documental “El caso Cassez-Vallarta”, está muy bien lograda. Me pareció una muy buena producción: la historia está bien contada, esto es, que la narrativa atrapa, la edición es también buena, la musicalización y la mezcla de los diversos recursos narrativos da un buen resultado.
La recomiendo, siempre que tengan a la mano una bolsa de plástico, pues es posible que, como yo, sientan un profundo asco. Repugnancia por esos personajes que son reales y viven tranquilamente, tras haber llevado al país a un abismo de violencia del que no hemos podido salir.
El hecho de nombrar a García Luna como secretario de Seguridad Pública después de que la AFI –de la cual era todavía director– había sido ya disuelta por su corrupción, por sus nexos con el narcotráfico y por sus abusos, peca de inocente. Y más cuando el funcionario ya había admitido en televisión abierta que la detención de Cassez y Vallarta había tenido lugar ¡antes de que se mostrara “en vivo” en el noticiario de Loret de Mola!
Es que no hace sentido.
A menos que, como lo expresa Nicolás Sarcozy –el expresidente francés– en el documental: García Luna tenía más poder que Calderón. Y lo envolvió en su tela de relaciones, corruptelas… En una tela de araña.
Pero, ¿en qué momento García Luna se hizo de tanto poder?, ¿por qué se lo permitieron? ¿Absolutamente nadie se dio cuenta de ello?
Y para rematar: una parte importante de la sociedad afirma que Netflix tiene un acuerdo socialista, con tal de no reconocer la responsabilidad de Calderón y su gabinete en el caso. ¿Estamos tan poco acostumbrados a la libre expresión?
La buena noticia es que hoy, en el Gobierno de la 4T se hace justicia ante estos personajes que montaron un escenario mediático ante el caso Cassez-Vallarta.
La justicia llega, tarde o temprano, pero siempre llega.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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