La designación de Omar García Harfuch como próximo Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana por la presidenta electa Claudia Sheinbaum ha generado un intenso debate en México. Esta decisión, lejos de ser rutinaria, marca un momento decisivo para el futuro de la seguridad en nuestro país.
García Harfuch no es un novato en el ámbito de la seguridad. La experiencia que acumuló como jefe de la policía capitalina y su sobrevivencia a un atentado del crimen organizado en 2020 le confieren un conocimiento profundo de los desafíos que enfrenta México. Esta trayectoria podría ser la mejor aliada en la titánica tarea que se tiene por delante.
Sus defensores resaltan la probada experiencia operativa que este tiene y su familiaridad con el entramado institucional, elementos que podrían acelerar las necesarias reformas en el sistema de seguridad. Además, los resultados positivos durante su gestión en la Ciudad de México no pueden ignorarse.
Sin embargo, su nombramiento no está exento de controversias. Las acusaciones no probadas sobre presuntos vínculos con el crimen organizado, así como el caso Ayotzinapa, son una sombra que podría minar su credibilidad. Existe también el temor de que su formación policial incline la balanza hacia estrategias reactivas, relegando el enfoque preventivo que muchos expertos consideran fundamental.
El éxito de García Harfuch dependerá no solo de su capacidad operativa, sino de la habilidad para implementar una estrategia integral que vaya más allá del enfoque policial tradicional. Deberá abordar problemas estructurales como la corrupción y la impunidad, trabajar en coordinación con otras dependencias y, primordialmente, ganarse la confianza ciudadana.
Es importante recordar que la seguridad en México es un desafío complejo que requiere soluciones multifacéticas. La estrategia a largo plazo del presidente Andrés Manuel López Obrador, centrada en programas sociales como “Jóvenes Construyendo el Futuro”, busca abordar las raíces de la inseguridad: la falta de oportunidades y la desigualdad social. Este enfoque, aunque genera impaciencia en un país sediento de resultados inmediatos, reconoce que las soluciones duraderas raramente son instantáneas.
Como sociedad, nuestra responsabilidad es mantener una postura vigilante y crítica. Debemos exigir resultados concretos, pero también reconocer los avances cuando se produzcan. La seguridad no es solo responsabilidad del gobierno, sino un esfuerzo colectivo que requiere la participación activa de todos los mexicanos.
El nombramiento de García Harfuch es una apuesta arriesgada con potencial tanto para el éxito como para el fracaso. Solo el tiempo dirá si esta decisión marca un punto de inflexión positivo en la lucha por la seguridad en México. Mientras tanto, mantengamos los ojos bien abiertos y la mente crítica, pero constructiva. El futuro de nuestra seguridad está en juego, y todos tenemos un papel que desempeñar en la construcción de un México más seguro y justo.
El sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido marcado por grandes desafíos en materia de seguridad. Si bien se han logrado avances en algunos frentes, persisten pendientes críticos que demandan atención urgente.
El próximo gobierno heredará tantos logros como pendientes en esta materia. El reto será construir sobre lo positivo, corregir lo que no ha funcionado y desarrollar estrategias innovadoras para enfrentar un problema que sigue afectando profundamente el bienestar y el desarrollo de México.
ENGRANE #1.
Que la “4T” no sucumba ante la soberbia y la arrogancia. Rafael Barajas, estas características no tienen cabida en un proyecto que se precia de ser democrático y popular. La fuerza del movimiento está en su capacidad de escuchar, de adaptarse y de mantener vivo el diálogo con el pueblo que le dio vida. Solo así podrá cumplir con la promesa de una verdadera transformación para México. El llamado a escuchar las opiniones “correctas, necesarias y oportunas” no debe interpretarse como una amenaza, o traición, sino como un acto de lealtad al espíritu original del movimiento. La crítica constructiva, lejos de debilitar, fortalece, no hay dueños de la verdad absoluta. Decir que se quiere desviar la atención con el tema Sergio Mayer nos hace reflexionar sobre si algunos personajes aún mantienen la idea de que el pueblo es ingenuo o que no tiene la capacidad para expresar ideas o emitir opiniones.
ENGRANE #2.
Urge depuración de personajes impresentables. Un movimiento que aspira a transformar el país debe ser capaz de mirarse al espejo, reconocer sus fallas y tomar medidas decisivas para corregirlas. La verdadera fuerza no radica en la negación de los problemas, sino en la capacidad de enfrentarlos y resolverlos. Sumar por sumar nunca ha sido una buena estrategia, sobre todo cuando se tienen antecedentes claros tales como las traiciones en la legislatura saliente. Hay algo de razón en lo que sostiene Gerardo Fernández Noroña, no se puede premiar a los mal portados y castigar a los que siempre han estado en las malas y en las peores.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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