La Guardia Costera y la Marina de Estados Unidos confiscaron el buque Skipper frente a la costa de Venezuela, en un operativo que refuerza la presión de Washington sobre Nicolás Maduro y sus redes de exportación de crudo.
El gobierno de Estados Unidos anunció la incautación de un buque petrolero venezolano, identificado como Skipper, frente a las costas de Venezuela, en una operación liderada por la Guardia Costera con apoyo de la Marina estadounidense. El presidente Donald Trump calificó la embarcación como “el más grande jamás incautado” y aseguró que la medida responde a razones de seguridad, aunque sin detallar los argumentos específicos.
Según funcionarios estadounidenses, el Skipper transportaba alrededor de 2 millones de barriles de crudo pesado, de los cuales la mitad pertenecía a un importador estatal cubano. La embarcación se dirigía presuntamente a Cuba y estaba involucrada en una red sancionada por Washington por su participación en la exportación de crudo a organizaciones consideradas terroristas. La operación incluyó el desembarco de marinos desde helicópteros del portaviones Gerald Ford, y las imágenes publicadas muestran a la Guardia Costera asegurando la nave con armas desenfundadas.
El uso de fuerzas estadounidenses para confiscar un buque mercante marca un hecho inusual y refuerza la campaña de Washington contra Nicolás Maduro, incluyendo sanciones y operaciones navales para frenar el tráfico ilícito de petróleo. La acción generó una leve alza en los precios del crudo WTI, que cerraron en 58.46 dólares por barril.

El Skipper navegaba bajo bandera falsa de Guyana, que ya anunció acciones legales por el uso no autorizado de su insignia. Este operativo forma parte de un esquema más amplio de EUA para interrumpir redes de crudo sancionado, que implican intermediarios, empresas fachada y “petroleros fantasmas” que alteran sistemas de rastreo para evadir control internacional.
Antes de la incautación, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, instó a la desescalada entre Estados Unidos y Venezuela, subrayando los riesgos de un conflicto directo en la región del Caribe.
La presidenta Claudia Sheinbaum se pronunció al respecto y expresó que todo presidente o presidenta debe guiarse por los principios políticos de intervención extranjera que vienen en la Constitución de cada país.

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