La Junta de Gobierno del Banco de México programa reuniones con frecuencia para discutir las actualizaciones económicas del país y del mundo, y de esta manera tomar decisiones en torno a políticas monetarias.
Por lo anterior, el 10 de julio del 2025 se concretó uno de estos encuentros, con motivo de la decisión de política monetaria anunciada el 26 de junio del año en curso, y las cláusulas fueron desalentadoras.
En primer lugar, el anuncio de política monetaria del Banxico de junio redactó así: “Se estima que durante el segundo trimestre de 2025 la actividad económica global se habría expandido a un ritmo similar al observado en el trimestre anterior. Ante el entorno de tensiones comerciales, se anticipa una desaceleración económica mundial y de Estados Unidos para este año y el próximo respecto de 2024“.
Tales declaraciones se dan en un contexto geopolítico complicado. Es fundamental comprender que los movimientos económicos —como la disminución en tasas de interés, el incremento de la inflación y otros— son proporcionales a las decisiones político económicas internas y externas a México. Por ejemplo, influye la política comercial de Estados Unidos y el desequilibrio en las variables macroeconómicas de México.
En consecuencia, la última minuta de Banxico acuñó una cláusula con la siguiente leyenda: “Algunos prevén que la debilidad de la actividad económica prevalezca durante el horizonte de pronóstico. Uno externó que para 2025 se anticipa un estancamiento o incluso una ligera contracción“.
Sin embargo, en el documento también se consignó que, aunque son negativas las actualizaciones, dicho “estacionamiento” económico no alcanzaría a generar una recesión económica que debilite lo suficiente la demanda agregada.

Comentarios