Estados Unidos alcanzó un récord en junio con 209 vuelos de deportación, el mayor número desde 2020, tras un aumento del 54% respecto al promedio de seis meses. Este incremento coincide con el impulso de la administración Trump para acelerar las detenciones y deportaciones, apoyado por un presupuesto histórico para inmigración aprobado recientemente.
Los vuelos se han diversificado, enviando deportados a más países, aunque Guatemala, Honduras y El Salvador reciben más de la mitad. Mientras tanto, las deportaciones internas dentro de EE.UU. también crecieron un 65%, reflejando la complejidad de mantener a más de 100 mil migrantes detenidos.

El uso de aviones militares para deportaciones aumentó, siendo más costoso y con menor capacidad, y continúan traslados desde y hacia la base de Guantánamo. Las deportaciones a México disminuyeron vía aérea pero aumentaron por tierra, con la reubicación de albergues mexicanos más alejados de la frontera.
Thomas Cartwright, activista que monitorea estos vuelos, destaca la opacidad del sistema migratorio estadounidense y la importancia de su trabajo para dar visibilidad a las personas afectadas. El aumento en deportaciones se prevé continúe con el respaldo del nuevo presupuesto y cambios legales recientes.
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