Miles de militantes en MORENA cuestionaron una y otra vez que se abriera el partido a todo lo que supusiera rentabilidad electoral, algunas ficticias y otras de verdadero peso sí, pero con su gran dosis de desprestigio. Así pasó en varias entidades para no decir que en todas aunque no se exageraría. En la CDMX por ejemplo, se permitió la entrada a una diputada panista “de cuyo nombre prefiero no acordarme”; en el senado a Corral; en Yucatán a Ramírez Marín; ahhh, y qué decir de Eruviel. O sea, por todos lados (y quien sabe bajo qué tipo de “acuerdo”) se ensanchó la puerta partidista para personajes de malísima reputación mientras que a verdaderos liderazgos apenas y se les dejó una ventanita entreabierta. Y bueno, las consecuencias de esa pésima decisión tardaron muy poco en aparecer. Por cierto, la realidad es que entre los mencionados, las siglas que permitieron el acceso corresponden al Verde, pero, por supuesto que pasaron por la “aprobación” de Mario Delgado.
Pero bueno, de lo que pasa ahora con las andanadas de los morenistas, digamos que no es algo que no se sepa o no se prevea, así que la indignación para los de abajo del movimiento, lejos estará de encontrar su punto más álgido pues, a como van las cosas, la rebelión morenista comienza hoy a tomar forma en distintos lados y seguramente arrojará un enorme bloque cargado de resentimiento que no tendrá espacio para el diálogo por más que la crítica sea constructiva y, en cambio, se enfrentará al menosprecio acostumbrado por los cacicazgos del partido que secuestran cada vez más al movimiento.
Dicho lo anterior y precisamente hablando de cacicazgos ¿Para quién puede resultar una sorpresa que la gobernadora de Campeche ande nombrando a impresentables en su gabinete? Ni modo que se crea que no sabe sus andares en esos temas de la corrupción, o que le haya faltado tacto, ya no digamos prudencia. ¡No! Sansores callará ante la crítica o probablemente se aviente una larga justificación, pero lo cierto es que su actuar no hace más que contribuir a la indignación de los verdaderos promotores de la transformación a quienes no les queda mayor remedio que aguantar esta y otras groserías de la gobernadora.
Es que siendo serios, es todo un despropósito que se realicen estas ofensas por todos lados, pero la cuestión aquí y de mayor valor sería saber qué piensa Claudia Sheinbaum, que en una de esas y apelando a toda congruencia, también opte en algún momento por endurecer la crítica a MORENA como lo hizo López Obrador en su momento. Hacerlo en estos tiempos donde lo importante es consolidar el proceso de transformación, bien le vendría al movimiento en general más que al propio partido.
Las cosas así en MORENA no fueron producto de la casualidad, los responsables están más que identificados, entonces de nada serviría cambiar la dirigencia si la purga no alcanza a quienes van generando un lastre del que todos hablan pero del que nadie se quiere hacer cargo. Y digo que nadie se quiere hacer cargo porque en la mesa de los acuerdos todo fue complacencia para unos cuantos durante el proceso electoral anterior, mientras que por debajo de la misma mesa, las tibias patadas no rebasaban una simple descalificación pero nadie, ni Citlalli Hernández, fue capaz de evidenciar estas anomalías, aun cuando las sabía.
Por eso la insistencia en que hay más movimiento que partido con todo y que se llenen plazas a reventar como el domingo, y, aunque este sea la única vía por el momento en la que se encuentre cause (aunque casi nulo), lo real es que su descomposición irá despertando la idea de muchos de alejarse para dejar un hueco que pronto es llenado por algún opositor sin que nadie haga algo al respecto, cuando menos por parte de los que pudieran hacerlo desde ya.
Muchos movimientos se han ido al carajo por culpa de liderazgos, pero este movimiento no puede seguir siendo rehén de nadie, pero por lo pronto, pareciera que solo desde Palacio Nacional se puede tener autoridad para poner orden. Qué pena.
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