Ricardo Salinas Pliego, el controvertido empresario y fundador de TV Azteca, ha instado a la ciudadanía a no participar en la elección judicial del próximo 1 de junio. A través de su cuenta de X, descalificó el proceso como una “farsa” y un “golpe de Estado”. Sin embargo, su propia trayectoria como evasor fiscal y usurero pone en entredicho su credibilidad y moralidad.

El empresario, que ha acumulado una fortuna considerable, critica abiertamente a Morena por lo que él considera una destrucción del país. Sin embargo, su propio historial de elusión de impuestos y prácticas empresariales depredadoras lo convierte en un claro ejemplo de hipocresía. Salinas Pliego se presenta como un defensor de la dignidad, pero su retórica carece de peso cuando se enfrenta a su conducta cuestionable.
En un evento en la Universidad de la Libertad, Salinas Pliego argumentó que participar en estas elecciones equivaldría a validar un fraude. Afirmó que Morena obtuvo sus votos mediante sobornos y amenazas. Sin embargo, la cuestión es cómo puede criticar la corrupción cuando su propio imperio se ha construido sobre prácticas que minan la ética empresarial.
“Yo creo que NO debemos participar en esto por dignidad”, declaró, pero su llamado parece más un intento de manipulación que un acto genuino de defensa democrática. La falta de coherencia entre sus palabras y sus acciones es asombrosa.
La hipocresía de Salinas Pliego hace eco en un país que busca justicia y transparencia. Si realmente quisiera defender la dignidad y la ética, debería comenzar por asumir la responsabilidad de sus propias acciones.
Los ciudadanos merecen líderes auténticos, no aquellos que utilizan su influencia para desviar la atención de sus propios abusos.

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