“Cuenta usted en estos momentos y siempre con el decidido apoyo del sector empresarial” dijo Francisco Cervantes a Claudia Sheinbaum apenas hace un par de días en Palacio Nacional durante la reunión con empresarios convocada por la mandataria para analizar el tema arancelario y los resultados de su llamada con el mandatario de la Unión Americana. El presidente del Consejo Coordinador Empresarial, o sea, la cúpula del sector privado reafirmó con esa frase el respaldo que había externado a la presidencia de la república tras las declaraciones de Mr. Trump y todo parece indicar que se trata de una postura sincera y no de una simple declaración. De hecho, el propio encuentro refleja que se ha generado un pacto de unidad de este sector con el gobierno de nuestro país dejando entrever que las posiciones partirán del interés general sin descuidar los propios, algo así como equilibrar la balanza en aquello de la legalidad.
Esta relación que va consolidando al gobierno federal con los empresarios frente a la política de Trump merece todo un análisis porque no es cosa menor, en mi opinión marcará un hito en la historia de nuestro país para bien. Como antecedente, hace un par de semanas decíamos en este espacio que con la llegada de Trump había más cosas de qué ocuparse que de las cuáles preocuparse, o bien que serían más las oportunidades para México sobre las cosas a las que se pudiera temer. ¿Por qué? Pues sencillamente porque el sector empresarial como principal afectado de las medidas arancelarias terminaría por estrechar de alguna forma su relación con el gobierno de Sheinbaum y eso a la postre, no solo permitiría hacer frente común, sino que adicionalmente podría sentar las bases para que se priorizara un modelo de crecimiento y desarrollo que priorizara lo local mejorando las condiciones laborales. Aunado a lo anterior, este nuevo modelo capaz de blindarse apoyado en la protección social ya enraizada por el gobierno federal a modo de tener una relación con Estados Unidos más justa en el terreno económico también fortalecería (como sucedió el martes) al principal liderazgo político de este país, que no solo conduce sus destinos, sino que además carga a cuestas con un movimiento plural que se configura como principal fuerza política. Dicha fortaleza, habrá que expresar con claridad, no es que sugiera la desaparición de otras fuerzas con ideologías completamente distintas, sino que desafía las existentes que prefieren regresar a los tiempos en que la sumisión se convertía en la principal característica frente a Estados Unidos.
También como dijimos hace un par de semanas, no hay que restar importancia a las maniobras de Mr. Trump, solo hay que ponerlas en su justa dimensión, hay que ocuparse; pero también hay que reconocer que esta pausa arancelaria no es cualquier cosa, por más que acá en México inunden las redes diciendo lo contrario, se trata de establecer nuevas reglas que tengas puntos clave en las negociaciones de ambos lados pues a Estados Unidos le conviene más el amigo cercano que el enemigo más cercano. Quizá leyendo entre líneas se pueda comprender por qué señala Claudia Sheinbaum que la relación comercial (digna, agregaría yo) fortalece a América del Norte frente a otras regiones del Mundo.
En fin, está por verse un mes interesante donde el avance del plan México puede dar muchas sorpresas positivas sin que nos libremos de los discursos simpáticos del presidente Trump pues seguirán siendo el pan de cada día. Pero, si a cada declaración responderemos con una acción como hasta ahora y mantenemos la unidad, la evidencia arrojará que frente a Estados Unidos hay más oportunidades en esta etapa que cosas por preocuparse.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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