El gobierno de Estados Unidos se encuentra en proceso de establecer dos nuevas zonas militares en su frontera con México, según informes de The New York Times. Esta decisión se enmarca dentro de una estrategia más amplia relacionada con las políticas migratorias del país.

El despliegue de más de 600 militares en la frontera busca frenar el cruce de migrantes hacia territorio estadounidense. Aunque el gobierno justifica esta medida como una forma de fortalecer la seguridad nacional, muchos cuestionan si la militarización es la solución adecuada para abordar la migración.
Las nuevas bases militares se ubicarán en puntos estratégicos a lo largo de la frontera. Desde abril de 2025, se ha observado un aumento en la presencia militar en la zona, lo que genera preocupación entre defensores de los derechos humanos.
Además, Estados Unidos ha establecido una franja de tierra de 60 pies de ancho a lo largo de 200 millas de la frontera entre Nuevo México y México. Este desarrollo pone de relieve una tendencia preocupante hacia la militarización en lugar de buscar soluciones más humanitarias y efectivas para la migración.
La creación de estas zonas militares podría, en lugar de resolver problemas, intensificar la tensión en la frontera. La comunidad internacional observa con atención cómo Estados Unidos maneja esta situación compleja.

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